Capítulo 7

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Amber Sullivan

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Amber Sullivan.

La noticia me había dejado en un estado de shock. Me encontraba en esa fase intermedia entre dos factores clave: Aceptar la realidad o hacerme la idea de que nada estaba ocurriendo. ¿Cómo podría Christina haber muerto? ¿Por qué?

Intento sentarme sobre el frío colchón debajo de mi cuerpo. Aún tengo adheridos cables a mis brazos, duele al moverme pero intento ignorarlo. Tenía asuntos más importantes en los cuales fijarme justo en este instante. Christina no podía estar muerta. Ella simplemente no podía morir, no ahora, no después de traer fantasmas del pasado a mi oscuro presente.

-¿Cómo murió...? -interrogo buscando mi voz, la cual se había dado el placer de perderse justamente ahora-. Ella no puede estar muerta, ¿estás seguro de ello?

Lo veo esbozar una mueca a la misma vez en la que lleva sus manos hasta los bolsillos de sus pantalones de mezclilla. Por alguna razón, mi corazón da un brinco al ver a ese hombre que en algún momento fue mío frente a mi, odiando cada fibra de mi ser en su interior mientras que yo quisiera poder explicarle tantas cosas.

Tantas palabras que decir y a la vez sin poder decir nada.

Günter no tenía ni idea de el daño que se empeñaba en hacerle a su hijo. Ese hijo que mueve cada fibra de su alma de hierro pero aún así ofuscado en esconder la verdad sobre su hermana. Lo que me lleva a preguntarme: ¿Cuál es el misterio que oculta este hombre?

-Se suicidó según alegó el jóven que la encontró colgando en su habitación -me informa dando pequeñas zancadas hasta plantarse frente a la ventana. El clima allá afuera se encuentra lluvioso. Una gran tormenta se ha instalado sobre la ciudad, eso explica la razón por la cual mi cuerpo tiembla de frío.

-Ella sería incapaz de suicidarse, ella no haría algo así, Drac -le insisto haciéndolo curvar la comisura de sus labios en una maldita sonrisa.

Muerdo mis labios intentando concentrarme. Pero cada una de las acciones que el hacía se me resultaban jodidamente atractivas. El simple hecho de estar allí, de pie junto a la ventana de una habitación de hospital, vistiendo unos sencillos pantalones de mezclilla junto a un enorme suéter gris oscuro con el logo de un triángulo hace que mi corazón se prenda en fuego. Miro mis manos sobre mi regazo en un intento de tranquilizar a la revolución que se ha formado en la boca de mi estómago y concentrarme en lo importante.

No fue un perro el que murió. Es más, si así hubiese sido no tendría porque ser menos importante, pero esta vez se trataba de la vida de la persona que en algún momento fingió ser mi madre. Me crié toda mi vida junto a ella, a pesar de sus malos comentarios y sus desprecios, me había atornillado a la cabeza que debía aprender a aceptar a las personas por quienes eran.

-Tal vez -divaga con su mirada celeste y profunda como el océano clavada en la ventana de la habitación-. El punto es que lo hizo, Amber. Ella se suicidó, su cerebro estaba haciendo corto circuito desde hace más de una década.

DOMINIK© [2]✔Where stories live. Discover now