Capítulo 20

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DOMINIK

Gotas de agua se deslizan a través de mi rostro, mi visión se nubla ligeramente, y debo parpadear repetidas veces para aclararla. Dejo caer la pala que anteriormente sostenía sobre el suelo, ésta se pierde entre el barro, y los pequeños charcos de agua que se forman en el suelo.

Me apresuro en acercarme hasta el hueco en el que Joe se encuentra sumergido. El tiene una linterna con la que aleja la penumbra. Aun así, la oscuridad es todo lo que nos rodea. Mi corazón tiembla, al igual que el resto de mis extremidades, mi ceño se hunde, y me tengo que colocar de cuclillas sobre el pasto húmedo para poder alcanzar una mejor calidad de visión en el perímetro.

Joe se mantiene enfocando la linterna en el ataúd. Y...

Está vacío.

El ataúd está vacío.

Me pregunto qué demonios está sucediendo, o si nos hemos equivocado de lápida, pero al fijarme en el nombre transcrito en el pedazo de cemento todo indica que estamos excavando en el lugar correcto. Siento gotas en mi frente, y empiezo a creer que no son las gotas provenientes de la tormenta. Un relámpago alumbra el lugar durante unos segundos, para luego dejarnos nuevamente a oscuras.

Joe emite un murmullo casi imperceptible. Me lanza una mirada de soslayo que denota confusión, y espanto.

—No lo entiendo... —susurro dejándome caer dentro del agujero lleno de agua empozada. Nada tiene sentido, y las piezas del rompecabezas parecen pertenecer a otro diferente—. No... no lo entiendo. Esto no puede ser cierto...

Joe le echa un vistazo al interior del ataúd, tanteando la superficie con sus manos. Mis hombros se agitan, y un dolor de cabeza inicia su agresión a mis sienes.

¿Cómo es esto posible?

—Yo no entiendo.

Joe me mira alzando ambas cejas con ironía, mientras cierra el ataúd con la mano.

—Yo no entiendo...yo no entiendo —me imita, intentando simular mis expresiones faciales. Se apretuja la sienes con los dedos, y  sale a la superficie húmeda—. Nunca entiendes un carajo, Drac. ¿Es tan difícil ver lo que no puedes ver? El no está en su ataúd, ¿sabes la razón? —me exige, sin darme la oportunidad de responder—. Robert Sullivan está vivo. Está vivo.

Mis labios se estrechan, al igual que mis ojos. El entorno me da vueltas, y sólo quiero ir a dormir durante años para olvidarme de todo este asunto.

—Bien, bien. Supongamos que tienes razón. Supongamos que Robert Sullivan sigue con vida, ¿por qué coños se habría hecho pasar por muerto? ¿A caso andaba de parranda? —replico aun confundido.

Joe arruga la nariz, y procede a sentarse en el pequeño muro frente a la lápida de Robert. Sus ojos escaneando los alrededores, en busca de respuestas que ofrecer.

—Eso es lo que vamos a descubrir, Drac —me mira a través de sus pestañas, y hace a un lado su chaqueta empapada de agua—. No descansaré hasta encontrar una respuesta.

Me tiende una mano para que le ayude a levantar. Le mantengo la mirada durante unos segundos, y finalmente, tiro de su mano.

—¿Confías en mí? —pregunta con una sonrisa burlona que brilla en medio de la oscuridad debido a la blancura de sus dientes.

No lo hago. No confío en él.

Cuando estaba en prisión su trato se me resultaba peor que un castigo. Siempre con sus líricas burlonas, su sonrisa de autosuficiencia...

—No aún. Pero lo haré —mi respuesta hace que su sonrisa se extienda, y eso me hace rodar los ojos.

Idiota...

DOMINIK© [2]✔Where stories live. Discover now