Capítulo 16

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El paseo "turístico" acabó junto a un árbol, en la corteza había un corazón tallado con los nombres "Finn y Clarke". No hubo llantos por parte de la ojiazul, más bien rio entre dientes y rebuscó en sus bolsillos algo para marcar el árbol, al final terminó usando un manojo de llaves, tachó el nombre de Clarke y un poco por encima del nombre de Finn puso en letras grandes Fuck You Finn:

– Ah– comentó Lexa– muy maduro por tu parte.

Las bromas acabaron cuando Clarke bajó la mirada, estaba dando la espalda a la morena así que no veía la expresión de dolor que tenía Clarke, se puso de cuclillas y tocó las marcas, algunas tenían una A otras más bajas tenían una E al lado. Puede que la rubia no lo supiera, pero había noches en las que resultaba ser muy charlatana cuando dormía, la E le descuadraba a Lexa, pero A... solo había que sumar dos más dos y no, no son siete como decía Fran Perea:

– Alexander.

Susurró Lexa más para sí misma que para Clarke, ésta le miró con el ceño fruncido aun así no la dijo nada y volvió a mirar las marcas, de nuevo esa sensación de ahogarse y la presión en su cuello:

– Alexander y Emer, ya viste que en mi cuerpo llevo la marca de su existencia– se levantó y miró tensa a Lexa– sin embargo tendrás que conformarte con ese detalle, es otro capítulo de mi vida del que aún no estoy lista para hablar.

Flashback

Dos años de universidad, un auténtico suplició, Finn ya terminaba su carrera y menos mal, en un principio se le dio fatal estudiar, hasta que encontró su verdadera vocación, la arquitectura, encima tenía buenas salidas laborales y si trabajaba duro, hasta podían ganar mucho dinero, lo cierto es que lo necesitaban mucho. También que Finn tuviese un poco más de tiempo libre daba algún respiro a Clarke, entre los estudios, el trabajo por horas en una cafetería y en los cuidados de Alexander terminaba exhausta, había hasta adelgazado, claro todo el mundo la daba la enhorabuena, como si antes hubiera estado obesa, cosa que no era así y la crispaba un poco, porque no adelgazó porque así se lo propusiese, lo hizo por estrés, a ese paso terminaría cayendo enferma de verdad.

También hacían dos años de casados, no había tiempo para cenas románticas, ni ir a ver las estrellas, el romanticismo en la pareja estaba ahogada con tanto estrés. Bueno un polvo rápido en el coche detrás del establecimiento daba. Ya habían llegado al post coito cuando Finn comenzó a hacer cosquillas y pedorretas en el cuello de la chica:

– Pero como me pones con ese olor a fritanga.

Dijo con voz ronca mientras inhalaba de manera exagerada:

– cuanto romanticismo– se quitó de encima y buscó su ropa interior por el suelo del vehículo– me voy antes de que llegue tarde.

– Clarke.

Dijo Finn con voz aterrada y sosteniendo en sus manos el preservativo que se había puesto:

– ¿Qué?

Preguntó distraída mientras que se ponía las bragas en ese diminuto coche, odiaba hacerlo en el coche, no veía la hora en que pudieran irse a vivir a una casa con Alexander. Finn alzó un poco la mano le enseñó el preservativo:

– Está roto.

– ¿QUÉ?

Gritó Clarke, como si le hubiera dado la peor noticia que pudiese recibir. Efectivamente, estaba roto. Clarke se llevó las manos a la cabeza, durante dos años habían puesto especial cuidado en esas cosas, lo de Alexander fueron las ansias de adolescente de hacerlo por primera vez, pero después bien que fueron consecuentes ¿Cómo narices se rompió? Ni que Finn fuera Nacho Vidal y sus espermatozoides los de Superman:

El diablo viste de Rojo (Clexa AU) (G!P)Where stories live. Discover now