Capítulo trece

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Despertó sintiendo la respiración de Jessica contra su pecho. Dormía acurrucada a él con una pierna sobre su cadera y las sabanas enredadas a su cuerpo, cubriendo su desnudez. Sus dedos acariciaron con suavidad la piel de su hombro, evocando momentos de la noche anterior, siendo consciente de que se encontraba condenadamente enamorado de ella.

La escuchó suspirar. La joven se movió levantando la vista hacia él, observándolo con su mirada somnolienta antes de hundir su rostro en la curvatura de su cuello. James llevó su mano a su espalda baja acariciándola al tiempo que ella iba dejando un camino de besos desde su cuello hasta llegar a su boca.

—Te ves preciosa— susurró cuando tuvo sus labios sobre los suyos, besándolo con dulzura.

—Tú igual, chico romántico. Me gusta cómo se siente despertar abrazada a ti— admitió sonrosada. Él sonrió deslizando su nariz por su mejilla con los ojos cerrados, absorto en lo que le hacía sentir.

— ¿Sabías que precioso no es un adjetivo usual para decirle a un hombre que es caliente, sexy y jodidamente guapo? — Preguntó acunando su barbilla, ella lo miró con su sonrisa ladeada acariciando su cabello. Sabía perfectamente lo que había querido decir.

—Es que yo no quise decir caliente, sexy y jodidamente guapo— habló divertida rodando los ojos. Se movió ubicándose entre sus piernas, presionando sus manos sobre su pecho. James la envolvió en sus brazos y ella suspiró al sentir una ligera presión muy cerca de su intimidad—. La intención era llamarte precioso, lindo, bonito, adorable y tierno.

—Estaré muy avergonzado de escuchar eso, bonita.

Rio observándola con atención, pasando su pulgar por su labio inferior, girando hasta tener la espalda de Jessica sobre el colchón y la mitad de su cuerpo sobre el de ella. La joven sonrió elevando una de sus manos, acariciando su rostro, y se acercó para dejar un beso lento sobre sus labios.

Mantuvo sus ojos cerrados, disfrutando las sensaciones que le producían los besos de ella y sus manos rozaron sus pechos sin vergüenza e inhibición, mientras que con dedos juguetones acarició la sensibilidad de sus pezones. Suspiró cuando sus besos viajaron desde sus labios hasta su cuello, haciéndola sentir esa bruma de pasión que se había alojó en ellos la noche anterior. Lentamente la tomó por la cintura, se sentó sobre el colchón y la acomodó a horcajadas sobre él. Jessica respiró hondo aferrando sus manos a sus hombros cuando lo sintió adentrarse en ella, después de protegerse, de forma cuidadosa. La guio con las manos en sus caderas notando como sus cuerpos respondían, sin titubear, al vehemente deseo.

De repente, James invadió su boca al sentirla estremecerse entre sus brazos, adivinando que un ruido escaparía de ella. Apretó los ojos al borde del placer sintiendo su respiración agitada comenzar a relajarse. No había dudas, él joven le gustaba, incluso le gustaba esa forma ridícula con la que coqueteaban porque la hacía sentirse segura, ocasionando que entre ellos todo se desenvolviera con naturalidad.

Abrió lentamente los ojos aturdida por el momento, quejándose cuando James salió de su interior para retirar la protección, arrojándola a la papelera antes de acurrucarse, otra vez, al cuerpo de ella.

— ¿Cómo le haré para salir sin que tus padres se enteren que hemos pasado la noche juntos? — Preguntó descansando su cabeza en el hombro de él. No tenía ganas de irse, pero no podía vivir en su habitación, aunque eso sonase como una brillante idea.

—Tendrás que ser romántica y bajar por la ventana— murmuró rodeando su cintura, aspirando su aroma con los ojos cerrados. Jessica acarició su mejilla encontrándose con el verde de sus ojos.

— ¿Dónde quedó el romanticismo de Romeo? El señor Shakespeare se sentirá realmente decepcionado— habló besando brevemente sus labios.

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