Prólogo

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  Un nuevo día comenzaba en Seúl, la ciudad estaba tan activa como siempre, eran las siete de la mañana y la gente ya iba de aquí para allá, se podía escuchar la diversa velocidad de pasos, algunos muy rápidos, otros lentos, también se oía la distinción entre hombres y mujeres: los tacones. Además, se escuchaban las aperturas de los locales que estaban cerca, se podía percibir cómo aquellas fachadas metálicas eran levantadas, la sonoridad no era nada linda, de hecho, era algo molesto el chirrido que emitía el metal al chocar con el techo, igualmente, el bullicio de autos arrancando invadía la atmósfera entera. Definitivamente, esa era la ambientación de una ciudad ajetreada por la mañana.

  HoSeok se despertó gracias a la tranquila alarma de su celular, el único tono decente para despertar sin paros cardíacos incluidos. El pelirrojo se estiró aún acostado y bostezó con pereza extrema, el día anterior, había acompañado a su amigo JiMin a una fiesta y como consecuencia, sólo había dormido un par de horas. Su cabeza dolía un poco gracias al desvelo y el alcohol, pero, se había pasado con lo último, finalmente, había intentado deshacerse del dolor que tenía en su corazón debido al rompimiento y traición de su amado YoonGi. Este pensamiento provocó que el bermejo suspirara, revolviendo su pelo con cierta frustración, parecía que su vida estaba hecha un caos completo.

  Su segunda alarma comenzó a sonar, ahora era un tono más brusco, la finalidad de ésta era el de despertarlo de una vez por todas, si es que no lo había hecho aún. Inmediatamente después de que comenzara ese tono, HoSeok decidió sentarse en la cama. Observó su habitación, estaba completamente desordenada, había pasado un pequeño tiempo sin limpiarla. La depresión, por ser dejado de aquella manera, lo había descompuesto completamente. Su ropa estaba regada en el suelo, incluso, parecía una alfombra improvisada de diferentes colores. Sus zapatos estaban distribuidos por toda la habitación igualmente. A pesar de ello, todos se encontraban con su par, tal vez dentro de ese desorden, había un pequeño orden. Los libros que se encontraban en su escritorio color chocolate, estaban apilados en desorden como todo en su habitación, los de música, literatura y poseía, estaban mezclados con los de su universidad, formando así otro arcoíris, la diferencia era que, esta vez se trataba de libros. Todos los que conocían a HoSeok sabían que esa habitación jamás podría estar así, claro, si no estaba deprimido.

  Al terminar de observar aquel interminable desastre, se levantó y caminó hacia el baño, una vez allí, tomó una ducha rápidamente. Mientras lo hacía, pensaba en cómo distribuiría su tiempo entre las clases y el trabajo, sabía que tendría que adelantar tareas en su turno laboral. Al salir, se cambió, se colocó su traje azul marino, se puso una camisa lisa blanca, así como una corbata azul marino oscuro, al terminar de vestirse, metió su ropa para ir a la universidad en su pequeña maleta, llevaba una playera blanca con las palabras "coffee" en medio, unos jeans rotos de las piernas, sus preciados Vans negros y un gorro color rojo. Poco después, se arregló el cabello y tomó sus cosas para dirigirse a la estación de autobús. Al ir caminando por el pasillo de su piso, se topó con una persona, ambos se vieron. La mirada de aquel chico ocasionó un escalofrío en el pelirrojo, había algo extraño en él, principalmente en sus ojos, sin embargo, no sabía qué era. No le prestó atención, por lo que decidió seguir caminando, iba algo tarde a su trabajo, no tenía tiempo para cuestionarse sobre ese hombre. Al llegar al elevador, presionó el botón para ir al sótano. Antes de que se cerraran las puertas, pudo ver cómo aquel misterioso chico le guiñó el ojo, esto hizo que el bermejo abriera los ojos de par en par y que sus mejillas se tornaran de un suave tono carmín. ¿Qué había pasado? HoSeok estaba algo confundido, sin embargo, sólo sacudió su cabeza y suspiró, vaya extraño inicio de día. Cuando salió de su edificio, vio un camión de mudanzas, posiblemente era de aquel desconocido. De nuevo, intentó hacer caso omiso a aquel pequeño detalle.

  Se dirigió a la estación de autobús a continuación, para su suerte, llegó justo a tiempo. El transcurso fue el mismo de siempre, no había nada que llamara su atención, por lo que simplemente se puso sus audífonos comenzando a escuchar la melodía más común en su vida ahora, "Don't wanna fall in love", esa era su nueva canción favorita por miles de razones. Cuando llegó a su trabajo, fue a su casillero, metió su mochila junto con su maleta, sacó su gafete y sus lentes, para así dirigirse a la recepción.

Hard to Seduce ❃ VHOPEWhere stories live. Discover now