Capítulo cuatro

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La puerta de la habitación de Nicole se abrió dejando ver a su madre entrar con una bandeja de fruta en sus manos.

—He traído un poco de comida para ustedes— dijo con tono maternal—. Jessica, compré esto para ti. Nicole me dijo que iba a gustarte mucho.

La miró interesada tomando la bolsa en sus manos, solía recibir ese tipo de atenciones por parte de la señora Lewis y eso era algo que a veces le causaba pena puesto a que la trataba como si fuese su hija.

Le dio una sonrisa a la mamá de Nicole agradeciendo por el presente.

—Es hermoso— había recibido un coqueto y hermoso vestido azul marino con puntos blancos junto a un suéter con cuello de bebé en color beige. Elena le sonrío complacida.

— ¿Lo usarás para tu cita con James? — Cuestionó haciéndolo sonar más como una afirmación.

— ¿Estás saliendo con alguien cariño? — Quiso saber la madre de Nicole con voz protectora haciéndole saber que se preocupaba por ella como una madre.

—No, nada de eso. Él es un...

—Amigo que te gusta mucho— afirmó Nicole sonriendo, inevitable no darse cuenta de ello cuando a cada segundo sus miradas se buscaban sin excusa—. James la ha invitado a una cita este fin de semana, por eso no puede venir a comer con nosotras porque ella no ha dicho que no irá.

—Él no me gusta— frunció el ceño.

—Tú no puedes decir que no te gusta cuando toda la escuela habla de ese beso candente con lengua que tuviste con él en el auditorio, incluso la profesora Cabins alardea de la exquisita química que existe entre ustedes.

—Quiero conocer a ese joven— anunció la señora Lewis.

—Lo conoces desde el jardín de infantes. El hijo de la señora Thomson— le aclaró su hija.

—Era un niño hermoso.

— ¿Hermoso? No mamá, para las hormonas de Jessica él es un chico jodidamente caliente...

— ¡Nicole! — La reprendió su madre.

—Si vieras como lo mira— habló ignorando esa llamada de atención, por supuesto que ella no sabía la manera en la que su hija admiraba el atractivo del sexo opuesto —, sus ojos brillan y estoy muy segura que su corazón se enloquece. ¿Tus bragas se mojan?

Susurró con un tono tan bajo que para su madre le fue imposible escucharla, Jessica rodó los ojos y sus mejillas se sonrojaron. Elena y Nicole le dieron una gran sonrisa. El hecho de que su mamá no se comportara como una le dolía, sin embargo, la señora Lewis siempre la había incluido en los integrantes de su familia y eso la hacía sentir el amor maternal que alguna vez pudo experimentar.

[...]

— ¿Qué carajos haces aquí? — Cuestionó viendo a César en su habitación con su atención puesta en la libreta de Jessica.

—Tú deberías estar bajando las bragas de Jessica y follando con ella en lugar de estar leyendo novelas eróticas.

James respiró hondo aclamando un poco de paciencia para lidiar con él porque realmente lo estaba jodiendo.

>> ¿Por qué no puedes empezar con la apuesta? Bethany me ha dicho que obtuviste un beso de lengua jodidamente caliente interpretando a Romeo.

—Estoy deteniendo mis ganas de estrellar mis puños en ti— le dijo vendando los nudillos de su mano derecha. César rio.

—James, el problema está en que existe una tensión. Tú crees que esto es un juego— negó divertido—, pero para poder ayudarte debes acceder a la apuesta.

Prohibido Apostar +18Where stories live. Discover now