Capítulo 14

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Amber.

Deslice mis manos sobre la suave mesa de madera, mis dedos se cubrieron de polvo al instante, la mesa era vieja, y una gruesa capa de polvo microscópica cubría toda la superficie. Papá levantó su mirada, sus enormes focos se clavaron en los míos durante lacónicos segundos, alzó su dedo índice, y comprendí sus intensiones.

Como si estuviese automatizada, me levanté de la silla, y moví mis pies lo más rápido que podía hasta quedar frente a el. Las palmas de sus manos cubrieron mis mejillas, ahuecando mi pequeño cráneo entre sus manos. Lo miré. El también mantenía sus ojos muy abiertos al igual que su postura firme y solemne.

Juntó sus labios durante unos segundos, inclinó la comisura de sus labios y el posteriormente, deslizó una de sus manos a lo largo de mi cabello. De sus labios se escapó un ligero, y suave suspiro. No podía evitar temblar debajo de sus pesadas manos sobre mi rostro, mis dientes tiritaban dentro de mi estructura bucal.

No comprendía qué estaba sucediendo, y por más que echara cabeza al asunto cada pieza parecía hacerse más lejana. Estaba frente a él. Definitivamente, era el. Robert Sullivan en vivo y en estéreo frente a mis ojos.

—¿Pa...papá?

Mis labios temblaban a la misma intensidad que mi corazón. Quiero tocar su rostro, y asegurarme de que no es un sueño pero mis manos no reaccionan. No puedo moverme. Estoy paralizada.

—¿Por qué lo dudas, pequeña? —sus palabras hacen ecos en mi cabeza, y por un segundo siento que mis entrañas se retuercen en lo más recóndito de mi cuerpo. Duele. Arde. Quema. Pero no puedo hablar. Mis ojos vuelven a clavarse sobre el hombre frente a mi. Su piel luce resplandeciente, como si una aurora mágica y brillante se hubiese adherido a su cuerpo. Daba la ligera impresión de que estuviese  en una de esas películas ficcionales.

Nuevamente, mi cuerpo comenzó a temblar, cada segundo era más insoportable que el anterior, y cada vez las punzadas en mi cabeza eran más dolorosas.

Esto es imposible.

Robert Sullivan está muerto.

Mi padre está muerto.

—¿Esto...esto es real? —la pregunta se dispara de mis labios. Tengo muchas preguntas. Muchos acertijos sin resolver. Muchas piezas que no encajan en el rompecabezas—. ¿Tú...tú eres real?

Su cabeza no se mueve. Ni siquiera parpadea, solo se queda en su lugar observandome con atención junto a esa increíble y fantástica aurora brillante a su alrededor. Intento convencerme de que es una pesadilla pero no puedo detenerme. No puedo dejar de mirarlo. No puedo irme sin decir adiós.

—Si, pequeña. —sus ojos se suavizan al igual que su rostro adopta una expresión más comprensiva—. Soy yo, soy real.

No puedo evitar tragar grueso, y remover mi cuerpo apresado entre sus brazos buscando libertad. El me mira, y yo solo quiero quedarme así para siempre. Junto a el. Muy cerca de el.

Por un instante, me doy cuenta de cuanto me hace falta, le echo mucho de menos, y solo deseo poder retroceder el tiempo para tenerlo entre mis brazos todo el tiempo. Entonces, solo niego con mi cabeza patidifusa.

—¿De qué tienes miedo, Amber?

Trago grueso, antes de elevar mis cejas confundida.

—¿Por qué le temes a lo que no deberías temer, y a lo que deberías temer no le temes? —sus labios se transforman en una línea recta, a la vez que sus cejas se curvan con tristeza.

¿Por qué me dice estas cosas?
¿A qué debería temer? ¿A quién debería temer?

—Yo...solo estoy confundida—confieso, acercándome aún más su cuerpo—. Te creí muerto, yo misma lo ví, papá. Lo siento tanto...yo—mi corazón se hunde en mi pecho, y no puedo evitar echarme a llorar en el hueco de su pecho—. Yo te maté, papá.

DOMINIK© [2]✔Where stories live. Discover now