Capítulo ocho

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—Mierda Jessica, tú has hecho un impresionante trabajo con tu novela. Estuve a punto de mojar mis bragas.

Alzó la vista de la computadora de Jessica, con notable impresión y la sensación de que en el lugar estaba haciendo calor.

>>Sin embargo, considero que esas escenas de sexo deben ser aún más explícitas. Te hace falta experiencia, necesitas pulir esos detalles y te aseguro que quien te lea se emocionará del verbo excitar— la miró divertida.

—Bueno, llevo tres correcciones en la misma escena— frunció el ceño escribiendo una posible línea entre los protagonistas de su novela—. Aún no sé cómo darle ese tono erótico.

La tachó para luego borrarla y cambiar las palabras.

—Creo que debes intentar practicar con James o bien yo podría explicarte cómo es que se masturba a un hombre y qué zonas hay que tocar para que una mujer tenga un espléndido orgasmo— anunció sin vergüenza.

— ¡Oh Dios! ¡Realmente eres una asquerosa! —Jessica se quejó ante su facilidad de hablar—. Cállate o alguien podría escucharnos.

— ¿Has pensado que tus futuros lectores puedan sentir la necesidad de masturbarse después de leer lo que has escrito? Ya sabes, tocar su pene o vagina— cuestionó y Jessica puso los ojos en blanco. A veces el filtro de Nicole no se encontraba conectado a su cabeza, por lo que sencillamente comentaría sin pudor absoluto.

—No hay necesidad de ser tan explícita— puso los ojos en blanco.

— ¿De qué hablan? — Cuestionó Collins ubicándose a lado de ellas.

—De cómo hay gente que se corre leyendo contenido adulto. Ya sabes mucho sexo explícito que los pone calientes.

Le guiñó un ojo haciéndolo reír, llevando su cabeza hacia atrás.

— ¡Iugh! ¡Nicole! Debiste quedarte callada.

Su amiga se encogió de hombros viéndola sonrojarse, estaba abochornada.

—No puede darte pena hacer uso de frases tan precisas como chupar pezones, penetrar su vagina, dar un orgasmo con la lengua o una...

— ¡Detente! — La interrumpió sintiendo sus mejillas calentarse.

—En fin, deberías conseguir inspiración— sugirió complacida del efecto que tenían sus palabras.

—Eres bastante creativa Nicole— habló César y Jessica lo observó apenada mientras él se mostraba notablemente divertido.

— ¿Cautivado? — Cuestionó luciendo una sonrisa coqueta, casi seductora.

—Totalmente fascinado.

Clavó sus ojos color miel en ella, James se acercó dejándose caer a lado de Jessica. Le dio una sonrisa y besó su mejilla con entusiasmo.

—Tengamos la tercera cita.

— ¿Llevas la cuenta? — Preguntó sorprendida. Él asintió, llevando su mano a la altura de su mejilla y acarició la zona, bajo su intensa mirada, por supuesto que no podía controlar lo que ella le hacía sentir—. Vaya... eso sería agradable.

— ¿Mi casa? Quiero encargarme de hacer una cena.

—Jesús James, esa frase contiene un mensaje subliminal que solo puede significar que alguien conseguirá tener sexo— se burló Collins.

— ¡¿Por qué eres mi amigo?!— Él rodó sus ojos y lo observó con fijeza.

—Oh, por favor, no nos pongamos románticos en este momento. Porque podría darte un recital que amenazaría con explotar tu corazón.

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