8 "Editado" *

3.4K 343 5
                                    


Mérida

A las cuatro y media de la madrugada termino mi jornada laboral al salir el último cliente del lugar por tener que cerrar. Menos mal que esta noche no me toca limpiar a mí, porque estoy molida y deseando acurrucarme en mi cama para dormir hasta que mi cuerpo me duela de estar todo el día echada. Recojo mis cosas y me acerco a Izan para darle un beso de despedida.

-¿Te vas tú sola a casa?- me pregunta mientras termina de colocar todos los vasos de tubo en las estanterías.

-Si, cogeré un taxi.- le digo mientras miro en el interior de mi bolso que estén todas mis cosas y no me deje nada.

-Yo te acompañaría pero me ha dicho Javier que si me iba a tomarme una copa con él.- y sube y baja las cejas un par de veces con cara juguetona.

-Que suerte pichón.- digo dándole un beso en la mejilla. Sé a lo que se refiere, sexo, sexo y más sexo, por si no había quedado claro.- Bueno pues pasatelo muy bien. Nos vemos esta semana.

-Si. Descansa.

Salgo a la puerta y me coloco en la parada de taxis que hay en frente. A estas horas ya no hay mucha gente por la calle, casi todo el mundo está en busca de un nuevo local que aún siga abierto, pero otros siguen por aquí. Parejas que se esconden en los portales para besarse y meterse mano, otras que se van ya a casa, grupos de amigos que no tienen muy claro cual es el siguiente plan, y gente como yo que acaba de salir de trabajar de los muchos garitos que componen esta calle.

Me enchufo un cigarro para hacer tiempo a que un taxi aparezca y casi se me cae de la boca por la sorpresa al colocarse Erik al lado mío tan repentinamente. Creía que se había ido ya al no verlo aparecer más por mi barra, pero parece que ha aguantado hasta el cierre. No me mira ni me dice nada, solo observa un punto fijo en la acera de enfrente con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón casi haciendo como que yo  no existo.

-¿Qué quieres?- le pregunto incómoda por el silencio e incrédula porque no haya dicho cualquier broma o estupidez de las que siempre dice. Sigue mirando al frente mientras me contesta.

-Nada, esperando un taxi.- y se encoge de hombros tan tranquilo. Miro su rostro con una ceja levantada, comprobando si va borracho o no. No sé lo que habrá bebido, pero si ha tomado mucho el cabrón lo oculta muy bien.

-Vale... - digo con cautela por la situación tan rara que estamos teniendo.

Volvemos a quedarnos en silencio y decido hacer como que no está al igual que él está haciendo conmigo. Miro mi móvil para hacer tiempo mientras me termino el cigarro y un taxi aparca en frente de nosotros. Erik hace me hace una señal con la mano para que lo coja yo sorprendiendome otra vez. 

-Gracias.- le contesto sin obtener respuesta.

Entro en el coche y me acomodo en mi asiento, y antes de que pueda abrir la boca e indicarle al conductor mi dirección, Erik vuelve a hacer acto de presencia y se sienta al lado mío como si no pasara nada. 

-¿Qué haces?- le pregunto sin poder creer lo que estoy viendo. ¿A que esta jugando?

-Compartir taxi.- me responde tranquilamente y con indiferencia mientras mira al conductor que nos está observando por el espejo retrovisor seguramente por si tiene que intervenir y echar a un muchacho que ha decidido por su cuenta compartir la carrera.

Me quedo sin saber qué contestar, sorprendida por su silencio y exasperada por su comportamiento, pero decido que me da igual todo lo que hace este chico para no darle el gusto de que sepa que me está poniendo nerviosa y le doy mi dirección al taxista para que se ponga en marcha y deje de subir tanto el taxímetro mientras está parado, porque si es por la actitud de Erik, este señor se puede hacer rico gracias a nosotros.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora