01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~Mila

32 ❄ Las piezas del rompecabezas (Parte I).

La bocina de la camioneta se escuchó entre los árboles, y las luces de los faroles se escurrieron por entre la oscuridad. La fogata comenzó a encogerse y los demás comenzaron a quejarse del sueño. Jihyun era el único que no había vuelto a hablar después de lo de Jimin. Todos le intentaron convencer de que no era su culpa haber soltado un comentario como aquel, que era imposible que supiera que afectaría a su hermano. Jihyun asintió pero no pareció realmente convencido.

A pesar de eso, incluso cuando se mostraba bastante cabizbajo, Jaebum le logró sacar una media sonrisa al sacudirle el cabello. Con él había empezado su ronda de despedidas. Se despidió de la pareja con abrazos, y después llegó al más pálido. Aunque su expresión ya no era tan amigable.

—¿Un apretón de manos para terminar bien? —le preguntó Yoongi luego de que Jaebum le hiciera seguirlo hasta las puertas deslizantes de la casa.

Desde ahí podía ver a Jimin parado en la cocina, mirando una copa rebosante de agua que ni siquiera estaba intentando tocar. Fingió que no le había visto y puso su atención en el otro alfa, sin querer demostrar la preocupación que seguía estrujándole las tripas.

—Al menos disimula tu alegría.

—Anda, ¿no sería muy hipócrita de mi parte? Estoy feliz de que te vayas —Jaebum asintió, levantado una de las comisuras de sus labios. Yoongi no le despegó la mirada de encima—. Jimin me ha dicho que hay problemas en el restaurante, que debes ir para arreglar algunos problemas. ¿Es cierto?

—¿Crees que sólo me estoy yendo porque ha aceptado tu cortejo?

Yoongi no quiso preguntarle el cómo se había enterado de aquello.

—No sé. ¿Qué tal si me lo explicas?

—Quizás antes sí te hubiera dejado el camino libre. Sólo por ver a Jimin feliz. Ya lo hice una vez, cinco años atrás. Cuando creí que sólo tú podrías hacerle bien. Pero ya no, no esta vez. Ahora las razones por las que debo irme son muy diferentes. Esta vez no me hubiera importado seguir aquí sólo con el objetivo de hacer a Jimin aceptarme a mí, y no a tu aún inmaduro culo —Jaebum apretó la quijada, viendo al otro poner una mueca no tan distinta a su propia amargura—. Pero no puedo quedarme, el restaurante sí tiene algunos problemas.

—Vale, entiendo —Yoongi asintió, pasando la lengua por el labio inferior con sorna—. Date prisa. Sé que quieres tirarme una advertencia. Ya, suéltala. Soy todo oídos.

Jaebum soltó un gruñido ronco.

—¿Por qué pareces nunca querer cooperar? Min, no estoy haciendo esto por ti o por mí, imbécil. Te estoy dejando el camino libre porque tú eres su mejor opción ahora —Yoongi alzó el mentón, arrogante—. Pero es la última oportunidad que te doy. Juro que esta vez no me quedaré de brazos cruzados si vuelves a romperle el corazón. Me lo llevaré hasta el fin del mundo si es necesario para mantenerlo lejos de ti, y te romperé cada jodida extremidad para que ni siquiera puedas arrastrarte fuera de una cama. Logré avanzar con él cuando no estuviste, podré volver a hacerlo otra vez —Jaebum se devolvió un paso hacia atrás, y se giró finalmente a la puerta deslizante—. Y no es una puta advertencia, es una amenaza. Tú no me conoces, Yoongi. No sabes las cosas que soy capaz de hacer.