22 "Editado"

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Erik

Se que ha sido arriesgado. Que podía cagarla en un momento con Mérida. Pero quería que se diera cuenta de que realmente siente algo por mi como yo por ella. 

No me gustó nada como nos despedimos esta mañana en su casa. Da igual las veces que me dijera que no somos nada y que no quiere nada conmigo, solo mirándole la cara sabia que yo le gustaba. Aunque ella insistiera en que no. Podía mentirse a ella misma, pero esta mañana he visto la batalla en sus ojos sobre lo que desea hacer y lo que debe hacer. Esa discusión constante que tiene en su cabeza. Por eso he tirado de mi mejor baza, los celos. Si no me demostraba nada en el pub es que realmente yo me estaba volviendo loco por ella y solo yo. Pero vi en su rostro que si que le afectaba. Y me daban ganas de ir a abrazarla y hacerla reír, para que me enseñara esa sonrisa que protagoniza mis sueños mas húmedos. Con esta ultima frase no quiero decir que solo esté interesada en ella sexualmente. Pero no quiero repetir que me tiene loco su boca, su pelo, sus ojos y toda ella. Sobre todo después de la noche que hemos pasado juntos, perdidos cada uno en el cuerpo del otro. Ahora deseo recorrerme toda su anatomía a besos sin dejarme ningún trozo de piel por descubrir. 

La chica de esta noche no me interesaba para nada. Pero tenia que conseguir lo que me proponía. Que Mérida se diera cuenta de que, aunque ella no quiera, estoy en su cabeza como ella está en la mía. Y lo conseguí.

Preferimos no coger un taxi para no esperar mas y nos vamos andando las 3 manzanas hasta mi casa. En cada callejón, cada portal, la cojo del brazo y la meto para poder seguir besandole. No puedo parar. Es como si todas estas horas que no nos hemos visto, que no nos hemos tocado, mi cuerpo la llamara con una intensidad que se me escapa de las manos. La aprisiono en cada pared que encuentro y saqueo su boca como si me faltara el aire. Y lo que mas me pone es su entrega. Hace que no quiera parar nunca. Su lengua busca la mía en cuanto abro mi boca y yo gustoso se la doy. Nos devoramos mutuamente importándonos una mierda que estemos en una calle publica y que cualquier persona que pase se pueda fijar en nosotros, pero es que ahora mismo mi cerebro solo piensa en una cosa, y toda la cordura que quedaba en mi cuerpo se ha esfumado en el primer beso que nos hemos dado. 

Demasiado pronto para mi gusto, pone una mano en mi pecho y me para, se separa de mí y yo no puedo evitar mirar sus labios y sentirme orgulloso por lo hinchados que los lleva.

-Tranquilo machote. Como sigamos así nunca vamos a llegar a tu casa.- y me dedica una sonrisa de las que me gustan.

-Eres tu la que me estas provocando.- le digo con mi sonrisa mas sensual que tengo. O eso creo yo. Ella suelta una carcajada y comienza a andar sin soltarme y tirando de mi mano. Sus dedos me acarician la piel y esa sensación cálida me gusta, consiguiendo que se me hinche el pecho. No puedo evitar mirar su espalda y, para no mentir, su trasero y la manera que tiene de moverse con cada paso que da. Me quedo embobado cuando se gira y me pilla en lo que estoy observando con un sonrisa coqueta en sus labios, sabiendo perfectamente lo que su bamboleo produce en mí. En ese momento me doy cuenta de que estoy completamente perdido.

Llegamos a mi piso en silencio. Ella se queda callada mientras mira cada rincón de mi casa con atención. Intento tranquilizarme, calmar a mis manos y a mis ganas de quitarle la ropa y poder hundirme en ella como hice anoche. Mientras ella observa la puerta que da al comedor, la otra que da a la cocina, yo voy dejando las llaves, la cartera y todo lo que me he encontrado por los bolsillos de los pantalones encima del recibido pero sin quitarle un ojo a ella.

-¿Te gusta?.- le pregunto.

-Si. Es muy de chicos.

-Es para reafirmar mi masculinidad.- le digo en broma consiguiendo que ella se ría.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETAWhere stories live. Discover now