Capítulo 3 Milán

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 Lexa ojeó la agenda donde venían los números de todos los departamentos. La leche, ahí había un montón, aun estando en orden alfabético le costó encontrar recursos humanos, pero que ahí no acababa la encrucijada, había por lo menos cinco números diferentes para ese departamento ¿a cuál llamaba?:

- Lexa, lo necesito para hoy.

Metió prisa Clarke, la morena irritada:

- Dame chance que es mi primer día.

Alex esbozó una carcajada:

- Déjalo- dijo al final la rubia malhumorada- ya lo hago yo- miró a su amiga- ¿Ves lo que te quiero decir? Obstinada. Soy su jefa y le da igual contestarme de mala manera.

- Costia lleva años trabajando para ti.

Dijo Alex cogiendo el marco de una foto, en esa foto salía Clarke sonriente y abrazando a dos niños pequeños, igual de rubios que ella. Clarke le quitó la foto y la puso en su sitio:

- No la voy a despedir, tan solo la ascenderé para que se despegue de Lexa.

- De todo el mundo te has ido a encaprichar de una que tiene pareja- aspira fuertemente- huele a vainilla por todos los poros de su piel- negó con la cabeza- demasiado tradicional, no te va a funcionar.

- Eso ya lo veremos.

Costia estuvo de un departamento a otro. La señora Griffin le hizo entrega de unas invitaciones para un evento que haría en su casa. Podía hacer lo mismo que todo el mundo que hacía una fiesta, enviarlo por correo electrónico, pero no, Clarke Griffin prefería métodos más tradicionales. Los pies la estaban matando con esos zapatos de Jimmy Choo tan caros, pero eran tan bonitos, tacón de aguja color negro y beige, puntas de color negro y con una banda dorada, aunque no eran los más idóneos para estar de arriba para abajo corriendo de una punta a otra, en esos instantes entendía porque Lexa los aborrecía.

Clarke Griffin la llamó pidiendo que fuera al departamento de recursos humanos a por unos documentos. Quería ser optimista y pensar que se trataría de otra cosa, pero temía que fuese el despido de Lexa. En el ascensor se sintió tentada a mirar, pero hasta el momento había luchado para ser aparentemente la perfecta trabajadora. Quedaba esperar para saber de qué se trataba, si realmente despedían a Lexa o no, quizás era otra cosa y se estaba comiendo la cabeza por nada:

- Señora Vause- dijo Costia al entrar al despacho de Griffin- aquí tiene los documentos que pidió- dejó la carpeta encima del escritorio- señora Griffin

- Gracias, Costia.

Costia salió del despacho. Alex siguió con la mirada a la asistente y observó cómo se escondía junto a la ojiverde detrás del mostrador. Clarke no desconfiaba de sus empleados, bueno, era una maniática y aun así comprobó que todo estuviera en regla:

- Costia da más el pego a lo que buscas- se mordió el labio inferior- ¿Nunca te ha atraído? Es muy atractiva.

- Prometería mucho si no fuera tan puritana.

Cerró la carpeta y lo dejó sobre el escritorio. Alex se levantó y se encamino hacia la puerta:

- Tú eras igual o mucho peor cuando te conocí- alzó una ceja- Conoces nuestro mundo Clarke, no tienes voz ni boto con tu rol.

- Me corrompiste de la peor manera- esbozó una sonrisa, sabía a lo que se refería- para eso te tengo a ti, me ayudarás en Nueva York- miró de reojo al mostrador y bajó la voz- le seguirás instruyendo cuando regresemos.

Alex esbozó una sonrisa llena de malicia. Cierto Alex Vause no era el mejor ejemplo para seguir, sino todo lo contrario, era otro demonio y mucho más peligroso que la propia Griffin. Miró fugazmente dirección a donde estaban las otras dos chicas cuchicheando. Bueno, ya que Clarke intentaba jugar igual de duro que ella queriendo corromper a un cachorrillo como era Lexa:

El diablo viste de Rojo (Clexa AU) (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora