Capítulo 45

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Motivada por la conversación con Légore, para ese mismo día en la noche, la oficial Eminda invitó al padre Milson y al doctor Sié a su casa para deleitar un buen plato de comida, beber un poco de vino, escuchar música y entablar una conversación sin fines investigativos sobre el tema.

La tertulia inició repasando las fotografías de las mujeres embarazadas a las que les fueron hurtados los fetos. Y entre ellas, había incluido la foto de Gena: una mujer angustiosamente joven que no estaba embarazada, pero que apareció con el vientre a punto de parir de la noche a la mañana.

—¿Es ella la joven de las noticias? —preguntó el clérigo.

—Sí. Es Gena. Una joven antagónica de belleza envidiable, rebelde según sus padres, y ávida de experiencias maduras, que contó con la mala fortuna de estar en el lugar equivocado...

»Se presume que haya sido víctima de un rito satánico. Estuvo una semana desaparecida y fue encontrada hace tres días. El oficial a cargo de la investigación me contó todos los detalles posibles del homicidio, por la sospecha de que está relacionado con el evento de hace meses atrás que paralizó la ciudad, y me envejeció más de la cuenta.

Después de haber sido saciada de sexo quien sabe cuántas veces... sus órganos internos fueron incinerados sin una explicación lógica, y sin afectar la delicadeza de su piel. Su vientre se sopló como el de Légore, pero en su interior no habitaba ningún feto. Durante la autopsia, al abrir el abdomen, el médico forense creyó enloquecer cuando una sustancia volátil, asemejada a la oscuridad y oliendo a carne quemada, brotó de su interior dejando el vientre vacío y plano. Fue igual que desinflar una pelota de plástico. Alguien había hecho una desagradable y asquerosa barbacoa en su interior. Y a cambio de un bebé sano en el hospital, había dado a luz, en la morgue, un trozo de noche que resaltaba sobre su cuerpo blanquecino, y le hacía juego con sus ojos negruzcos y el labial oscuro sobre sus labios muertos. La pequeña noche se disipó como bruma en el recinto ataviado de cadáveres. El asqueroso vaho casi que podía palparse...

Fue parte de la explicación que la oficial Eminda les hizo antes de concluir:

—Un triste espectáculo para sus padres que deben estar sumidos en la locura. Y hay algo más..., cuando la hallaron, tenía un mensaje escrito en una hoja de papel ubicado sobre el abdomen que decía: «La oscuridad también es vida». La noticia es tan impactante como el hurto de los fetos.

Se miraron sin vacilaciones buscando penetrar sus mentes...

—Creemos que tenga alguna relación con su desaparición —añadió—. Desde el descubrimiento de los cuadros en el templo abandonado, no hemos hallado más evidencias que nos permitan avanzar. Ésta podría ser una más, aunque algunos compañeros señalan que se trata de otro caso de similitudes paranormales. No lo veo así, y esperaría estar equivocada, que imaginar la reavivación de una tragedia mayor. Pero luego pienso que... es necesario revolcar el miedo y afrontarlo de una vez por todas, que cargarlo a la espalda el resto de la vida, temerosos porque pueda olernos y hasta vernos. Apenas está aplacando el temor que ruborizó a todas las mujeres gestantes de la ciudad, y si es necesario atizarlo de nuevo para vivir en paz, tenemos que hacerlo.

—No quiero ser el portador de un mal pronóstico, pero... sospecho que la relación si la hay, y está dada de forma específica por sus protagonistas. La muerte de Gena es parte del ardid y de los acertijos —comentó el doctor Sié.

—Debe haberla —indicó el padre Milson—. También hablé con Légore esta tarde. Dice que vio a la joven en el museo el mismo día que lo visitó. La vio marcharse con el individuo que se hizo pasar por el artista de la exposición fotográfica.

—Eso nos dice que el demonio estaba de visita en aquel sitio: la rara cita, la extraña fotografía de su cuerpo y luego la desaparición, la casualidad de que ella y la otra joven estuvieran allí, que a las dos les haya crecido el vientre igual como se infla una bomba de látex con consecuencias distintas. La rara aparición del desconocido de los lentes oscuros en un lugar cerrado y brumoso por el mal tiempo. Y luego, la salida con Gena que culminó en una desgracia. ¿Cómo dijo Légore que se llama el individuo?

Entre vientres de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora