No más, por favor

3.3K 240 62
                                    

Dos días sin saber de él.

Me siento más vacía que nunca. Me doy cuenta de que siempre me faltó esta parte tan esencial de mí, que sólo puede ser Nathan.

Llevo dos días cortándome, sin parar hasta que termino inconsciente. Sé que, a este paso, un pequeño corte o una pequeña pelea, me derrumbará de tal manera que jamás podré levantarme nuevamente. Y todo esto es tanto mi culpa como la de Logan.

Si tan solo no se hubiera enamorado de mí. Si no me hubiera besado. Si yo jamás hubiera sabido sobre sus sentimientos… nada de esto estaría pasando. No habría tenido que lanzar el cadáver de Estefania, la única chica que fue mi amiga por un momento, al desierto.

Me acuesto luego de ducharme, y permanezco viendo al techo, hasta que su color comienza a emborronarse gracias a las lágrimas. Mi cuerpo está frío. Extraña el calor de Nathan. Mi alma quiere escapar y ver a su par, a Nathan. Es como si mi corazón no pudiera vivir separado de su otra parte. ¿Cómo es que me permití perderlo?

Cubro mi rostro con una almohada y sollozo descontroladamente. Grito su nombre, le digo que lo amo, pero él no aparece para devolverme el gesto. Estoy cansada. Mis sueños se convierten en pesadillas constantes en las que él se aleja, yo lo persigo, pero jamás lo alcanzo. Es como si con cada paso que doy hacia él, lo único que hago es alejarlo aún más.

Mis ojeras casi llegan a mi barbilla —bueno, es sólo una exageración— y mi cabello parece una escoba —no exagero—. Y heme aquí, destruida por la pérdida de mi amor. No como, no duermo, no salgo. No hago nada más que llorar.

No soporto más y decido liberar tensión nuevamente. Saco de mi estuche de maquillaje la hojilla y vuelvo a cortarme, pero al primer corte, me siento débil. O bien puede ser que estoy esquelética por no haber probado bocado en dos días, o bien es que me he cortado demasiado y he perdido tanta sangre, que ya no puedo seguir más.

Escucho la puerta abrirse, y es inevitable que mis ojos se llenen de lágrimas cuando veo que Nathan cruza el umbral.

Su respiración es agitada y una ráfaga de viento con aroma a su perfume me golpea el rostro. Me mira de arriba abajo, llena de sangre, destruida como jamás he estado.

Las lágrimas surcan mis mejillas y trato de esbozar la sonrisa más real que puedo. Me siento feliz de que haya vuelto, porque, a pesar de todo, me prefiere a mí que a su orgullo.

—Hola —murmuro con la garganta seca. Trago con fuerza, y me duele hacerlo, ya que he llorado y gritado tanto, que tal vez mis cuerdas vocales estén dañadas de por vida.

Lleva ambas manos a su boca, y sus ojos se llenan de lágrimas. Se acerca con cuidado a mí y toma con delicadeza mi brazo, que tiene marcas hasta el final del antebrazo.

—Jazz —susurra, con la voz rota.

—Lo siento —sollozo, cubriendo mi rostro con ambas manos.

No puedo verlo al rostro en este momento. No estando así de rota como estoy.

Puedo sentirlo sin respiración. Supongo que debe estar tan decepcionado como yo me siento. Es simplemente costumbre. Es ese hábito de desviar un dolor fuerte hacia uno aún más intenso. Es una manera de descargar el estrés, de calmar la ansiedad, de gritar sin voz. Suelta aire a golpes, y con un movimiento brusco me envuelve en sus brazos, mientras mis defensas se derrumban con su abrazo.

—¿Por qué? —Pregunta llorando.

—No pude más Nathan, no pude… —gimoteo.

—Shh —sisea—. Todo estará bien, Jazzie, lo juro.

Revenge©.Where stories live. Discover now