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Miró el techo de mi habitación, pienso en todos esos niños que murieron en el orfanato por culpa de Progenito, no puedo creer que haya sido capaz de hacer eso, simplemente no quiero creerlo, no quiero tener miedo.

Me levanto de la cama y caminó hasta la puerta, la abro y bajó las escaleras, todos parecen estar listos, hoy es un día feliz, debo estar feliz ya que hoy Carlos sale del centro de rehabilitación y se ira a casa de Martha.

Isabel, Mauricio, Tony y yo subimos al auto, observo hacia la ventana de mi habitación, esta vez Progenito no está allí observando.

El auto acelera y yo tan sólo miró por la ventana, emocionado por Carlos, es la única razón para estar feliz hoy.

—Recuerda Daniel, Carlos puede visitarte cuando quiera —Isabel menciona, observándome por el espejo retrovisor.

Yo asiento con la cabeza, sonrió levemente y miró fijamente a mi nueva familia.

El auto se detiene fuera del centro de rehabilitación, los cuatro salimos del auto y caminamos a la entrada del centro. Veo a Martha esperar ahí.

—Daniel, ¿Cómo estás? —pregunta Martha dándome un abrazo.

—Estoy feliz, ya quiero que Carlos salga de aquí, vamos.

Tomo su mano y entramos al centro de rehabilitación, Martha y yo caminamos hacia la oficina de la enfermera Kinney, mientras Isabel, Mauricio y Tony nos esperan en las sillas.

—Pasen, pasen —la enfermera Kinney abre la puerta de su oficina.

—Venimos por Carlos enfermera, él ya se ira de aquí —le digo un poco emocionado.

Ella sonríe un poco, toma asiento en su escritorio, Martha también, y yo las observo a las dos.

—Daniel, podrías ir a ver a Carlos, debe estar preparándose para irse, anda ve ayúdalo —la enfermera Kinney menciona, yo asiento con la cabeza.

Salgo de la oficina y caminó hasta la habitación de Carlos, toco la puerta y segundos tan sólo después la abre, me da un fuerte abrazo.

—No sabes cuánto espere esto Daniel, hoy me voy —agrega él, tomando asiento en su cama.

Puedo notar algunas lágrimas salir de sus ojos y resbalar por sus mejillas, caminó hasta él y me siento junto a él.

—Necesitamos hacer una nueva vida, ¿Lo sabes no? —le preguntó un poco decaído.

El asiente con la cabeza, me da un fuerte abrazo y vuelve a llorar, luego el empieza a negar con la cabeza.

—Tienes razón, necesitamos una nueva vida, una vida sin Progenito, deberías de decirle a alguien.

Lo miró fijamente, él no puede estar diciendo eso, él sabe que si dijo algo acerca de Progenito terminare en un centro de rehabilitación y yo no quiero eso.

—No puedo, él nos mataría antes de hacerlo —comentó brevemente.

Carlos y yo nos ponemos de pie rápidamente, pues Progenito nos observa desde el armario.

—¿Qué haces aquí? Deja en paz a Daniel, déjalo —Carlos grita lanzándole su mochila.

—Carlos tranquilo, no quiero que piensen que estás loco, no quiero que te dejen aquí más tiempo, tranquilo yo lidiare con él —tomó a Carlos de los hombros, él se pone de pie y camina a la puerta.

—¡Hare tu vida un infierno! —Progenito grita, para luego esfumarse.

La puerta se abre y por ella entra la enfermera Kinney y Martha. Carlos las saluda y toma su mochila.

—Es hora de irte Carlos, aquí te extrañaremos mucho —la enfermera Kinney le da un abrazo a Carlos.

—Yo también la extrañare, usted siempre me apoyo en este lugar —Carlos se separa de ella y sale por la puerta.

Todos salimos de la habitación y caminamos detrás de Carlos, él se detiene al ver a mi nueva familia.

—Hola, ¿Ustedes deben ser la nueva familia de Daniel? —Carlos tiende su mano hacia ellos.

Isabel lo saluda, al igual que Mauricio, en cambió Tony le da un abrazo enorme.

—Tenía muchas ganas de conocerte, un placer —menciona Tony sonriendo.

—Un placer Tony —comenta Carlos, formando una pequeña sonrisa en el rostro.

***

Todos entramos a mi casa, pues Carlos tendrá una fiesta de bienvenida aquí, luego se ira a casa de Martha.

Las luces se prenden y logro ver a Grace, Ángel, Sam y Nadia, mis mejores amigos. También veo a Omar, Pablo y Carmen, amigos de Tony.

—¡Chicos! —comenta Carlos sorprendido.

Sam se acerca a él, se dan un fuerte abrazo, como si no se vieran en mucho tiempo, y eso es verdad, tenían mucho tiempo que no se veían.

—¡Te extrañe mucho Carlos! —grita Sam emocionada.

Grace, Nadia y Ángel también se acercan a saludarlo, los amigos de Tony también se acercan.

Después de los saludos, todos nos colocamos alrededor de la mesa a degustar una rica comida, preparada por Isabel.

—Disfruten, en especial tu Carlos —comenta Mauricio.

Todos comenzamos a comer, Carlos plática su estancia en el centro de rehabilitación y como la enfermera Kinney lo trato súper bien.

Tony presenta a sus amigos, que por cierto yo sólo los conocía por fotos, Martha habla acerca de su vida a los días del incendió del orfanato, ella cuenta que es difícil, pero que logro encontrar trabajo y que la compañía de Carlos será muy buena.

Yo cuento como me ha ido con mi nueva familia, lo que extraño del orfanato y lo que más me gusta de esta casa.

Al terminar, Carlos y yo subimos las escaleras, pues quiero enseñarle mi habitación, abro la puerta y veo a Progenito salir de abajo de la cama.

La puerta se cierra detrás de Carlos. Él intenta abrirla, sin ningún resultado, yo tan sólo observo a Progenito quien se acerca lentamente a mí.

—¿Qué quieres de nosotros? —le preguntó asustado.

Él me toma del cuello sin responder mi pregunta, él hace presión sobre mi cuello y el aire empieza a hacerme falta.

—Carlos —balbuceo en voz baja.

Carlos intenta quitarme a Progenito, pero no puede tocarlo, caigo al suelo mareado. Veo a Progenito dirigirse a Carlos y golpearlo.

—¡No!

La puerta se abre y Progenito se esfuma, Sam aparece por la puerta, observándonos extraño.

—Daniel, qué cómodo está el suelo de tu habitación —comenta Carlos, tratando de despistar a Sam.

Yo sólo asiento, mientras me pongo de pie y tomó asiento en la cama, Sam ríe y se tira al suelo junto a Carlos, disfrutando de mi suelo.

—Es verdad, es cómodo —añade Sam sonriendo.

Suspiró profundamente, observo a Progenito enojado, mirando desde la puerta.

Carlos y Sam se ponen de pie, salen de la habitación y yo también me dispongo a salir con ellos, sólo que la puerta se cierra cuando Carlos sale de la habitación.

—¿Daniel? ¿Qué ha pasado? —pregunta Sam desde el otro lado de la puerta.

—Voy en un segundo, me cambiaré de ropa ya que me manche el pantalón de polvo.

Volteó lentamente hacia atrás, Progenito se acerca a mi enojado, realmente enojado.

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Hola mis lectores, me gustaría que votaran y comentaran ¿Qué les ha parecido el capítulo? Saludos y hasta la próxima!!

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Where stories live. Discover now