15 "Editado"

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Merida

Me despierto con un dolor de cabeza que creo que me va a estallar de un momento a otro. Unos pinchazos en mis sienes me indican que anoche me pasé con el alcohol. Pienso en todo lo ocurrido la noche anterior y de la última hora no me acuerdo mucho. ¿Donde estoy? Abro un poco los ojos y la poca luz que entra por mi ventana me hace daño en ellos, los vuelvo a cerrar con fuerza queriendo que se acostumbren al sol que me está dando los buenos días desde la calle. Madre mía. ¿Cómo llegué a mi casa? ¿Qué hora es?. Me froto los ojos con las manos queriendo quitarme ese mal estar general que siente mi cuerpo. La boca la tengo seca y creo que de un momento a otro me tendré que amputar los pies por el dolor que siento en ellos y me está matando. Intento incorporarme, colocando mis codos sobre el colchón, pero nada más hacerlo, la habitación empieza a darme vueltas y mi estomago da un vuelco. Vuelvo a tumbarme y cierro los ojos deseando que esta resaca desaparezca. Intento volver a dormir, pero mi mente parece que tiene otra idea. No paro de pensar en todo lo que pasó anoche, en cómo perdí contra Erik, la facilidad que él tuvo de conseguir los números de teléfono y en lo patética que tendría que parecer yo al ir por ahí pidiéndolos sin ton ni son.

Cansándome de dar tantas vueltas entre las sabanas, me levanto dándome por vencida porque no voy a conseguir que me vuelva a dormir. Mientras voy a la cocina busca en mi mente lo último que recuerdo de ayer y lo único que se me viene a la cabeza es cuando Erik me ganó, nos tomamos algo al final en la barra y después que me empecé a encontrar mal. Madre mía, tengo que ponerme un filtro a la hora de beber cuando salga un sábado por la noche.

Me pongo las manos en la cara con vergüenza por lo de anoche. Que espectáculo le debí de dar  a Erik y le tengo que pedir perdón a la vez que agradecerle que me haya traído a mi casa sana y salva. Si me llega a pillar sola no sé lo que habría pasada. Me merezco un premio a la chica más irresponsable del año.

Entro en la cocina arrastrando los pies en busca de un buen vaso de agua fría y de un ibuprofeno para disipar el dolor de cabeza. Miro la nevera y me percato de que hay una nueva nota que antes no estaba. Mi corazón se acelera en cuanto veo de quien es.

"Buenos días.
Espero que no te hayas levantado con mucho dolor de cabeza aunque anoche tenías muy mala cara.
Creo que me debes algo ya que gané la apuesta. Así que vístete que te recojo a las 7  de la tarde para nuestra cita.

Erik."

Abro mucho los ojos cuando termino de leerla. ¿¿Cita?? ¿¿A las 7??. Miro el reloj  del horno y veo que aún son las 3 de la tarde. Miro hacia abajo y veo que aún llevo la misma ropa que anoche, pero ahora con los pies descalzos. Al menos Erik tuvo la decencia de no desnudarme. Giro mi rostro hacia el comedor y veo todo el desastre que dejamos ayer. Mi mesa está llena de botes de cerveza vacías, botellas de alcohol y de mezcla con mucho menos que la mitad, el suelo lleno de restos de comida y de colillas que se ve que no tuvimos tiempo de apagar los cigarros en los ceniceros. Tengo que dejar de organizar fiestas en mi casa porque luego la limpieza siempre me toca a mí. 

Me hago una comida rápida que engullo como si fuera el mejor alimento del mundo para mi mal estar. Limpio todo corriendo, me ducho para eliminar todos los restos de maquillaje y a las siete menos cuarto estoy arreglada, vestida y... nerviosa, para que engañar. Espero en la cocina mientras me fumo un cigarro para hacer tiempo hasta que llegue la hora. Miro mi móvil, distrayéndome con cualquier cosa e intentando no pensar en lo que voy a hacer ahora.

Llevo tiempo sin ser partidaria de las citas. Me convencí de que no quería tener ninguna más y que no quería saber nada más de los tíos si eso acarreaba tener algo serio. La confianza se esfumó de mi cuerpo en el momento en que mi último novio me traicionó y me quedó muy claro de que no podía esperar nada más de los hombres que un simple polvo por diversión. Y aun que me joda romper mi regla de nada de citas, a esta no puedo decirle que no ya que él ganó y yo soy una chica de palabra.  Aun que muy en el fondo, una pequeña parte de mí esté nerviosa por la expectación de lo que pueda pasar hoy. Un timbre me saca de mis pensamientos y sé que ha llegado la hora. Doy un suspiro, recogiendo toda la tranquilidad del mundo en esa bocanada de aire, y antes de salir de mi casa me miro por última vez en el espejo y me voy.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora