Golpe Bajo

5.5K 264 11
                                    

—No tenemos más tiempo para perder —le explico a Nathan, mientras empaco nuevamente las cosas en mi maleta.

 —Vamos, sólo un par de días.

 —No —respondo con firmeza.

 —Jazzie…

 —Nathan, la policía está buscando a los culpables. ¿Qué crees que pase si averiguan la conexión? ¿Si dan con nosotros? Quiero acabar esto rápido.

 —Lo sé muñeca, pero por un día más no pasa nada.

 Lo considero. Acabamos de llegar anoche, y aunque hoy los acontecimientos fueron raros —no encuentro otra forma de describirlos—, siento que debemos largarnos mañana a primera hora.

 —No, Nath. No quiero que te atrapen.

 Él me mira con incredulidad.

 —¿Cómo?

 Suspiro. Dije demasiado.

 —Nath… no me importa lo que me ocurra. Estoy quebrada. Rota por dentro. Tú aún tienes salvación. La culpa que sentiste en el hotel, es por eso. Tu alma está casi intacta —me acerco a él y le coloco el índice en el corazón—. No importa si me encarcelan o me matan, con tal de que tú estés a salvo.

 Su mirada es triste, tierna y, llena de amor, pero a la vez en ella hay algo que no logro entender.

 —Qué coincidencia, pues pienso lo mismo.

 —No estás roto. Sólo… resquebrajado. Y todo es culpa mía —bajo la voy y la mirada, pero él toma mi barbilla, me obliga a verlo y me besa con ternura.

 —Nuestros demonios son compatibles, ¿recuerdas? —Asiento, apretando los labios—. No te dejaré. Si quieres irte, iré contigo —besa mi frente, va hasta su maleta y guarda nuevamente sus cosas.

 Me siento orgullosa de haber encontrado a Nathan.

 A su lado siento que valgo la pena.

En la tarde del día siguiente, ya nos encontramos en Chicago, frente a la cafetería donde trabaja Emma.

 Permanecemos un largo tiempo dentro del auto, esperando a que acabe su turno, que, convenientemente, es a media noche. Lo sé, el destino nos ama.

 Pasamos todas esas horas charlando, escuchando música y riendo. No puedo imaginar qué sería de mi vida sin él.

 —Así que, ¿cuántos hijos quieres tener? —me pregunta.

 Lo pienso por un momento. Jamás pensé en tener hijos.

 —Dos —afirmo—. Hollie y Giovanni.

 Él sonríe.

 —Amo esos nombres.

 Le devuelvo la sonrisa. Es simplemente increíble.

 Revisa su reloj y yo puedo ver por un momento que faltan veinte minutos para que Emma salga de su trabajo.

 —Bien, revisemos una vez más el plan —asiento con la cabeza, apoyando mi brazo izquierdo del respaldo del auto—. Cuando salga, la seguimos. Una vez que su auto falle (porque va a fallar), nos detenemos, la abordamos y la asesinamos.

 Asiento mientras mordisqueo mi labio inferior. Nathan es muy listo. Investigó la ruta usual de Emma, que tiene que ser por las solitarias afueras de la ciudad. Él bajó del auto y cuando identificó el de Emma, movió unos cuantos cables y aseguró que se averiaría.

Revenge©.Where stories live. Discover now