Capítulo 19

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Respondió Reyes pasando su brazo por encima de los hombros de Lexa. Anya animada por la idea fue detrás del mostrador y también abrazó por los hombros a la ojiverde, en un principio ambas parecían correctas hasta que comenzaron a hablarle de las fiestas que podían montar juntas, Lexa dibujó media sonrisa, porque le recordaban a su antigua compañera de universidad. Todo eran risas y alegría hasta que un carraspeó heló la sangre de las tres, con temor miraron al frente. Ahí estaba Clarke que las miraba con cara de buldog encabronado, más a las chicas que acaparaban a Lexa como si no hubiera otra cosa que hacer en la empresa:

– Reyes ¿así es como trabaja? – dijo con voz elevada– aquí no se viene de cháchara y lo mismo va para usted Lindgren– y tú ¿qué haces que no estés en tu puesto?

Dijo con furia mirando a Lexa. Joder sí que se tomaba muy enserio con su papel de zorra:

– Lo sentimos señora Griffin.

Se disculpó Anya saliendo detrás del mostrador y marchándose a cubrir su puesto de trabajo. Lexa sonrió a Raven y se dirigió hasta los ascensores acompañada de la endemoniada de su jefa, porque no veía a ninguna parte a la Clarke que conoció en el viaje. Por suerte no subió nadie más en el elevador, por lo que Clarke se relajó solo un poco:

– Me llamó Octavia– comenzó a decir la rubia sin mirar a la ojiverde– me ha pedido su regreso mañana, al parecer ha habido un problema personal.

– ¿Cuál? – se pasó la mano por el pelo– joder si aún no he sacado las cosas de casa, ni encontrado piso, bueno Raven y Anya me han ofrecido una habitación.

Parecía que hablaba más para sí misma que para la rubia, que le miraba con extrañeza:

– No hay ningún problema con un par de llamadas, tienes piso y a alguien que te saque las cosas.

– ¿Con que dinero cachonda?

– No olvides donde estamos Lexa– dijo con seriedad– aquí soy la señora Griffin.

La vaquera forzó una sonrisa y repitió la pregunta:

– ¿Con qué dinero? Satanás endemoniado.

Clarke puso los ojos en blanco, obviamente Lexa no la llamaría así en público, pero estaban solas, no iba a lamerle el culo, en el sentido figurado, porque seguro que si Clarke se lo pidiese de manera literal capaz sería de hacerlo:

– Con el mío, sabes que puedo permitirme comprar o alquilar unos cuantos pisos

– Gracias, pero no.

Rechazó Lexa mientras salía del ascensor. Era como si ese edificio fuera el epicentro de toda la negatividad. Clarke la siguió y se apoyó en el mostrador de Lexa, a veces la vaquera conseguía irritarla hasta el punto de generarle ardores de estómago ¿cómo podía ser tan cabezota?:

– ¿Por qué no?

– Clarke, aunque no lo parezca tengo mi orgullo y no quiero sentirme tan inútil como para que me tengas de mantenida– torció el gesto– A demás ¿qué dirán si se enteran de que me mantienes?

– Me importa una mierda lo que opinen de mi mis lacayos. Lexa, tan solo quiero ayudarte– dijo con voz sosegada– ¿qué hay de malo? – puso los ojos en blanco– está bien y si te lo presto y me lo vas devolviendo poco a poco.

Lexa iba a contestar cuando sonó el teléfono:

– Despacho de la señora Griffin, le atiende la señorita Woods ¿en qué puedo ayudarle? – alzó una ceja y miró a Clarke– Alex Vause está abajo.

Clarke suspiró, aunque por culpa de sus apuestas absurdas con Alex por casi pierde a Lexa, le debía mucho no podía darle la espalda así como así:

– Que suba.

El diablo viste de Rojo (Clexa AU) (G!P)Where stories live. Discover now