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Volteo a mis alrededores, ver alumnos correr de un lado a otro no es agradable, menos cuando posiblemente hayan encontrado el cadáver de la enfermera escolar.

—¿Qué está pasando? —pregunta Grace confundida.

—No lo se, creo que deberíamos ir a ver —Pablo se pone de pie y comienza a caminar detrás de todos los alumnos.

Grace, Ángel y Tony también caminan detrás de Pablo, yo fijo mi mirada en Nadia, Carmen y Omar.

—¿Ustedes también irán? —les preguntó angustiado.

Ellos asienten con la cabeza y caminan, no me queda más que caminar detrás de ellos hacia la oficina de la enfermera. Puedo ver a la directora y a mi maestra intentar alejar a los alumnos, sólo que nada parece dar resultados.

—Deberíamos irnos —le digo a Tony, mientras lo tomó del brazo.

—No, yo me quedare a ver —dice él, caminando mas y mas cerca de la oficina.

Mi respiración se acelera, comienzo a sentirme ahogado entre la multitud de alumnos, por suerte siento que alguien me sostiene antes de caer al suelo de golpe.

—¿Carlos? —comentó respirando hondo.

—Daniel ¿Qué pasó?

Carlos me jala hasta estar lejos de la multitud de alumnos que tan solo quieren ver lo que ha pasado en la oficina.

—Creo que algo le pasó a la enfermera, algo así escuche —lo miró fijamente, él no puede saber que ha sido Progenito.

Veo que todos voltean hacia la puerta principal, así que Carlos y yo también volteamos y vemos médicos entrar con una camilla, ellos se dirigen hacia la oficina.

—Le llamaré a Isabel, para que venga por ustedes —añade Carlos, alejándose de mí.

La multitud de alumnos que intenta ver lo sucedido abre paso para los médicos, quienes salen de la oficina con la enfermera en la camilla, puedo ver que está muerta.

Colocó mi mano en la boca, me alejo hacia la puerta principal donde Isabel me hace señas para que vaya con ella.

—¿Qué pasó? ¿Dónde está Tony? —pregunta Isabel dándome un abrazo.

—Está allá, entre la multitud —le digo, mientras veo a Isabel alejándose.

Corro a mi salón y tomo mi mochila, por lo que ha sucedido no creo que las clases continúen, salgo al estacionamiento y subo al auto de Isabel. No logro verlos salir de la escuela, estoy un poco asustado, nunca debí decirle a la enfermera.

Los minutos pasan, Isabel y Tony llegan al auto, suben y nos alejamos de la escuela, veo por la ventana fijamente hacia la escuela, algunos alumnos salen de ella acompañados de sus padres.

—Daniel no viste el cuerpo de la enfermera, todos dicen que cayó y se golpeó con el escritorio, ¿Puedes creerlo? —menciona Tony junto a mi.

—Pobre de ella, era una buena mujer —agregó, volteando a ver a Tony brevemente.

El auto se detiene fuera de nuestro hogar, rápido salgo del auto y me dirijo a la puerta, la abro y lo primero que logró ver, es a la enfermera Kinney hablando con Mauricio.

—Buenas tardes familia Suárez, como les dije... He vuelto —la enfermera Kinney sonríe levemente.

Puedo notar lo enojado que está Mauricio, miró a Isabel y ella se encuentra de la misma manera, esto es incómodo.

—¿Qué se le ofrece? —pregunta Isabel observándola fijamente.

—Usted sabe, hablar con sus hijos —comenta ella, para luego caminar hacia Tony.

Tony voltea a ver a Isabel por algunos segundos, Isabel asiente con la cabeza para que Tony y la enfermera entren a la cocina.

—Ella no piensa dejarnos en paz —susurró y le doy un abrazo a Isabel.

—Tranquilo, esto ya pasará —añade, mientras camina al sofá y toma asiento.

—¿Daniel podrías ir a tu habitación?, debo hablar con Isabel.

Mauricio menciona y yo asiento, me pongo de pie y caminó hacia las escaleras, me detengo un poco para escuchar de qué hablan.

—Cariño, la enfermera Kinney está investigando profundamente a nuestra familia, yo no quiero que nos quiten a nuestros hijos —Mauricio le dice a Isabel, luego los dos se abrazan.

—No lo hará, Tony y Daniel explicaron que fue lo que pasó, este asunto se arreglará pronto —añade Isabel.

Abro los ojos del asombro y corro a mi habitación, tomo asiento en el sofá que se encuentra aquí, rápido me tiro al suelo y miró hacia abajo de la cama.

—Progenito tienes que hacer algo, la enfermera Kinney no puede enviarme a un orfanato de nuevo —gritó angustiado.

Miró fijamente debajo de la cama sin recibir alguna respuesta, luego algo aparece, es Progenito, el cual comienza a arrastrarse hacia mí.

Salto del miedo y me alejo hasta la puerta, la cual abro, pero Progenito cierra rápidamente.

—La enfermera Kinney es una buena persona, ella sólo esta haciendo su trabajo —comenta Progenito tomándome del brazo.

—No, ella no es buena, quiere separarme de mi nueva familia —agregó, tratando de empujar a Progenito.

Él me toma de los brazos y me lanza hacia el suelo, coloca su pie encima de mi rostro y sonríe grandemente.

—Es justo lo que quiero, recuerda que lo único que quiero es que seas infeliz —Progenito se esfuma.

Me pongo de pie un poco adolorido, caminó hasta mi cama y me recuesto, estoy cansado, tengo miedo.

—¿Daniel? —la enfermera Kinney toca la puerta.

Me pongo de pie rápido y miró mis brazos, por suerte Progenito no me ha dejado marcas, suspiró hondo y caminó hasta la puerta, la cual abro.

—Hola, ¿Qué se le ofrece? —preguntó con una sonrisa en el rostro.

—¿Puedo hablar contigo? —ella me mira y luego entra a la habitación.

—Ya le dije todo lo que pasó, ya no tengo nada mas que decir.

Ella me observa sorprendida, para luego anotar algo en su tonta libreta, mira detenidamente mi habitación.

—Entonces si ya no tienes más que decir, creo que mi trabajo aqui esta terminado, no hay suficientes pruebas para culpar a tus padres, gracias por tu tiempo —la enfermera Kinney camina hacia la puerta.

Una sonrisa se forma en mi rostro, una inmensa felicidades se apodera de mí, comienzo a brincar encima de mi cama.

La felicidad no parece durar tanto, ya que Progenito aparece y por su rostro está enojado, muy enojado.

—Esto no es el fin, ya encontrare la manera de separarte de tu nueva familia —menciona Progenito esfumándose.

Corro fuera de mi habitación, bajó las escaleras corriendo y entro a la cocina, Isabel, Mauricio y Tony me observan confundidos, yo creí que Progenito les haría algo, me asuste mucho.

Los cuatro nos unimos en un abrazo, lleno de cariño, a pesar de todo lo que sufro con Progenito, estar con ellos me alegra el día.

—Lo sabía, la enfermera no podía hacer nada con nosotros, no somos culpables —dice Mauricio riendo un poco.

Todos reímos un poco, creo que ahora que se arreglaron las cosas, podré ir a la excursión, no iré lleno de angustia como pensaba que iría.

No mires bajo tu cama 2 - El regreso de Progenito.Where stories live. Discover now