14 "Editado"

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Merida

Me separo de Erik con decisión y queriendo salir de ese trance en el que había entrado solo con mirarle a los ojos. Le doy la espalda y voy hacia la barra para rellenar mi copa e intentar coger fuerzas para lo próximo que voy a hacer. Tamborileo con mis dedos sobre el mármol de forma nerviosa mientras espero a que mi compañero me ponga una nueva bebida. Miro hacia un lado y a otro sin saber como empezar ni como ganar, sin tener idea de como voy a conseguir cinco números.

-¿Qué tal va tu cumpleaños?- dice Jackson sacándome de mis pensamientos y dejando mi Ginebra con limón delante de mí. Vuelvo mi vista hacia él y se me ocurre una idea.

-Bien, muy bien.- le contesto con una sonrisa intentando parecer coqueta.- Una cosa. ¿Me das tu número?. Somos compañeros y podemos ayudarnos por si queremos cambiarnos el turno de algún sábado.- le digo como excusa para que no piense que quiero repetir lo que pasó hace unos meses. Me dedica una sonrisa de medio lado dándome a entender que él cree que estoy ligando otra vez.

-Claro.- me lo apunto en una nota en el móvil y le sonrío. Me giro sobre mi propio pie mientras le doy un sorbo a mi bebida y examino el lugar en busca de mis amigas para que me puedan ayudar, que no las encuentro, o de algún muchacho al que pueda ir y pedirle el número de teléfono y conseguirlo igual de fácil que el primero.

Comienzo a andar y me dirijo a la otra barra que está más cerca de la puerta para que Jackson no vea que se lo estoy pidiendo a todo el mundo. Solo me faltaría que piense que estoy desesperada. Por el camino veo a Erik que está hablando con un grupo de chicas muy animadamente. Con lo nerviosa que estoy yo y lo relajado que se le ve a él, como si lo hiciera todos los días del año. Como no me espabile me va a ganar por goleada, porque veo como todas las muchachas con las que habla, le prestan atención y prácticamente se les está cayendo la baba. Y es normal, no las culpo. Erik es un chico muy atractivo, cerca de los treinta años pero que desprende experiencia y masculinidad por cada poro de su piel. Su mirada y su sonrisa esconde muchas promesas excitantes. Hasta yo caería como una tonta ante sus juegos si no tuviera un pasado a mi espalda que es el que me ha explicado como son verdaderamente los tíos.

Desvío mi mirada de ellos porque me he quedado embobada mirando cada uno de sus movimientos. Agradezco que no me haya visto y no se haya dado cuenta de que le estaba repasando de arriba a abajo. Sigo andando hasta la barra e intento concentrarme en lo que realmente importa, ganar a ese chulito que ha tenido el valor de retarme.

Nada más apoyarme en el mármol, un muchacho se me acerca. Podría tener tres años menos que yo, pero si consigo lo que quiero, realmente me da igual la edad que tenga. Hablamos durante un buen rato y no veo el mejor momento para pedirle el teléfono. Me siento como una cualquiera, como si estuviera desesperada por irme con alguien esta noche a la cama.

-¿Me das tu número?- me pregunta cuando termina de contarme algo a lo que dejé de prestarle atención hace tiempo. Vuelvo a nuestra conversación y veo el momento perfecto para lo que me proponía.

-Dame el tuyo y esta semana te llamo para quedar.- y saco mi móvil para apuntarlo.

-Genial.- en cuanto me lo da, lo apunto debajo del de Jackson.

-Voy un momento al servicio.- le digo como excusa para largarme de ahí mientras me guardo el teléfono de nuevo en el bolso.

-Vale, ahora nos vemos.- me dice pero yo ya me he dado la vuelta y no le contesto. A ese tío no le voy a volver a ver en mi vida.

Entro en el servicio para hacer más verídica mi pequeña mentira y espero varios minutos para volver a salir. No quiero volver a encontrármelo. Era un chico simpático, pero a la vez muy pesado con su monotema. Prácticamente nuestra conversación era un monologo por parte de él, y no tengo muchas ganas de que vuelva a marearme y empiece a dolerme la cabeza. Salgo de los servicios en cuanto me canso de perder tiempo a propósito y cuando creo que ya he pasado suficiente tiempo de pie. En cuanto atravieso la puerta me encuentro con Erik que está apoyado en una de las paredes del pasillo.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETAWhere stories live. Discover now