No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.

7

Abro la puerta de mi habitación, miró detenidamente todo a mi alrededor, no logro ver a Isabel y Mauricio cerca, así que prosigo con mi camino.

Toco la puerta de la habitación de Tony, él la abre casi de inmediato, entro muy de prisa y tomó asiento en su cama, el cierra la puerta y me mira con confusión en el rostro.

—¿Qué pasa Daniel? —Tony me observa un poco confundido.

Veo su rostro, en el tiene un curita, cubriendo la herida que se hizo cuando lo lance de la cama, respiró profundamente.

—Perdoname por haberte lanzado de la cama, no era mi intención que te lastimaras —lo miró por algunos segundos, hasta que observó a Progenito detrás de él.

Me pongo de pie, rápido caminó detrás de él y hago como que tomo asiento en el sofá que se encuentra ahí.

—No te preocupes, los accidentes pasan y lo que paso ayer fue uno de muchos —él sonríe levemente y me da un abrazo.

Progenito se ha esfumado, creo que comienzo a tener miedo de nuevo, Progenito quiere mi alma y no descansará hasta obtenerla. A el no le importa a quien daña, espero que mi nueva familia esté segura.

—Bueno Tony, realmente no venía a disculparme, sino a pedirte algo, claro, ¿Si tu quieres? —miró a Tony un poco nervioso, esperando su respuesta.

—¿Dime?

—Quiero ir a ver a Carlos, pero creo que Isabel no me dejará ir por lo que sucedió ayer, por eso quiero que le digas que iremos con Ángel y así ella aceptara, ¿Me harías ese favor?

Tony me observa pensativo, él se coloca sus tenis y sale de la habitación sin responderme, espero que no le diga a Isabel lo que le he dicho.

Pasan los minutos y Tony no regresa, estoy comenzado a creer que él no le dijo nada a Isabel, por lo tanto no iré a ver a Carlos, creo que ya será otro día, pero enserio quiero ir con él, decirle que tengo un plan para sacarlo de ahí y claro decir que no a la propuesta de Progenito.

La puerta de la habitación se abre y por ella entra Tony, con una sonrisa marcada en el rostro, espero que tenga buenas noticias.

—Daniel... —el me mira frunciendo el ceño—. Iremos a ver a Carlos.

Me pongo de pie emocionado y corro a darle un abrazo, él corre por su mochila y yo por la mía, creo que le llevaré algunas cosas, algún gansito, papas fritas.

Tony y yo caminamos a la puerta principal, Isabel nos espera ahí con una sonrisa en el rostro.

—Diviertanse mucho, regresen temprano —ella nos da un beso en la frente a cada uno.

Tony y yo le damos señas de adiós, mientras tomamos camino, Isabel nos dejó ir solos ya que Ángel vive algunas calles de nuestra casa, así que no fue difícil convencerla, según Tony.

Algunas lágrimas caen por mis mejillas al ver el lugar donde se suponía que debería estar mi antigua casa, sólo que fue incendiada por Progenito.

—¿Estas bien? —me pregunta Tony, volteando a verme.

Asiento con la cabeza, mientras apresuramos el paso, debemos de llegar temprano porque después de la visita a Carlos, planeó ir al orfanato a visitar a Martha.

***

Suspiró profundamente, Tony y yo caminamos hasta la puerta del centro de rehabilitación, entramos y yo rápido me acerco a la puerta donde debe estar la enfermera Kinney.

Volteo hacia atrás y veo que Tony se ha quedado sentado en las sillas de la entrada, tocó la puerta dos veces.

—¡Adelanté!

Abro la puerta y veo a la enfermera Kinney frente a mi, ella me observa realmente sorprendida y a la vez emocionada.

—Daniel qué gusto verte, ¿Vienes solo? —pregunta mirando fijamente hacia fuera de su oficina.

—Vengo con un amigo, quiero ver a Carlos, por favor, ¿Puedo? —sonrió un poco esperando la respuesta de la enfermera Kinney.

Ella asiente con la cabeza y toma mi mano, los dos caminamos por un pasillo totalmente distinto del que solía caminar cuando venía a ver a Carlos, entramos por una puerta, al parecer es la habitación de Carlos.

—Regreso en un momento, si necesitas algo solo toca este botón.

La enfermera Kinney me entrega un cuadrito con un botón en el centro, ella sale de la habitación y yo tan sólo veo a Carlos recostado sobre la cama.

—¿Carlos? —me acercó lentamente a él.

El voltea a verme, como desinteresado por verme, hasta que se pone de pie y me da un fuerte abrazo, me alegró verlo sin camisa de fuerza.

—Daniel, no sabes cuanto te extraño, ¿Qué haces aqui? —dice algo confundido.

—Vengo a decirte algo, la enfermera Kinney le ha dicho a Isabel que pronto saldrás, estuve pensando en decirle a Martha que si puede hacerse cargo de ti, ¿Qué te parece?

El me observa con una gran sonrisa en el rostro, se pone de pie y camina de un lado a otro en su habitación.

—¿Qué te parece la idea? —le vuelvo a preguntar.

—Es genial, pero ¿Tu crees que Martha quiera hacerse cargo de mi?

Carlos se encuentra confundido, pero creo que Martha si lo querrá, ya que se quedara sola después del traslado del orfanato.

—Yo creo que si, hoy iré a hablar con ella.

Carlos se acerca a mi y me da un abrazo, luego siento que me aprieta demasiado.

—Cuando pensabas decirme esto Daniel —Carlos menciona, pero rápido me doy cuenta que no es el, sino Progenito.

Me separo de él y lo miro, él se acerca a mi, luego Carlos cae al suelo y veo a Progenito de pie junto a él.

—¿Carlos estas bien? —le digo, mientras lo ayudo a levantarse.

—Daniel, tienes que irte, recuerda lo que sucedió la vez pasada, no quiero hacerte daño involuntariamente.

—¡Callate! —Progenito le da un golpe a Carlos en el rostro.

Dejo unas papas fritas en un buró que se encuentra junto a la cama de Carlos, salgo de su habitación y caminó apresuradamente hasta la oficina de la enfermera Kinney.

—Gracias por dejarme ver a Carlos, lo veo mucho mejor —le entregó el cuadrito y salgo de su oficina.

Ella se despide y yo me acerco a Tony, los dos salimos del centro de rehabilitación, ahora nos dirigimos al orfanato, hasta que veo a Progenito delante de mí.

—¿A donde crees que vas? —dice gritando.

Volteo a ver disimuladamente a Tony, él no ve a Progenito, ¿Ahora que se supone que haré? Me detengo por completo, al igual que Tony.

—¿Daniel estás bien? —pregunta Tony mirándome.

Asiento con la cabeza, mientras trato de tranquilizarme, suspiro profundamente y continuó mi camino, aun pasando a través de Progenito.

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