01 || KINTSUGI: "Mi alfa" || YM || ~Mila

Memories.

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Las tardes de otoño nunca le parecieron la gran cosa. El clima no era especial. Eran días tibios, con brisas frescas y viento leve. No había ninguna fecha especial tampoco, o ninguna que le fuera extremadamente importante recordar ahora. La temporada era floja, sin nada que le hiciera recordar que estaban en una verdadera estación y no en un simple puente hasta el Invierno. El color en las calles y las hojas anaranjadas sobre el pavimento cada vez que iba de camino a la universidad eran las únicas cosas notables de sus otoños.

Sin embargo, el período de las hojas marchitas se había vuelto interesante últimamente.

Los días cambiaban de humor constantemente, y aquello siempre le abrumaba, pero el omega no era así. No. Jimin, desde que apareció en su vida, mostraba sin cambios la misma sonrisa y los mismos par de ojos cálidos llenos de ilusiones. No importaba si hacía un poco más de frío que ayer, o si comenzaba a llover a mitad del día. Jimin siempre le enseñaba la misma sonrisa.

Apenas habían pasado unos días desde que el omega se apareció en el pasillo de la preparatoria para presentarse como su pareja destinada. Sólo un par de días desde que todos sus planes de un futuro con Yonhee se derribaron. No podía hacer nada. Ni siquiera sabía si realmente le molestaba que todo estuviera desmoronándose.

Ah, si al menos le fuera fácil.

Yoongi sabía que habían algunos sujetos trabajando para Jung. Algunos sujetos estudiando en la preparatoria que sólo actuaban como ojos y oídos del viejo.

Sospechó de algunos ese día. Esa vez que le descubrieron mirando a Jimin a escondidas. No sabía que estaba siendo tan evidente sino hasta que sintió la pesadez de la mirada de esas personas. Yoongi se había girado y devuelto por el pasillo sin decir nada. Las manos frías en los bolsillos y la mirada gacha preocupada.

Ellos le dirán a Jung.

¿Los lastimarían? Si Jung se enteraba del mínimo interés que le ha estado enseñando a Jimin los últimos días, del mínimo interés de verle a escondidas que han descubierto hoy..., ¿los lastimarían?

La preocupación y la ansiedad le habían comenzado a carcomer el pecho.

Quizás por eso había corrido a casa de Yonhee después de sus clases. Quizás por eso le había besado de esa manera en cuanto la vio llegar al primer piso. Quería obligar a su corazón, a su alfa, a sentir algo por ella. Algo más que el cariño que ha sentido siempre, algo que se asimile a lo que sentía viendo a Jimin.

Pero no sintió nada.

Nada, hasta que vio a Jimin bajar las escaleras.

Quizás por eso se había comportado tan serio en cuanto le escuchó.

"No sabía que ustedes estaban saliendo".

Quizás por eso le costó tanto hablar.

"Lo hacemos, desde hace unos tres años".

Si él no podía obligarse a sentir algo por Yonhee, tenía que obligar a Jimin a odiarle a él.

Sólo así ninguno de los tres terminaría irremediablemente destrozado.

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—No es un lazo roto —explicó Jimin, balanceando sus pies. Andaba descalzo, y uno de sus brazos estaba descubierto a merced del doctor. El anciano beta, con los lentes resbalando constantemente por el puente de su nariz, alejó la aguja de su piel y volvió a su escritorio. Jimin esbozaba una mala mueca de dolor—, no es un lazo roto —repitió—. Mi alfa no me engañó. No marcó a alguien más y dejó una cicatriz en mí. En mis dieciocho años jamás he estado en una relación. Usted es doctor. Debería saber diferenciar las cicatrices.