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Merida

Siento un sabor amargo en la boca del estomago cuando Erik cierra la puerta detrás de él. No me ha gustado que se lo tomara tan bien, que no le haya importado que le dijera que esto no se iba a volver a repetir. No me ha gustado su manera de decirme "muy bien" ni el modo en que se ha encogido de hombros como si no le importara en absoluto. Una vez más, era la única que se estaba haciendo ilusiones con esto, aun que mi conciencia por que me puedan hacer daño no me deje tranquila. 

Tengo que recomponerme, volver a como estaba antes de conocer a Erik. No puede ser que en apenas unas semanas un chico haya casi conseguido trastocarme todo. He bajado demasiado la guardia cuando debería haber sido como con todos los demás hombres. Me he dejado llevar por lo que siente mi cuerpo y mi corazón se ha visto un poco involucrado también y no debería ser así. Si a él le ha parecido correcto que no nos volviéramos a ver, a mi me lo tiene que parecer aún más. 


***


Mientras estoy trabajando intento distraerme y olvidarme de todo lo que ha pasado con Erik, no puedo permitir que derribe todos los muros que he ido creando a lo largo de estos 3 años para que en un momento, él los derrumbe solo con su presencia. A si que decidida a hacerlo, trabajo duro y me mantengo ocupada sirviendo copas a todos los que se acercan al lado de mi barra. No me permito pensar ni un minuto en lo que pasó anoche ni en lo que ha pasado esta mañana. Cobro a clientes, sirvo, repongo bebidas, me muevo de un lado al otro de la barra sintiéndome mejor cada minuto que pasa conmigo misma y me relajo intentando disfrutar de mi trabajo. Tener de compañero a Izan también ayuda mucho, ya que, gracias a sus ocurrencias me río abiertamente cada dos por tres.  Cada chico mono que se acercaba a pedirle la consumición, él venia a mi y me decía que acababa de encontrar al tío que le pondría mirando "pa cuenca". El tiempo se hace más a meno gracias a él y me vuelvo a sentir yo con cada minuto que pasa. Hasta que lo veo entrar.

Erik, con sus amigos, cruzan la puerta como si fueran los reyes de la fiesta. Sabiendo que son atractivos y que mas de una se dará la vuelta para verles pasar. Miran el lugar como diciendo "ahora si, que empiece la fiesta". No puedo parar de preguntarme si habrá venido por mi, y un calorcillo en el estomago me afirma que, si fuera cierto lo que pienso, me encantaría que fuese así. Sé que me ha visto. Nuestros ojos se han encontrado en una milésima de segundo pero enseguida la ha apartado y le ha dicho algo a su amigo en la oreja para hacerse oír por el sonido alto de la música. Yo dejo de mirarlo y me pongo nerviosa esperando a que se acerque a la barra en la que estoy yo y me salude. Pero no lo hace. Él y sus amigos se dirigen a la barra que hay al principio del pub. 

Espero, espero y espero pero no se acerca. Sigue pidiendo sus copas en las otras dos barras, pero nunca en la mía y eso, muy a mi pesar, me cabrea aun que no deba tener motivos ya que fui yo la que le dijo adiós y muy buenas después de acostarnos. Pero ese enfado no es nada comparado con lo que siento cuando se le acerca una tía y empieza a hablar con él. Unos pequeños celos llaman a mi puerta y tengo que desviar la vista y concentrarme otra vez en mi trabajo porque me había quedado más de la cuenta mirándole. Intento evitar desviar mis ojos a su posición pero a los minutos sin poder controlar a mis celos lo hago para conseguir que mi cabreo aumente al verlos charlar animadamente y riéndose por algo que ha dicho alguno de los dos. Sigo sirviendo a los clientes pero no puedo apartar mi vista de ellos. Observo como ella le toca el brazo coquetamente y como él le aparta un mechón de pelo de la cara para ponérselo detrás de la oreja. Rabia, siento rabia en estos momentos y que soy estúpida a más no poder por haber sentido una pequeña ilusión anoche cuando nos acostamos de que él podría ser diferente. Coloco los dos combinados que me habían pedido dos muchachas encima de la barra y lo hago con un poco más de fuerza de lo normal por el cabreo monumental que llevo conmigo misma y con Erik. Vale tengo que empezar a tranquilizarme.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETAWhere stories live. Discover now