Capítulo seis

13.3K 574 5
                                    

"Se miraron con denuedo por varios segundos, atentos a la dilatación del impulso, a sus ojos que rogaban tomarlo por el cuello y terminar con la distancia gimiendo sobre su boca. Las manos del hombre recorrieron, acariciando a su paso, la excitación de sus pezones bajo el acto ferviente de sus hábiles dedos. Todo en él le parecía cautivador, inclusive la manera en que parecía desnudarla frente a sus ojos.

La escuchó gemir, respirando con fuerza, jadeando perdida en lo que su boca absorbía de ella. Su boca torturaba su cuerpo, pronto su lengua se encontró conociendo la firmeza de su vientre. Él sonrió encantado contra su desnudez, besando, descendiendo, de manera sensual hasta llegar al borde de su atributo. La joven se arqueó sintiendo la respiración de él en su intimidad, clavándose con cautela en la devastadora explosión de su resistencia.

Ella misma sabía que era dueña de ciertas hormonas que potenciaban su libido. Lo notó cuando la probó de una manera delirante. Su boca se movió con destreza, jugueteando con esa parte de su cuerpo, disparando aún más la respiración de la doncella.

Ya no le importaban sus pensamientos libertinos y aquellos sueños que la despertaban por las noches debido a la intrusión del vehemente deseo de estar a solas con el marqués. Ya nada era tan excitante como perderse en el presagio de sentirlo clavado en su interior ante el acto más puro que puede existir entre un hombre y una mujer.

—Moriré de haber pecado ante la necesidad de su boca, encendiendo los rincones de mi ansiedad con la humedad de sus labios— aseguró deleitada. Los músculos de la joven se tensaron derritiéndose ante el reclamo de sus roces. Ella con impaciencia, decididamente inexperta, dejó salir un gemido, aferrándose con fuerzas a la superficie del colchón, colapsando con sus terminaciones disparadas.

Humedeció sus labios, aturdida por lo que ese hombre le hacía experimentar. Moviéndose contra su cuerpo, arremetió de nuevo contra su boca. Le estaba costando controlar esa necesidad de embargarla con su líquido cálido.

—Complacido la he escuchado orar— habló sobre sus labios, besándola con ímpetu—. Permítame aspirar hasta la última gota de su dulce rocío. Que mi boca encantada buscará conocer los rincones de la gloria absoluta.

>>De manera que ambos moriremos de haber pecado frente a la imposibilidad de satisfacer con indulgencia la ambrosía de nuestros encuentros.

Susurró llevando sus manos hasta la cara de sus muslos, acariciando a su paso esas piernas, que quería sentir aferradas a su cintura. La deseaba más que a cualquier otra mujer con la que se hubiese topado. Ese cuerpo suyo se tensó al sentir nuevamente que la exploraba. Ella jadeo arqueándose, sosteniendo con firmeza los marcados hombros del marqués, notando como introducía uno de sus dedos en su ser..."

—Hola James— habló Collins sorprendiéndolo, inmediatamente cerró y guardó la libreta de Jessica entre sus cosas. Aún no había encontrado el momento de decirle que la había olvidado en la cafetería, así como tampoco de hacerle saber que se encontraba cautivado con lo que escribía—. ¿Otra vez leyendo novelas calientes? Todo un maestro del erotismo.

Le guiñó un ojo divertido, incluso se tomó el tiempo gruñir sugestivamente.

— ¿Dónde te habías metido? — Preguntó sacando el informe del señor Roberts, ignorarlo era una tarea demasiado complicada porque él no dejaba de ser un jodido dolor en el culo.

—Yo pregunté primero— puso los ojos en blanco, tomando asiento—. Camila me ha dicho que Ivanna amenazó y golpeó a una chica en el baño. Mendigo trabalenguas, esto de ser chismoso es una habilidad.

— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

—Eso suena jodidamente espeluznante— habló Nicole anunciando su llegada, ya le era normal convivir con ellos—. Tú eres el principal problema. La semana pasada le dejó un bonito mensaje a mi amiga.

Prohibido Apostar +18Where stories live. Discover now