DOMINIK© [2]✔

Capítulo 10

DOMINIK

—Hoy es un día especial.

No puedo evitar enarcar mis cejas mientras mastico el cereal que se encuentra en mi boca. El hombre bigotudo que aparenta ser fuerte e incorrompible divaga un montón de idioteces a cada segundo. Me veo obligado a apagar la televisión para no ver su rostro de superioridad nunca más en mi vida. El es un idiota. Joe es el más maldito idiota que he conocido en toda mi vida.

Decido encender la radio para producir algún tipo de sonido en la estancia que no sea más que mis molares y caninos haciendo su trabajo de desgarrar los alimentos.

—Hoy es un día especial.

Ruedo los ojos. Esto tenía que ser una jodida broma. Continuo masticando mi cereal hasta que el sonido de la puerta interrumpe en mi rutina mañanera. Sin ánimos de vivir, obligo a mis pies a moverse hasta la puerta.

—Hoy es un día especial —murmura Derek tan pronto entra al lugar. Ruedo los ojos a segundos de coger una pistola y volarme los sesos.

¿El mundo estaba sincronizado hoy?

Ya veo, es un día muy especial.

—¿Interrumpo algo...?

—No, solamente estaba desayunando... Ya sabes esa actividad indispensable para rendir durante el día y para ser honesto, no esperaba visitas—le explico, volviendo a sentarme frente al televisor con el tazón de cereales sobre mi regazo.

Derek hace una mueca antes de caminar y plantarse justo frente a mi, clavando su afilada mirada en mí. Si hubiese sido otra persona que no conociera al imbécil de mí amigo hubiera estado realmente intimidado. Conozco esa mirada y el significado detrás de ella no podía ser nada especial.

—Joe... —comienza a hablar y no puedo evitar volver a rodar los ojos. A este paso me iba a ocasionar un estrabismo de tanto rodar los ojos—Joe estuvo en mi oficina esta mañana, me amenazó con encerrarme en prisión.

Después de tragar el bocado de cereal, abro mis ojos con dureza. ¿Por qué Joe haría algo como eso?

—Alguien quiere culparme de la muerte de Christina Sullivan—opina de pronto haciéndome abrir mis ojos aún más.

—¿Por qué querría alguién culparte justamente a ti de su muerte? —reflexiono, colocando mis brazos por detrás de mi cabeza y tratando de razonar junto a él.

En primer lugar, no tendría sentido culpar a una persona que no posee ningún tipo de relación afectiva con la víctima.