Capítulo veinticuatro

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—Cariño, ¿no pudiste vestirte antes de bajar? — Preguntó su madre alzando la vista para ver a James en tan solo un bóxer. El joven caminó hasta ella y le dio un beso en la frente al tiempo que su padre parecía esconder una sonrisa divertida mientras comía el emparedado que le había preparado su esposa.

—Lo siento, estaba tomando una ducha antes de que me llamaras— dijo tranquilamente, sin mostrar pena alguna—. Hola bonita, espero que esto no te incomode.

Sonrió guiñándole un ojo a la chica y ella giró de inmediato observando a los presentes con el rostro abochornado. Verla cohibirse con tanta facilidad, era como un arrebato a su corazón. Jessica no perdía el tiempo en ser atrevida con él, sin embargo, era una faceta que solo se atrevía a mostrar cuando nadie más se encontraba a su alrededor. James al notar su actitud no pudo evitar mirarla coqueto. Caminó hasta ella, la rodeó con sus brazos y acercó su mano a su barbilla concentrándose en sus bonitos ojos. Un segundo después descendió hasta su boca y la besó con ternura ignorando por completo la presencia de sus padres. Sus labios acariciaron la piel de los suyos, de forma suave, provocando que su respiración colapsara y que su corazón sufriera una fuerte embestida bajo su roce.

—Chico romántico...— sus manos sobre la piel desnuda de su pecho lo alejaron con sutileza y él sonrió notando su turbación, no obstante, besó su frente, escuchándola suspirar. Jessica quería recordarle dónde se encontraban, pero su voz había renunciado a ella hacía unos minutos.

— ¡¿No vas a llamarle la atención a tu hijo?!

La mujer los observó por un segundo, captando por completo la atención de ambos y el hombre asintió sonriendo un poco, sin saber que decir. Así eran ellos en su juventud, no sabía cuánto tiempo le había tomado controlarse frente a los padres de su ahora esposa porque prácticamente ellos no podían mantenerse quietos. De repente notó que ella hablaba enserio y de inmediato pensó en la manera de sonar duro frente a su hijo. Varias veces, sin poder evitarlo, fingía inventar regaños o llamadas de atención que lo hacían lucir como un padre responsable. Definitivamente era algo que solo Clarissa podía hacer con su tono autoritario.

—Bien, de ahora en adelante hay que ser más discretos con las demostraciones de cariño. Nada de esa calentura frente a nuestros ojos.

James le dio una sonrisa sin vergüenza al tiempo que la joven sentía enardecida la piel de sus mejillas.

— ¿Eso es todo? — Enarcó una ceja mirándolo fijamente.

— ¿Debería prohibirles que se besen? — Asintió seria.

—Deberías actuar como un padre normal. Eso tendrías que hacer. Ahora apresúrate o llegaremos tarde a tu junta— le indicó retirando su plato. Él sonrió tomando su mano y sin dudarlo la acercó a su cuerpo besando su mejilla. Clarissa al sentir la osadía de su esposo abrió los ojos sorprendida, sintiendo que regresaba a esas épocas de juventud en las que de manera ansiosa disfrutaban de su momento juntos.

—Lo que se traduce a que debo decirte que uses protección si tienen...

— ¡Papá! — Lo cortó entrelazando sus dedos con los de Jessica y su padre los estudió sonriendo al tiempo que se retiraban de la habitación. Subieron las escaleras y al llegar a la planta alta se detuvo pegándola a la pared. El la besó con brío sintiendo que su cuerpo encajaba en el suyo de manera alucinante, haciéndolo flotar en un sueño que le sabía a un amor eterno.

—Tranquilo chico romántico...— le suplicó sobre sus labios sin dejar de corresponder su necesidad—. No quiero que tus padres nos encuentren a mitad del pasillo en está caliente situación.

Respiró agitada, sintiendo la intensidad y exigencia de su boca. No obstante, de manera inmediata, respondió a su impetuosidad, moviendo sus caderas más cerca de su virilidad, aferrando sus brazos alrededor de su cuello.

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