Changed my fuckin' life - #FanFic

Capitulo 26: Decisión.

Zayn Malik.-

Su celular seguía apagado, ya no faltaba mucho para llegar. El pecho me dolía y la respiración no me acompañaba. Me detuve un segundo para tomar aire y luego seguir corriendo. 

- Mandy Violette Williams Smith ¿puedes contestar el maldito teléfono? –ese sería el mensaje numero 15, tal vez. No sé por qué seguía gastando minutos si ella no ha escuchado ni el primer mensaje de voz.

Me asomé sigilosamente por el ventanal una vez llegué a la cafetería, y hoy, como nunca, había bastante gente, las mesas ocupadas, la barra ocupada y me colé por las puertas para entrar. Miré a todos lados, en las esquinas, en cada mesa, observando a la gente que me devolvía la mirada con preocupación y una que otra chica intentaba coquetearme, pero no vine a eso.

Bárbara pasó junto a mí y me dio un papelito ¿Qué diablos? Lo abrí y al levantar la vista ella señala una puerta, vuelvo a centrarme en el papel gris entre mis manos y decía “ella está adentro, ve” no lo pensé ni mucho menos lo dudé. Entré por una puerta que decía Personal Autorizado, empujé fuerte haciendo que golpeara y rebotara contra la pared golpeándome de sorpresa, su risa, su risa llamó mi atención.

- Hey –me acerqué sobándome el brazo, ella se limpiaba los ojos con las mangas de su chaqueta y miraba su regazo, tenía un pequeño cachorro en sus piernas- he estado buscándote, Mandy ¿por qué huyes?

- Porque no puedo con esto… -su voz estaba apagada, sus manos se movían tanto acariciaba al perrito que la miraba con la lengua afuera y sus pequeñas patas en alto, dejándose querer.

- ¿Tú crees que yo sí? ¿Crees que me duele menos que a ti? ¿Piensas que solo tú te sientes como si… si te rompieran el alma? ¿Eh? –Me quedé de pie frente a ella, levantó por fin la vista para verme con lagrimas en sus brillantes ojos, sentía tanta rabia- No eres la única…

- No quiero tu consuelo, ni tú lastima, ni nada… -dejó al animalito en el suelo, este se quedó a su lado observándonos. Mandy agachó la cabeza y pasó junto a mí apretando los puños.

- ¿Dónde vas? –la detuve amarrándola de la mano, dio un tirón pero no la solté.

- Por ahí –se encogió de hombros- no me sigas.

- No lo haré.

Salió de donde sea que estuvimos, pasando por entre la gente y hasta la salida de la cafetería, el cielo estaba anaranjado y el sol se ponía escondiéndose por las rejas de las casas e iluminando por entre los edificios buscando a quien darle en la cara como justamente le pasó a Mandy. El sol le daba de lleno en su triste rostro, evitando que pudiera ver con claridad. Me puse en frente de ella haciéndole sombra.

- Dijiste que no me seguirías…

- No lo hago –me acerco y la abrazo- prometí no dejarte ¿recuerdas?

Entonces levantó la vista y me vio a la cara, apenada, y enterró su rostro en mi pecho, apretándome para que no me alejara un que no pensaba hacerlo, besé su cabeza y entonces pude llorar. Llorar por mi perdida, de dolor y no de rabia, de pena y no de impotencia, pude llorar sin vergüenza a mi querida Amanda Payne.

Al día siguiente fue el funeral, había mucha gente, gente que en mi vida había visto y no quería que me vieran, que me conocieran en estas condiciones. Estaban también mis amigos, sus familiares y vecinos, ella, mi Amy estaba en el centro de todo este caos que mi cabeza creaba. El pastor hablaba, leía su pequeña biblia y le dedicaba palabras al Sr. Payne que junto a él estaba Liam, estaba muy cerca de él observando por detrás de Niall y Louis con Harry a mi lado. Más lejos, casi ocultándose como lo hacía yo, estaba Mandy con sus padres y una amiga, nuestras miradas se encontraron y por su rostro caían innumerables lágrimas que anhelaba quitar para verla una vez más sonreír. Pero no podía soportar más tiempo aquí. Palmeé el hombro de los chicos avisando que me iría a dar una vuelta por el cementerio o tal vez no, no importaba.

¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Uno, dos o tres meces? ¿En serio el tiempo ha avanzado y me ha dejado atrás? Estoy viviendo en el pasado, tratando inútilmente de frenar el tiempo, pero sé que es imposible, tanto como pararme en medio de la calle y detener la lluvia con mi actitud. No he salido de mi casa desde entonces, he mantenido mi celular apagado y cuando viene alguien a verme, simplemente le digo a mi madre que mienta inventando que salí de viaje o que morí, ok, es un mal chiste.

- A ella no le hubiese gustado que te quedaras todo el santo día en casa, Zayn –decía Doniya a lo que entraba en mi habitación, se sentó a los pies de mi cama- ¿Qué esperas?

- Tal vez, pero ella no está para decírmelo –respondí amargo mientras tomaba mi guitarra y tocaba acordes al azar.

- ¡reacciona! –Gritó- Hermano, mírame… -obedecí- mira lo que haces, mira tu vida, tu habitación, ve con tus amigos, haz algo.

Mis otras hermana echaron un vistazo por la puerta, mamá se acercó y las sacó llevándolas a cualquier otro sitio, papá se apoyó en el umbral escuchando atento ¿Qué hacían? ¿Es un complot contra mi persona?

- Toma –mi padre avanzó un poco y me tendió un folleto. Lo tomé- Debería hacer algo por tu vida ¿no crees?

En mis manos tenía un flyer del programa busca talentos que he visto un par de veces en la televisión ¿Quería que participara? –Negué rotundamente con la cabeza- ellos me observaban y sonreían.

- Es en Londres –dije como excusa- eso es lejos.

- Te pagamos un departamento –argumentó mi padre- Hijo, Zayn, necesitas distraerte, olvidarte de lo que ha pasado.

- Necesitas superarlo –aportó mi hermana mayor- tienes talento y estas cuatro mugrosas paredes están aburridas de oírte cantar.

- No se… no me siento preparado, no ahora –susurré dejando el folleto en la mesa de noche.

El reloj marcaba las 3:00 am y no puedo dormir, algo me da vueltas la cabeza. No puedo ir, pero… ¡es Londres! Debería intentarlo, quizás ni clasifique o no alcance un cupo en el programa, quizás llegue tarde. Pero una voz me decía que lo intentara y mi familia tenía razón, no puedo seguir así. Mi vida está mal.

“¿Estas despierto? Veo luz en tu habitación…” era un mensaje de texto de Mandy. No respondí.

“¿Qué pasa contigo?” decía otro mensaje que me envió al día siguiente, tampoco le respondí. Ni yo sabía que me pasaba, pero de algo ya estaba claro y tenía que hacerlo.