A donde sea, pero contigo

6.8K 343 52
                                    

Me quedo en shock por unos instantes. No sé cómo reaccionar ante esto. Sus labios son suaves y dulces. Su boca sabe a café y a algo que solamente puedo relacionar con él. Cierro mis ojos y me dejo llevar, moviendo mis labios al ritmo de los suyos.

Él me abraza de la cintura con sus antebrazos y yo envuelvo mis manos en su cuello, y me atrevo a acariciar un poco su sedoso y largo cabello. Se siente simplemente genial. Nuestros labios están tan sincronizados como nuestros corazones, que parecen estar hechos el uno para el otro.

Cuando la cafetería comienza a darme vueltas por la falta de aliento, rompo el beso, jadeando contra sus labios. Continuamos fundidos en este apretado y cómodo abrazo, con la frente pegada a la del otro, respirando entrecortadamente.

—No sabes cuanto he querido hacer eso desde la secundaria, Jazz —admite contra mis labios.

Mis mejillas se ruborizan más de lo que ya estaban, dejándome más roja que un tomate. No sé qué decir. Todo esto es demasiado para procesar en tan poco tiempo. Nos conocemos desde hace años, pero él era un completo desconocido antes de hoy. Sin agregar que, está en el Libro Negro.

El Libro Negro. Casi lo olvidaba. Al fin y al cabo, es el motivo por el que estoy aquí, en primer lugar. Y era por el hecho de que Nathan vive aquí en Los Ángeles por el que llegué a esta ciudad. La culpa comienza a nacer en mi pecho, haciéndome sentir sofocada.

Me separo por completo de él, mientras me mira extrañado. Ahora, al recordar que mi plan inicial era enamorarlo y matarlo, me hace sentir incómoda al descubrir que ahora, la que terminó enamorada, soy yo. De hecho, jamás dejé de estar enamorada de él.

No puedo dejar de pensar en cuál será mi próximo movimiento. Pasé años de mi vida, encerrada, imaginando lo bien que se sentiría vengarme de él, pero ahora que he tenido la oportunidad de conocerlo mejor, se me han pasado completamente las ganas de vengarme.

—¿Estás bien? —me pregunta, rodeándome desde atrás.

—Sí. Solo estoy un poco cansada —miento.

—Ya somos dos —sonríe, y por más que trato de mantenerme seria, no puedo y termino sonriendo junto a él.

—Iré a ducharme. —Le anuncio. Él asiente y me toma de la mano mientras salimos de la cafetería.

Caminamos así hasta el hotel, donde él me da un corto beso en los labios y se va. Yo suspiro abatida. Mi mente tiene tantos pensamientos adentro, que estoy sufriendo de una severa jaqueca. Entro al hotel y subo al ascensor, donde hay una pareja demasiado afectuosa. Me mantengo lo más alejada de ellos que me resulta, pegada a la pared contraria del pequeño lugar.

Cuando llegamos a mi piso, camino arrastrando los pies hasta mi habitación. Una vez adentro, me tiro en la cama y grito contra la almohada, sacando toda la frustración que tengo dentro con esta acción.

Me quedo ahí tirada, viendo el techo por un período realmente largo, hasta que decido qué es lo que voy a hacer. Mis ojos se llenan de lágrimas ante la perspectiva de que me debo ir de Los Ángeles, y dejar a Nathan aquí.

Tomo una ducha con desgana, sintiéndome demasiado cansada de pronto. Es como si no pudiera con tantas cosas acumuladas sobre mis hombros, como si tuviera al mundo entero en estos.

Cuando termino, saco de la maleta mi traje de baño y una toalla y bajo al lobby. Mientras espero el taxi, le envío un mensaje a Nathan. Lo mejor, es decirle que soy una asesina. Tal vez me acepte, tal vez me aparte, y si ocurre lo segundo, no me quedará de otra que asesinarlo.

¿Puedes venir esta noche a mi habitación? Necesito hablarte de algo.

Envío el mensaje, y sé que ya no hay marcha atrás, que debo decirle toda la verdad sobre lo que soy. Es mejor que sepa de qué clase de persona está enamorándose, antes de que sea demasiado tarde.

Revenge©.Where stories live. Discover now