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Me encuentro en la escuela, mientras miró fijamente todo a mi alrededor, no puedo dejar de pensar en lo que dijo la enfermera Kinney, de seguro ella piensa que mis nuevos padres me golpean, pero eso no es verdad.

—¡Daniel! —comenta la maestra junto a mi.

—¿Si? —le digo sin dejar de ver mis alrededores.

—El timbre ha sonado, ¿No piensas salir al recreo? —pregunta ella confundida.

—Claro que si, es sólo que estaba distraído —me pongo de pie y caminó a la puerta.

Observó a todos lados, logro ver a Tony, Nadia y Ángel sentados en una banca, apresuró el paso hasta que llegó a ellos.

—¿Dónde está Grace? —les preguntó tratando de sonreír.

—Allá viene —comenta Ángel, señalando detrás de mi.

Todos al igual que yo fijamos nuestras miradas en Grace, quien se acerca a nosotros con una gran sonrisa marcada en el rostro.

—¿Qué pasa Grace?, ¿Por qué tan sonriente? —pregunta Nadia dándole un abrazo.

Grace toma asiento, ella se ve realmente feliz, tal vez nos tenga una noticia buena que logre alegrarme el día.

—Ni siquiera se como decirles, estoy tan emocionada —agrega Grace comenzando a reír.

—Dinos y ya, nosotros te decimos si es motivo para ponerte así —Tony la observa con seriedad.

—Esta bien —Grace respira hondo y deja de sonreír—. Iremos a una excursión.

Todos en la banca abrimos los ojos del asombro, por un momento siento felicidad, pero no logro creer eso ya que hace dos años no hacen excursiones en esta escuela, debido a un accidente que hubo la última vez.

—Grace no juegues con eso, tu sabes cuanto nos gustaría ir, pero las excursiones están canceladas —le digo angustiado.

—Es verdad, tarde que temprano les llegara la noticia —añade Grace sonriendo, luego se pone de pie y se aleja de nosotros.

Volteo a verlos a todos, los veo tan felices por lo que ha dicho Grace, pero no lo creeré hasta que nos diga la maestra o la directora.

El timbre que indica que el recreo termina suena y todos comienzan a correr al salón, incluido yo, llego al salón y logró notar que la maestra entra con unas hojas en las manos.

—Chicos les tengo una buena noticia —comenta, mientras coloca las hojas en su escritorio.

Por algunos segundos logró escuchar que todos en el salón gritan de la emoción, hablan y aplauden como unos tontos.

—La escuela ha decidido hacer nuevamente las excursiones, esta hoja tiene todo lo que necesitan saber, la deberán traer firmada por sus padres o tutor cuanto antes, ya que partimos en dos semanas —la maestra entrega las hojas a cada uno de los alumnos en este salón.

Las horas pasan y el timbre suena, indicando que es hora de irnos a casa, yo me dispongo a salir del salón y dirigirme al estacionamiento.

Tony y yo nos acercamos al auto de Mauricio, el conduce hacia nuestra casa, miró por la ventana, mientras escucho como Tony le cuenta sobre la excursión a Mauricio, lo escucho tan feliz.

El auto se detiene fuera de nuestro hogar, rápido noto que otro auto se encuentra fuera de ella, algo anda mal aquí. Bajamos del auto y entramos a la casa, no veo a Isabel por ningún lado.

—Cariño, hemos vuelto —agrega Mauricio en voz alta.

Los tres caminamos hasta la cocina, donde posiblemente esté Isabel preparando la comida y efectivamente, ella está ahí, pero no preparando la comida, sino sentada en una silla acompañada por la enfermera Kinney.

—Buenas tardes —la enfermera Kinney saluda.

Los tres le respondemos el saludo, estamos tan sorprendidos, en especial yo de que la enfermera Kinney está aquí.

—Niños vayan a su habitación, su padre y yo tenemos mucho que hablar con la enfermera —Isabel menciona sonriendo.

Tony y yo asentimos, mientras Mauricio camina y toma asiento junto a Isabel. Caminó hacia las escaleras, Tony camina detrás de mí.

—No pude decirle sobre la excursión, ¿Sabes por qué está aquí la enfermera? —comenta Tony antes de entrar a su habitación.

Lo miró por unos cuantos segundos, el merece saber que tal vez estamos en serios problemas todo por culpa de Progenito.

—Es mi culpa, el otro día en la consulta ella me vio unas marcas en los brazos, tal vez piensa que Isabel me estrujó o algo parecido —le digo un poco preocupado.

Tony se acerca a mí y ve mis brazos, en los cuales ya no tengo ninguna marca, tan sólo las cicatrices que me dejaron las heridas causadas por Progenito.

—Puedo decir que yo las hice, así ella deja en paz a nuestra familia —Tony me observa, yo lo veo fijamente.

Asiento con la cabeza, el entra a su habitación y yo me dispongo a entrar a la mía, en la cual rápido me topo con Progenito.

—Analiza bien lo que dirán, ya que no quiero que me descubran —él comenta enojado.

Asiento con la cabeza, mientras me alejo un poco de él, caminó hasta la ventana y veo por ella, un auto se detiene frente a nuestra casa, puedo notar que es Martha y Carlos.

—No quiero que este malentendido se haga más grande, tengo que hacer algo —me digo a mi mismo, mientras veo como Carlos y Martha se acercan a la casa.

Escuchó pasos aproximándose a mi habitación, luego alguien toca la puerta, yo rápido me acercó a abrirla.

—¿Enfermera Kinney? —digo algo sorprendido.

—Hola Daniel, busco la habitación de Tony, ¿Podrías decirme dónde está?

—Claro, es aquella —mencionó, mientras señaló la puerta de la habitación de Tony.

—Gracias —añade ella para luego alejarse.

Cierro la puerta, justo en ese momento alguien vuelve a tocar, abro la puerta y Carlos entra rápidamente a mi habitación, lleno de confusión.

—¿Sabes porque Isabel llamó a Martha? —pregunta Carlos confundido.

Asiento con la cabeza, mientras tomó asiento en mi cama, veo a Progenito aparecer detrás de Carlos.

—El día que llegaste a rescatar a Daniel de mi, le deje algunas marcas en los brazos, las cuales la enfermera vio, ella cree que sus padres nuevos lo maltratan. Supongo que Isabel necesita ayuda de tu nueva madre ­—Progenito dice para luego esfumarse.

Carlos fija su mirada en mi, yo asiento indicando que todo lo que dijo Progenito es verdad.

—Si que estas en problemas —añade Carlos frunciendo el ceño.

—Si, necesito tu ayuda, no se que hacer.

Me pongo de pie y caminó de un lado a otro por la habitación, estoy muy nervioso, quisiera saber que es lo que Tony le dice a la enfermera.

—Pobre Sam, yo tampoco aguantaría una caída desde aquí —Carlos dice, mientras ve por la ventana.

Volteo y lo veo un poco enojado, él sabe muy bien cuanto me afectó su muerte y el recordándola, me hace recordar a mi.

—No hables de ella, por favor —susurró en voz baja.

—Lo siento —añade Carlos alejándose de la ventana.

Alguien toca la puerta, volteo y veo a Carlos realmente nervioso, le hago señas de que abra la puerta y así lo hace.

—Daniel, me gustaría hablar contigo a solas —la enfermera Kinney comenta, observando a Carlos y a mi.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ