Prohibido Apostar +18

Capítulo quince

—No sé si te des cuenta de tu demora— habló Ivanna acercándose a él cuando lo tuvo frente a ella. Estiró su mano tocando con sus dedos el rostro de James, por un momento imaginó lo que podría enseñarle si se decidía a acostarse con ella. Podría hacer muchas cosas con su boca, de tal manera que se sentiría avergonzado de haberla rechazado un montón de veces—. ¿Cuándo ibas a llamarme para divertirnos juntos? Debería ser yo quien te muestre lo excitante que es que alguien con experiencia te de placer.

Sus manos no dudaron en buscar lo que había debajo de su camisa, esperando obtener alguna reacción de su parte, incluso las situó contra su espalda apretándose a él antes de comenzar a descender hasta su trasero. Presionó sus labios en su barbilla y él giró su rostro sabiendo cuál sería su intención. Ivanna alzó sus ojos, frustrada por su indiferencia, y buscó el interés en su mirada, pero solo halló molestia en ellos.

>>Es lamentable que pierdas el tiempo intentando ser su príncipe, porque no me parece que Jessica tan siquiera sepa cómo besar. Es torpe y aburrida— el joven la ignoró. No tenía intenciones de discutir con ella—. Cariño, soy consciente de que entre nosotros puede haber más, nunca nadie me había tomado tan enserio como tú.

Murmuró en su oreja. De inmediato James la alejó de su cuerpo, dándole un sutil empujón. La chica suspiró soportándolo menos, siempre había sido así, cuando tonteaban ella era la más atrevida. La que esperaba que James le siguiera el juego a un concepto más sexual, sin embargo, él solo besaba su frente, mejillas o tomaba su mano sin ser tan osado y cuando se trataba de sus labios, él solo los presionaba sin tener intenciones de hacer uso de se lengua.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó, Ivanna frunció el ceño entrando sin esperar su autorización. La observó comenzando a caminar hacia la sala.

El hecho de que estuviese en su casa le causaba cólera, porque honestamente ella no dejaba de fastidiar su alrededor. Una de las razones por las que no había intentado tener algo serio con la chica, a pesar de haber tonteado durante un tiempo con ella, se debía al disgusto que le ocasionaba saber que se trataba de una chica fácil. Motivo por el cual nunca le permitió atribuirse derechos sobre él porque no quiso hacerle creer que existían oportunidades para estar juntos en la cama, haciendo de todo menos dormir, porque desde un inicio supo que con ella necesitaba estar alerta. Aunque en realidad se debía más que nada a que era una chica histérica que pensaba en él como un juguete sexual para su colección. Lo cierto es que se lo había hecho saber en repetidas ocasiones, pensando en que James también buscaba lo mismo.

Jessica acomodó su ropa y se miró en el espejo, arreglando su desastroso cabello, sus labios hinchados, sus mejillas ruborizadas y el brillo en sus ojos acentuaban de manera increíble sus rasgos. Estaba enamorada, podía contemplarlo en su mirada y los sentimientos que James tenía hacia ella eran genuinos. Le gustaba compartir tanto con él, a pesar de lo reciente que era su noviazgo, disfrutaba los momentos entre bromas y su inexperta coquetería, porque pese a que nunca había estado en una relación amorosa con alguien, se sentía cautivada de manera que se encontraba cómoda siendo ella misma frente a él.

Abrió la puerta y bajó escuchando su nombre. Se detuvo a unos metros de ellos encontrándose con James sosteniendo una conversación molesta con Ivanna. Él lucía enojado observándola sentada en el sofá, daba la impresión de que se estaba conteniendo las ganas de gritarle.

— ¡¿Crees que esa perra es mejor que yo?! Porque fui bastante clara contigo, te dije que no toleraría tu indiferencia. Soy mejor que ella y entiendo que estés apegándote a la apuesta, pero no puedes enamorarte de Jessica. Ya has jugado suficiente a ser un novio romántico. Yo no me trago eso de que tú estés jodidamente enamorado de ella, porque tú eres mío y eso es suficiente para que entiendas que a la que amas es a mí.