No me pidas que me aleje, porque no lo haré

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Han pasado tres semanas en las que salgo con Logan en las tardes mientras Nath habla con el representante de los equipos. Él lo sabe, y no le molesta. Es algo que me gusta de él; cumple sus promesas. Prometió no enojarse más con lo de Logan, y no lo ha hecho. Siempre que lo ve lo saluda con amabilidad, a veces incluso hablan de fútbol.

Esta vez, Logan y yo estamos viendo una película de terror en el cine. Y como persona que no se asusta con nada, debo decir, que estoy que me hago pipi del miedo.

Logan tiene mi mano tomada de la suya, y con cada sobresalto, le tomo con más fuerza esta. A veces lo oigo reír. Debe pensar que soy una gran cobarde, pero simplemente, estoy asustada. ¿Qué acaso el muy imbécil no lo ha estado jamás?

Una vez terminó la película, salimos de la sala. Yo no probé bocado de mis palomitas, así que aprovecho de comerlas una vez que las escenas de sangre y lo demás han acabado y me encuentro en la seguridad de los iluminados y atestados de gente pasillos.

Él se burla de mí todo el camino por mis repentinos sobresaltos y mis grititos de niña.

—En serio Jazz, te creí más valiente —comenta.

Me río con falsedad y le doy un golpecito en el hombro.

—Cierra la boca, Logan. Soy muy valiente. —Hincho el pecho y me enderezo—. Soy una mujer grande y valerosa.

Él estalla en carcajadas, por lo que se gana otro golpe.

—Y con la mano pesada —se queja—. ¿Has pensado entrar en boxeo? Seguramente acabarías con todas las perras con las que pelearás —asegura, sonriendo de medio lado y encarnando una ceja, divertido.

—Oh claro, amarías verme a mí y a otra chica tirarnos del cabello hasta que una caiga muerta. —Me acerco a él, lo suficiente como para oler su perfume. Lo miro a los ojos y sonrío. Palmeo su pecho y luego lo empujo—. Sigue soñando, que es gratis —y me alejo, sonriendo.

Él trota hasta llegar a mi lado.

—Vamos. Sería divertido verte pelear con alguien, ¿no crees?

Si este chico supiera que con un simple golpe puedo asesinar a cualquiera, me secuestraría y obligaría a pelear. Un estilo de proxeneta de las peleas.

—Cállate y llévame al hotel —le digo, fingiendo frialdad.

—Vale —él sonríe.

Me rodea los hombros con su brazo y me lleva así hasta el estacionamiento. Subimos a la moto, pero él se desvía del camino al hotel.

—Eh, ¿Logan? —grito para que me oiga por encima del rugido del viento.

—¿Sí?

—¿A dónde vamos? —Le grito.

—Ya verás. —Y vuelve su atención a la vía.

Siento que tenemos horas en la vía. Mi coxis duele y tengo las piernas entumecidas por el fío del viento golpeándolas. Veo que cada vez nos alejamos más del centro de la ciudad, y me preocupa un poco. ¿Qué pasa si quiere asesinarme? Bien podría ser un maniático homicida que mata chicas de ojos azules.

Si lo intenta, tendré que matarlo a él antes de que sea demasiado tarde.

Llegamos a un lugar muy alto, que supongo es un mirador. Está completamente solo. Sí, un buen lugar para matar a alguien y lanzarlo al bosque de atrás.

—Baja de la moto —me ordena.

Yo asiento, segura. No debo estar temerosa, ya que sé que él jamás podrá contra mí. O tal vez sí.

Revenge©.Where stories live. Discover now