Capítulo 13

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Dominik

No tengo idea sobre lo que me encuentro mirando en este preciso instante. Mis ojos se sienten adormilados y mis párpados permanecen ligeramente cerrados. Alzo mi mentón para poder detallar mejor su rostro. No tengo dudas, se trata de Alessia.

Curiosamente, ella luce distinta a la última vez que la ví mientras estaba en prisión. Ella al contrario de Amber, había permanecido a mi lado mientras me encarcelaron. Muchas veces, agradecía su compañía, ella me hacía sentir menos solo en aquel oscuro lugar.

—¿Quién diablos eres tu? —veo que le pregunta a la morena sobre mi regazo, frunciendo su ceño.

—Eso debería preguntártelo yo —masculla la morena a la defensiva. Reprimo las ganas de reír frente a ellas pero a juzgar por mi nivel de cordura, dudo que pueda soportarlo durante más tiempo —. ¿No ves que estamos lo suficiente ocupados ya?

Alessia inhala profundamente y noto como las aletas de su naríz se dilatan. Está furiosa. Todos lo notamos.

—Te diré una cosa, y no lo pienso repetir: Te levantas o te levanto, perra —brama. La morena eleva una ceja desafiante lo cual me hace esbozar una sonrisa. La música sigue resonando en los altavoces, causando vibraciones en las paredes del lugar—. Tu lo has pedido...

Alessia se precipita a curvar su mano alrededor del brazo de la morena para tirar de éste con fuerza. Vislumbro como la morena se pone de pie y al doblar la altura de Alessia, una sonrisa triunfante se desliza por sus labios. Oh dios. Va a matarla. Así que a pesar de sentirme fuera de este planeta, hago un esfuerzo en ponerme de pie. Casualmente me doy cuenta de que la morena es de mi misma estatura, quizás sin los gigantescos zancos, sea unos centímetros más baja.

—¿Pueden dejar de actuar como gatas? —inquiero, tambaleandome de un lado a otro y alzando la botella que se encuentra en una de mis manos. Alessia lleva las manos a su rostros exasperada—. ¿Quieren ir a prisión? —la morena niega asustada. Me detengo y les echo un vistazo a cada una, negando de vez en cuando con mi cabeza—. Ninguna de las dos duraría viva en un lugar como ese. Les doy una semana como máximo —aseguro.

—Esa perra empezó —dice la morena. Alessia arquea ambas cejas y las aletas de su naríz vuelven a dilatarse.

—Perra tu mamá.

Ruedo los ojos sin importarme que ambas se enojen. Mujeres. ¿Quién las entiende?

—Creo que ha sido suficiente, es hora de irme —estiro mis brazos y le tiendo la botella a la morena. Ella la acepta sin dejar de mirarme con sus ojos bien abiertos.

Sin esperar alguna respuesta de su parte, comienzo a mover mis pies hasta la salida. Todo gira y mi visión es borrosa, por un segundo pierdo el control de mi mismo y siento que voy a caerme pero una mano me detiene. Giro mi rostro y me encuentro con Alessia, observándome con fijeza.

—Necesito hablar contigo, Drac—suelta Alessia, sin soltar mi muñeca. Hago una mueca y le escucho, pero se que estaría perdiendo el tiempo, seguro ya mañana no lo recordaría—. Oh, ¿qué diablos estoy diciendo? No puedes ni mantenerte por tu propia cuenta.

Curvo mis labios y me zafo del agarre de su mano. Ella lanza un bufido al aire y luego observa a su alrededor algo que pueda ayudarle. Sus ojos claros caen sobre mi después de unos minutos y a pesar de mi nivel de sobriedad puedo notar que está irritada.

—Te llevaré a tu apartamento —dice, y sus manos vuelven a curvarse alrededor de mi muñena.

Comenzaba a detestar su insistencia. No tenía deseos de ir a ningún sitio.

—¿Qué haces aquí, Alessia? —le pregunto sin poder ocultar la molestia en mi voz. Ella me mira y abre la boca con incredulidad.

—Ya te dije. Necesito advertirte algo antes de que sea tarde —asevera.

DOMINIK© [2]✔Where stories live. Discover now