1

1.2K 135 23
                                    

Abro los ojos lentamente, siento un fuerte dolor en la cabeza mientras miró todo alrededor de mi. Estoy en un hospital, ¿Como se supone que llegue aquí?

Me levanto exaltado al recordar lo que paso con Carlos, el pobre está poseído por Progenito, yo no lo puedo ayudar. Algunas lágrimas caen por mis mejillas, trató de limpiarlas al ver que la puerta de la habitación se abre.

—¡Daniel! —la enfermera Kinney se acerca a mi.

—Enfermera, ¿Que hace aquí? —le preguntó confundido.

Ella ve unas hojas que se encuentran junto a mi, puedo notar que las lee muy detenidamente.

—Daniel... Tuviste un accidente, ¿Lo recuerdas?

La observó por algunos segundos, recuerdo todo y claramente no fue accidente, no se qué mentiras le habrá dicho Progenito. Asiento con la cabeza, indicando que si recuerdo todo.

—De lo sorprendido que estabas, caíste inconsciente y por desgracia golpeaste tu cabeza con la mesa, pero lo importante es que estas bien.

Sonrió un poco, toco mi cabeza y rápido noto que tengo una venda alrededor de esta, recuerdo como Carlos poseído por Progenito me golpeo contra la pared, yo caí al suelo perdiendo rápidamente el conocimiento.

—¿Como esta Carlos? —le preguntó a la enfermera Kinney, mientras me pongo de pie.

—El esta bien, un poco asustado pero bien, muy bien —añade ella para luego dirigirse a la puerta y salir.

Caminó lentamente por la habitación, me acercó a la puerta y me dispongo a abrirla, un pequeño ruido proveniente de abajo de la camilla hace que de vuelta asustado.

—¿Qué quieres de mi? Ya me quitaste todo —le comentó, mientras caminó lentamente a la camilla.

Me agachó y miró debajo de la camilla, mi respiración se acelera al ver a Progenito, el me empuja y yo llegó hasta la pared, donde me quedo sentado por algunos segundos.

—Tu sabes que quiero de ti, no descansaré hasta lograrlo, te quite a tu familia, te quite a Luis, Jack, Diego, Grace, también te puedo quitar la vida.

La puerta de la habitación se abre y con ella Progenito se esfuma rápidamente, veo que Martha entra y rápido me ayuda a ponerme de pie.

—¿Qué te pasó?, ¿Por qué estás en el suelo? —Martha grita asustada.

La miró con una pequeña sonrisa en el rostro, para después darle un fuerte abrazo. Martha es la chica que se encarga de cuidarnos en el orfanato, es muy linda y amigable con todos.

—Sólo caí, no hay nada de qué preocuparnos —le digo sonriendo.

Ella me toma de la mano y los dos juntos salimos por la puerta, yo volteo brevemente hacia atrás, Progenito me observa desde abajo de la camilla.

***

Miró por la ventana de mi habitación en el orfanato, veo a algunos niños correr de un lado a otro, haciendo cosas de niños normales. Puedo notar un auto que se ha detenido fuera del orfanato, veo que tres personas salen de el y se dirigen a la entrada.

Comienzo a escuchar gritos por parte de los niños, yo salgo corriendo de mi habitación, bajó las escaleras de prisa y me coloco junto a todos los niños. Las tres personas entran por la puerta principal y nuestro deber es saludarlos.

—¡Buenas tardes! —gritamos todos los niños al mismo tiempo.

La familia conformada por mamá, papá y un hijo nos responden el saludo muy amablemente. Ellos recorren el lugar viendo detenidamente a los bebés y niños.

Veo que Martha se acerca a ellos y comienzan a platicar, yo caminó hacia las escaleras pues no me gusta salir mucho de mi habitación, sabiendo que nadie me adoptará, jamás volveré a tener una familia, jamás volveré a ser feliz.

Abro la puerta de mi habitación y me recuesto en la cama, lo único que quiero es tomar el sueño y poder soñar con mi vida, como antes solía serlo, antes de la llegada de Progenito. Antes de poder tomar el sueño, alguien toca la puerta fuertemente, yo me pongo de pie y caminó a ella. La abro y veo a Martha con una sonrisa en el rostro.

—¡Daniel! —sonríe Martha observándome.

Una pequeña sonrisa se dibuja en mi, al ver a la familia que ha llegado fuera de mi habitación, eso quiere decir que tengo una oportunidad de ser adoptado.

—¡Hola, soy Daniel Foster! Mucho gusto —tiendo mi mano para saludar a la familia.

—Mucho gusto Daniel, mi nombre es Isabel, el es Mauricio y nuestro hijo es Tony, venimos aquí en busca de un nuevo hermano para Tony, ¿Podemos platicar contigo?

Quisiera gritar de lo emocionado que estoy, pero creo que me vería como un tonto y esta gran familia no me adoptaría. Volteo y veo a Martha, ella asiente con la cabeza, mientras sonríe.

—Claro, pasen —añado lleno de felicidad, pero a la vez lleno de angustia.

Rápido tomó asiento en mi cama, Isabel y Mauricio toman asiento en un pequeño sillón junto a mi cama, Tony simplemente camina por toda la habitación.

—¿Como estas? —pregunta Isabel observándome fijamente.

—Muy bien —le respondo sin pensarlo.

Ellos comienzan a hablar, yo los escucho muy atento, luego se acerca Tony y todos comenzamos a platicar como una familia. 

Después de algunas horas de estar platicando Isabel y Mauricio se alejan hacia Martha, yo miro fijamente a Tony, creo que será un gran hermano.

—¡Tony, tenemos que irnos! —agrega Isabel saliendo de mi habitación, Tony corre hacia sus papás y así es como se alejan dejándome aquí sin adoptarme.

Unas inmensas ganas de llorar se apoderan de mi, Martha se acerca y me da un fuerte y cariñoso abrazo.

—Tranquilo Daniel, ya verás que te adoptarán —Martha dice, mientras sigue abrazándome.

—No, nadie me adoptará nunca, jamás volveré a tener una familia, jamás —le digo separándome de ella.

Le doy empujones hasta que la sacó de mi habitación, cierro la puerta fuertemente y me tiró al suelo a comenzar a llorar.

—Daniel, abre la puerta.

—No Martha, déjame solo, no quiero hablar con nadie —susurró, cerrando los ojos y recordando a Carlos.

Escucho pasos, Martha alejándose de mi habitación, dejándome solo por fin. Escucho más pasos, pero esta vez dentro de la habitación. Abro los ojos y veo a Progenito riéndose de mí, en mi cara, las lágrimas no dejan de caer por mis mejillas.

—¿Que quieres? —le gritó, mientras intento darle un empujón. Sólo que lo traspasó y caigo al suelo de golpe, mientras él continúa riéndose de mí.

—Estoy aquí para ver tu dolor, sabes que es lo que más me gusta, ver dolor en los demás —Progenito comenta, caminando hacia mi.

Me tiende su mano, yo niego con la cabeza y me alejo de el, trato de correr a la puerta, pero él se interpone impidiendomelo.

—No permitiré que seas feliz, parece que no será tan difícil.

Progenito menciona, para luego esfumarse, yo tan sólo me recuesto sobre el frío suelo de mi habitación, abrazando mis rodillas recordando claramente las crueles palabras de Progenito.


..........

Hola mis queridos lectores, espero les haya gustado el capítulo, voten, comenten y compartan se los agradecería mucho. ¡¡¡Hasta la próxima!!!

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Where stories live. Discover now