04 🍁 No será tuyo.

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—Wao, así que ustedes realmente viven juntos —murmuró Taehyung, unos veinte minutos después de haber entrado a la casa de paredes blancas. 

Las carcajadas infantiles y los juguetes olvidados sobre los sillones afirmaban la presencia de un par de niños en casa.

—Somos hermanos, técnicamente —afirmó Jungkook, subiendo las escaleras con una burbuja de chicle en su boca—. Digo, no de sangre, pero hemos sido criados juntos. Aunque yo llegué aquí primero.

Taehyung, a la siga de Jungkook, miró hacia atrás en busca de Jimin. —¿Entonces sí eres adoptado?

—Todos en esta casa lo somos —confirmó Jiminnie, asintiendo con una sonrisa ligera—, pero juntos hacemos una gran familia. En navidad la casa suele repletarse con los chicos que ya han hecho sus vidas y los que aún estamos aquí.

—¡Eso es cool! —confesó el rubio—. Yo sólo paso navidad con mis dos padres, no tengo hermanos a quien molestar. Con suerte y tengo perro que me ladre.

Jimin abrió la puerta de su cuarto, viendo a Jungkook palmeando la espalda de Taehyung en forma de consuelo.

Después de contarle la dinámica de la familia y que el omega no les creyera en absoluto, Jimin le sugirió pasar la noche con ellos. Taehyung aceptó con gusto.

Era la primera vez que llevaba a alguien a casa, considerando que sus únicos amigos eran las personas que ya vivían con él y era aburrido hacer pijamadas con ellos cuando ya gran parte de los días uno se iba a dormir con el otro.

Pasó una semana desde que Nana le contó de sus padres. No volvieron a hablar nada al respecto desde entonces, pero él lo mantenía presente desde que despertaba hasta que se iba a la cama.

Jimin era el fruto del amor entre un alfa y una omega, tan jóvenes y enérgicos como tan llenos de inexperiencia. 

Sus padres se amaron con locura. O con tanta locura como un par de adolescentes podrían amar. Se habían jurado un futuro lleno de promesas y la búsqueda de una propia utopía. Pero la magnitud de sus sueños no eran tan grandes como la magnitud de compromiso que había en una pareja destinada. Y cuando su padre tuvo que elegir, eligió el compromiso.

Entonces, bajo presión y sin poder hacer nada más que aceptarlo, el primer amor de su padre desapareció de su vida.

Lo más cruel en su historia, sin embargo, no fue el no volver a verla. Sino enterarse de que en algún rincón del mundo tenía un hijo. Un primogénito viviendo sin su protección. Quince años tardó en enterarse.

Su única coincidencia: La relación que tenía con Nana.

Antiguos compañeros de infancia, mejores amigos atravesando las décadas. La beta, incapaz de dar vida, adoptaba muchachos sin o con duras esperanzas de un buen futuro y luego el alfa, quien residía en la manada, se encargaba de darles opciones de un hogar en su territorio.

Así encontró a su hijo.

Por una casualidad.

—¿Cuántos viven aquí ahora? —preguntó Taehyung, relajado sobre la cama de su compañero de salón. 

Nana les llevó una bandeja con snacks.

—Ahora somos nueve —respondió Jimin, mirando el techo.

—¿Antes habían más? —Tae preguntó, esperando por un asentimiento—. ¿Y dónde están ahora?

Jungkook estaba concentrado en un videojuego. —Uno en la escuela de medicina, otro viajando por el mundo y una cumpliendo su contrato como modelo. Ninguno está muy interesado en irse a vivir a la manada.

01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~MilaWhere stories live. Discover now