01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~Mila

27 ❄️ Como si nada hubiera pasado.

Hoseok siempre había sido la cinta de advertencia de Yoongi. Su límite a la estupidez, la barrera que siempre estaba ahí antes de que se arrojara a ciegas hacia alguna mala decisión, la persona que evitaba sus peleas con otros borrachos en esas viejas cantinas de mala clase en las que hace un tiempo el mayor solía recurrir. Hoseok era su señal de alto, siempre y cuando estuviera presente, él sería quien detendría o evitaría que su mejor amigo terminara de desmoronarse.

—¿Qué mierda hace este aquí?

Nunca había tenido ningún impedimento para controlar su temperamento. Quizás, más de una vez, Yoongi perdió los estribos estando solo, eso era cierto, pero Yoongi nunca, mucho menos en los últimos cinco años, había perdido el control con él presente en la misma habitación.

Y al menos había sido así hasta hoy.

En el instante en que Jaebum respondió al otro, soltando un comentario que Hoseok no fue capaz de entender, vio Yoongi arremeter contra él. Jaebum había logrado alejar a Jimin de un tirón, recibiendo el puñetazo con la mandíbula y recomponiéndose lo suficientemente rápido como para abalanzarse hacia Yoongi con el mismo enfado.

Hoseok había intentado actuar rápido, alcanzando a reaccionar luego de que, con un empujón de Yoongi, Jaebum rompiera una ventana. Las cosas decorativas sobre la mesita en la entrada también habían sido víctimas del desastre, quebrándose o terminando en el piso mientras los dos alfas lograban propinarse golpes entre insultos y gruñidos.

Jimin comenzó a gritar que se detuvieran cuando vio a Yoongi caer al suelo con los puñetazos de Jaebum encima, pero el de piel más pálida le había alcanzado a dar un codazo antes de que el rubio lograra alejarlo y, antes de que Hoseok finalmente se le acercara para separarlo a él de Jaebum, logró enterrar uno de sus puños en la nariz del también pelinegro.

Jimin se arrojó sobre sus rodillas para ver la sangre en el rostro de Jaebum, mientras Yoongi, ya de pie y con la respiración acelerada, se soltaba de Hoseok con un gruñido que hizo a su mejor amigo espantarse.

—¿Entonces es él? —rugió Yoongi, alzando la ronca voz—. ¿Es este el imbécil con el que estás comprometido?

Jimin miró a Yoongi, con sus asustados ojos aún brillantes en lágrimas de lo que por un momento fue desesperación, y bajó la cabeza con incertidumbre. Jaebum levantó los ojos a Yoongi con los orbes inyectados de ira, mientras continuaba con el dorso de su mano pegado en los orificios de su nariz, manchando el piso y su ropa con la sangre que no dejaba de fluir.

Jimin apretó los labios entre sus dientes cuando, sin que se lo esperara, Jaebum asintió.

—Sí, la puta madre, yo soy ese imbécil.