25 ❄️ El anillo en su dedo.

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La bolsa de soju colgaba de su mano con un ligero temblor, y las botellas de vidrio verdoso chocaban ligeramente entre ellas

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La bolsa de soju colgaba de su mano con un ligero temblor, y las botellas de vidrio verdoso chocaban ligeramente entre ellas. Era el único ruido en la calle, aparte de la acortada respiración de Jimin dibujando pequeñas nubes de vaho frente a su rostro. Por un momento una ligera capa de oscuridad cubrió los bordes de su vista, advirtiéndole que estaba en peligro de desmayarse si no se tranquilizaba pronto.

Así, se quedó quieto, como si esperara a que la noche lo cubriera de pronto y lo hiciera desaparecer.

Yoongi era otro caso, aunque él tampoco quería moverse.

Esa sensación, idéntica a la de no saber si estás despierto o estás soñando, de pronto estaba ahí otra vez. Igual a tantas veces pasadas, cuando terminaban siendo pesadillas. Era lo único que lo estaba manteniendo quieto y silencioso frente a la presencia del omega.  ¿Y qué tal si era otro de sus sueños? ¿Qué si todo se desvanecía en cuanto al fin se decidiera dar un paso al frente?

Porque si era un sueño, si realmente era una ilusión que su mente desesperada había creado sólo para jugar con su corazón de la más cruel manera, al menos quería apreciar ese precioso rostro.

Pues olvidarlo, esa sí que había sido su mayor agonía.

Había sido la etapa más aterradora, la más desesperante. El comenzar a olvidar su rostro, los detalles de sus finos rasgos. Esos brillantes ojos. Llegó un tiempo en el que ya ni siquiera podía recordar el sonido de su voz. Y se odió por ello. Se odió porque lo extrañaba, y no podía consolarse con ningún recuerdo porque todos ya estaban fragmentados. Extrañaba cómo sonaba su risa, cómo se sentían sus manos y sus labios. Y no sabía qué hacer para tenerlo una vez más ahí, no sabía qué hacer. Sólo quería abrazarlo. Cada vez que despertaba, sólo quería la oportunidad de abrazarlo una vez más. De olfatear su aroma, ver su rostro, escuchar su voz o sentir su piel.

Pero si sólo podía observarlo, estaba bien. Si tenía que quedarse toda la eternidad en quietud sólo para tener su imagen a un par de metros de él, estaba bien. Todo estaría bien, en tanto Jimin no volviera a desaparecer.

Aunque desaparecer era en lo único en lo que pensaba el rubio.

El omega de nacimiento, aunque ya no tan omega, apretó la bolsa en su puño. Le temblaron las rodillas antes de que comenzara a temblarle el cuerpo y, reteniendo la respiración, giró rápidamente sobre sus talones en un comienzo de huida. Avanzó de vuelta a la camioneta con el corazón bombeando y golpeando contra su deteriorado pecho; sus pasos veloces y trémulos. Metió la mano en la manija de la puerta y tiró de ella. Sin embargo, antes de lograr abrirla más de un par de centímetros, la mano apoyándose de golpe sobre la ventana la volvió a cerrar de un portazo.

Jimin dio un respingo, girándose y dejando caer la bolsa al suelo. El vidrio se quebró y el líquido transparente se esparció sobre el pavimento como el desastre que estaba a punto de ocurrir. Apoyó las manos en el pecho ajeno para mantener distancia, sintiendo su propia respiración entrecortarse y empeorar. Miró entonces los ojos del alfa. Más asustado y destrozado de lo que le hubiera gustado demostrar.

01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora