Capítulo 9

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Cuando salió del baño se encontró con Clarke levantada y con el kimono puesto. Había amontonado la ropa de Lexa a un lado de la cama y encima de las prendas estaba la llave de su habitación, también tenía el sombrero junto al montón, dándole a entender que lo rechazaba, Lexa no dijo nada y optó por hacerse la sueca, pero algo la decía en su interior que algo no iba bien, Clarke parecía haber levantado su armadura y sacado los cuernos de diablesa:

– Ve a tu habitación y cámbiate, nos vamos a cenar.

Ordenó con su voz salida del averno, Lexa frunció el ceño, aquella mañana había estado tan bien con Clarke, que se le olvidó por completo de que, en realidad, esa mujer era su jefa. ¿La habían dado una mala noticia? o ¿había hecho mal? sin replicar, comenzó a vestirse, maldiciendo los cambios de humor de esa rubia. Recordó el trato que hicieron el primer día que llegaron a Los Ángeles. Lexa le demostraba como se divertía y Clarke haría lo propio esa noche:

– Me dijiste que ibas a enseñarme tu forma tan poco convencional de divertirte– decía mientras se abrochaba la camisa– ¿debo ir vestida de alguna forma especial?

Clarke se le quedó mirando, se le había olvidado ese detalle:

– Ve como quieras, he cambiado de opinión.

Lexa miró con el ceño fruncido a Clarke, cuanta frialdad había en sus palabras:

– ¿He hecho algo o dicho algo que te haya molestado? Clarke.

Ya no podía seguir ignorando ese hecho de que a la rubia la pasaba algo y si no le había molestado algo que hubiera hecho, fuese lo que fuese, lo estaba pagando con ella y eso era injusto:

– ¿Qué?

Preguntó distraída mientras miraba el móvil o hacía que miraba los correos. Lexa bordeó la cama hasta donde estaba Clarke y le agarró del mentón para que le mirara fijamente:

– ¿Qué pasa?

– Nada– dijo tirando el móvil encima de la cama– una de las modelos que iba a ser imagen de Division Models ha decidido echarse para atrás.

Lexa dibujó media sonrisa y le acarició reconfortadoramente, para que no se preocupara demasiado:

– Hay chicas de sobra que sueñan con ser modelos.

Clarke se apartó:

– Pero yo quería a esa...

– Clarke– la interrumpió a la vez que se acercaba y la rodeaba con los brazos– un día, solo te pido un día y te olvides de todo eso– le hablaba con dulzura y por un momento Clarke pareció relajarse– delega, tienes empleados que se desviven por complacer a la diabólica señora Griffin.

Clarke tenía una enorme capacidad para manipular a Lexa, con la ojiverde causaba casi el mismo efecto y digo casi, ya que Lexa estaba tratando de borrar la cara de seta que tenía la rubia en esos instantes. Clarke curvó la comisura de sus labios y acabó devolviendo el abrazo:

– A veces me dices unas cosas tan bonitas.

Dijo con ironía la ojiazul:

– A ti no– dijo con tono jocoso mientras le mecía entre sus brazos– recuerda que aquí eres Clarke– ladeó la cabeza pensativa– digamos que aquí eres Gizmo– la besó en la punta de la nariz– y de puertas para afuera la mayoría del tiempo eres un desagradable Gremlin.

Clarke carcajeó con ironía, apretó los labios y sin previo aviso le pellizcó fuertemente un pezón a la ojiverde, que empezó a retorcerse, entre sonidos quejumbrosos:

– ¿Decías?

– Vale, vale– agarró la muñeca de la rubia, que seguía retorciendo el pezón– eres puro encanto.

El diablo viste de Rojo (Clexa AU) (G!P)Where stories live. Discover now