03 🍁 Destinados o no.

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—Nana, ¿cómo estás tan segura de que las parejas destinadas existen? —preguntó Jimin con voz taciturna, mirando cómo la pequeña llama de fuego de una vela de cumpleaños desaparecía en el aire, justo sobre el número dieciséis pintado en distintas tonalidades celestes—. Nunca he hablado con alguien que conozca una personalmente. 

—Yo conozco una.

El ojeroso y aún cansado omega levantó la mirada, contento.

—¿Crees que yo pueda encontrar a mi pareja también?

—Sé que le encontrarás —La mujer sonrió—. Sea tu destinado o no, sé que encontrarás al amor de tu vida, Jimin.

Jimin separó la frente de la mesa de madera, viendo a Nana finalmente contonear sus caderas hacia el comedor. Se sentó a su lado, con la taza de té lista entre sus manos y el largo cabello negruzco aún húmedo por la reciente ducha.

Las manecillas del reloj marcaron medianoche en el silencio de la oscuridad. La casa estaba apagada. Solo brillaba en la habitación la araña con lágrimas de cristales apuntando hacia el centro de la mesa.

—¿Sucedió algo en la escuela? —cuestionó ella con voz suave—. Este sería un récord. Sólo una semana y ya has vuelto locos a todos los alfas.

Jimin escondió el rostro en sus brazos, manteniendo la frente pegada a ellos. Nana se inclinó hacia él. El chico ni siquiera sonrió por la broma. 

—Creo... que encontré a mi pareja destinada.

La mujer alzó las cejas de golpe, separando los labios con sorpresa, muchísimo más sorprendida e inestable de lo que planeó demostrar en cuanto decidió preguntarle qué ocurría.

—¡¿L-Lo hiciste?!

—El primer día de clases —contestó asintiendo—. Lo vi..., y fue... ¿como si lo hubiera reconocido? —Jimin suspiró, abriendo los ojos. Su rostro todavía apoyado en sus brazos—. Como si ya nos hubiéramos visto antes y ahora sólo nos hubiésemos vuelto a encontrar...

Nana juntó las cejas con algo de preocupación, de pronto curiosa por lo triste que se veía ante tan maravillosa noticia. Encontrar a tu pareja predestinada era lo más parecido a un milagro en la vida actual y, aun así, Jimin se veía tan desanimado. 

—¿Cómo fue? —preguntó, para ver el semblante ajeno decaer otra vez—. ¿No ha sido como te lo esperabas? ¿Te ha... tratado mal? 

—No, pero me ignora. Pasa totalmente de mí —Bufó—. He intentado saludarle dos veces esta semana, y las dos veces me ha dejado hablando solo. ¡Ni siquiera me deja llegar a la parte del "¿cómo estás?", Nana! Con suerte y sabe mi nombre... —Volvió a ocultar la mitad de su rostro detrás de sus brazos y frunció el ceño, completando la frase—: si es que me escuchó cuando se lo grité el primer día.

—Bueno, quizás lo pones nervioso. ¡Mírate! Podías enamorar al mundo entero si te lo propusieras.

Jimin sonrió. 

Luego, al volver a recordar su rostro, se ocultó de nuevo contra sus brazos.

—Realmente me gusta. Él... en serio me gusta, Nana. Nunca creí que sería así. Nada más me tomó un segundo en saber que es perfecto para mí. Y su aroma..., ah, es tan bueno —La beta sonrió entretenida—. ¡Y es muy atractivo! ¡Completamente mi tipo!

—Entonces está hecho, ¿no? Yo te apoyo —aseveró la mujer, aplaudiendo—. Nana siempre estará ahí para cuidar de tu corazón. Así que si te hace feliz, no te rindas.

Jimin soltó una risa baja, juntando las cejas. Sabía que la mujer estaba mostrando una extra cantidad de energía para subir su ánimo. Sólo por eso él intentó devolver la misma cantidad.

01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~MilaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt