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Mi mirada está fija en una sola cosa, los enfermeros colocando a mi compañerito en una camilla y llevándoselo por la puerta del gran orfanato.

—Daniel —Martha voltea a verme—. Ve a tu cuarto, yo arreglare todo esto.

Asiento con mi cabeza, me dispongo a irme a mi habitación, comienzo a caminar, respiró profundamente y llegó hasta mi habitación.

—Daniel eres un niño muy malo, ¿Como le hiciste eso a ese pobre niño?

Progenito me empuja al suelo, yo caigo de golpe y me golpeo fuertemente la cabeza, siento que pierdo el conocimiento y mis ojos se cierran lentamente.

—Yo no soy malo, tu lo asesinaste, yo nunca haría eso —trato de levantarme, pero caigo al suelo nuevamente.

***

Abro los ojos lentamente, miró todo alrededor de mi habitación y logró ver a Progenito mirando por la ventana.

—¿Como llegue aqui? —le preguntó un poco confundido a Progenito.

El voltea a verme, comienza a caminar hasta mi, mi corazón palpita rápidamente y me levanto de la cama para dirigirme a la puerta.

—¿A dónde vas? —Progenito aparece frente a mi, impidiéndome salir de la habitación.

Progenito me toma del brazo y comienza a retorcermelo, un inmenso dolor hace presencia mientras trato de quitármelo de encima.

—Me estas haciendo daño, déjame por favor —le digo, mientras trato de abrir la puerta.

—Ya me canse de esperar, ya no puedo esperar —dice él enojado.

Lo miró lleno de confusión, no logro entenderlo, la puerta de la habitación se abre y por ella entra Martha con lágrimas en los ojos. Como era de esperarse Progenito se esfuma, yo caigo levemente al suelo, Martha me ayuda a levantarme.

—¿Estas bien? —le preguntó a Martha, quien tan sólo me observa angustiada.

Ella me da un abrazo sin responderme la pregunta, creo que todo esto está relacionado con lo que sucedió anoche.

—Daniel, te tengo malas noticias —Martha se pone de pie y camina por la habitación.

—¿Que pasa?

—Las autoridades no creen que la Sra. Silvia pueda seguir cuidando de todos ustedes, tal vez el orfanato tenga que ser desalojado, los mandarían a un orfanato diferente a todos.

Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, mientras recuerdo que lo que está por pasar con el orfanato es culpa mía, culpa de Progenito.

—Yo no me quiero ir a otra parte, yo estoy cómodo aquí, no puedes permitir que eso pase —le doy un gran abrazo a Martha.

—No puedo asegurarte nada, pero ten por seguro que lo intentaré —ella menciona, para luego salir de mi habitación.

Caminó muy de prisa a la ventana de la habitación, veo por ella, una pequeña sonrisa se forma en mi rostro al ver un auto conocido detenerse fuera del orfanato.

—¡Oh dios son ellos! —gritó demasiado feliz, emocionado y sorprendido.

Corro a la puerta, sólo que Progenito no me deja salir, incluso veo que tiene un cuchillo en sus manos.

—¿Que haces? No voy a dejar que me hagas daño, no como a Flor, no como a mamá, no como a papá, no como a la abuela, no como a Carlos.

Me alejo un poco de Progenito, el trata de caminar hacia mi con su cuchillo, volteo a cualquier parte de mi habitación, no parece haber salida de esto.

—Progenito no tienes que hacer esto, por favor —susurro en voz baja, él lanza el cuchillo hacia mi.

Siento un gran ardor en mi brazo, sangre no para de salir y alguien toca la puerta.

—Ya voy, un momento —mencionó, tratando de disimular el inmenso dolor que siento.

Me levantó y tomó una playera que está sobre mi cama, corro a mi armario y me pongo un suéter para que no se me vea la herida.

—Daniel abre la puerta, alguien quiere verte —escucho la voz de Martha.

Caminó hasta la puerta y la abro, Martha, Isabel y Mauricio entran a mi habitación. Volteo levemente al suelo y veo el cuchillo ahí, tirado lleno de sangre.

—Daniel, te tenemos que decir algo, hemos decidido adoptarte —Isabel dice para luego acercarse a darme un abrazo, en ese momento logró patear el cuchillo hasta abajo de la cama, donde escuchó un pequeño golpe.

—¿Qué fue eso? —pregunta Mauricio un poco asustado.

Abro los ojos del asombro, mientras observo que Martha mira hacia abajo de la cama, por algunos segundos mira allí.

—No entiendo que se escuchó, no logro ver nada... Bueno ya no importa.

Martha camina hasta mí y me ve brevemente para luego ver a mis dos futuros padres.

—Entonces Daniel, ¿Qué opinas? —Isabel me observa fijamente.

Asiento con la cabeza, mientras los tres nos unimos en un abrazo como familia, la puerta se abre y por ella entra Tony para unirse al abrazo.

—Serás un increíble hermano —menciona Tony sonriendo.

—Vamos a preparar todo, mientras tu alista tus maletas —Isabel dice, para luego salir junto con Mauricio.

Martha sale detrás de ellos, en cambio Tony me observa fijamente, sonrió un poco y caminó hasta el armario donde tomó una maleta.

—¿Necesitas ayuda? —pregunta Tony acercándose a mi.

—Claro, ¿Podrías pasarme la ropa de ese cajón? —señaló un cajón de mi armario y Tony se dispone a ayudarme.

Colocó ropa en la maleta, Tony trae la ropa y yo la coloco en la maleta, incluso he puesto dentro el cuchillo, con el cual Progenito me ha cortado en la mano.

—Vámonos —le digo a Tony.

Los dos caminamos hasta la puerta y salimos de la habitación, volteo por última vez hacia atrás y Progenito camina detrás de mí. Todos mis compañeros se acercan a mi y me dan un gran abrazo, Martha se acerca a mi y me da un enorme abrazo.

—Se feliz Daniel, te lo mereces —Martha se aleja un poco de mi.

Veo a la Sra. Silvia despidiéndose de mí con su mano, ella siempre nos ha dicho que no le gustan las despedidas. Isabel toma mi mano, mientras comenzamos a caminar en dirección al auto de mi nueva familia.

—Bienvenido a la familia Suárez, eres recibido con mucho amor.

Una gran sonrisa se forma en mi rostro, hasta que veo a Progenito caminar junto a Tony. Volteó hacia atrás, todos en el orfanato se despiden de mí, en cambio yo no dejo de pensar en Carlos, mi hermano, que está en un centro de rehabilitación por mi culpa, por la culpa de Progenito.

Subo al auto de mi nueva familia, veo por última vez el orfanato, extrañaré mucho a Martha, a todos. Mi nueva familia me espera, y con ella una nueva vida.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Where stories live. Discover now