Capítulo 29

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DOMINIK.

Los sonidos llegan a mis oídos pero son aislados. Cada cosa que escucho, cada movimiento que percibo, cada maldita imagen que vislumbran mis ojos. Todo está aislado. Todo está distorsionado. Alessia cierra sus parpados aún entre mis brazos, y todo lo que sucede a continuación ocurre demasiado rápido.

El lugar queda a completa oscuras, y pronto sonidos de disparos causan ecos en las paredes de cemento del sitio. Cubro mis oídos, y aprieto el arma entre mis manos. El sudor se filtra en medio del contacto, y al regresar junto a Gunter y a Robert, identifico la mancha de sangre expandiéndose más, y más a cada segundo que transcurre, localizada en su hombro.

Sus ojos grises caen sobre los míos, y su expresión me parte en dos pedazos. Él la tiene, y hemos permitido que se la llevasen.

Muerdo mis labios, y me deshago del seguro del revólver. Gunter regresa trotado en nuestra dirección.

—¡Se ha ido! ¡Maldición! —escupe, Gunter. Se lleva las manos a la cabeza, y exhala cientos de maldiciones que apenas entiendo.

—No puede llegar tan lejos. Joe está... —Robert esboza una mueca de dolor, junto a la angustia que destila cada expresión en su rostro. Se presiona el hombro, y tuerce los labios.

—No llegará lejos. No permitiré que dañen a mi hijo... —susurro, sintiendo a mis ojos arder al borde de las lágrimas.

‹‹No permitiré que te lastimen, Sullivan. Te lo prometo››

De inmediato, Robert suelta el arma al suelo, ocasionando un estruendo a nuestro alrededor. Sus ojos se clavan sobre los míos, y el aliento abandona sus labios.

—¿Hijo?

Trago grueso, sintiendo el sabor amargo de la situación deslizarse hacia mi esófago.

—Sullivan está embarazada. —casi intento sonreír, solo que no consigo desprenderme de todo el remolino del cólera que me consume.

Pronto un disparo resuena, y me giro para encontrarme con Gunter. El mantiene el ceño pronunciado, y los brazos alrededor de su escopeta.

—Esta noche no acabará sin que les recuperemos —dice, sin apartar su mirada de mí—. A los dos. Lo juro por mi maldita vida que así será. —asevera—. No debe haber llegado lejos. Hay policías rodeando todo el perímetro. Joe se ha encargado de acorralarlo, ahora debemos encontrarle; recuperar a Amber y a tu hijo, y asesinar a ese hijo de puta con mis propias manos.

—Yo seré quien lo matará con sus propias manos si llega a causarle así sea un rasguño a Sullivan —le espeto.

Robert vuelve a coger su arma, se levanta y nos dirige una mirada llena de furia.

—Encontremos a ese desgraciado. —le saca el seguro a su arma, y ladea los labios.

Sin más preámbulos, nos disponemos a abandonar la fábrica. El sol se ha escondido, y a medida que caminamos en medio de la oscuridad, podemos escuchar el sonido de las sirenas policíacas a la lejanía.

Derek no puede haber demasiado lejos. No tiene escapatoria.

Jacob Sullivan, Derek Hale o quién sea que sea, iba a detenerse. Él debía pagar por todo el daño que nos había causado, y me aseguraría de eso.

Tras varios minutos caminando, un par de lucecillas, y farolillos empiezan a brillar a cierta cantidad de distancia. Y, por alguna razón, reconozco el lugar. Gunter también lo hace porque su mano presiona mi brazo con fuerza.

—¿Qué demonios pretende? —farfulla junto a mí.

Incluso, Robert tras casi cuatro años fuera del mapa, reconoce el lugar. De hecho, se detiene sin decir una sola palabra.

DOMINIK© [2]✔Where stories live. Discover now