Capítulo 5

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Un mes. Un jodido mes sin Shawn, casi cinco semanas desde que se había ido. Estaba sola en la escuela, sin contar a mis amigos. Pronto vendrían las vacaciones, por  lo que me animaba un poco más. Pero mi novio no estaría ahí para divertirse un poco conmigo. Me dolía que él me mintiera, o al menos eso era lo que yo pensaba. Su razón de desaparición era por trabajo de su padre y que tenían que resolver un problema. Justin sospecha que es por el incidente del baño, que mágicamente quedó en el olvido.

Ah, y hablando del rey de Roma...

-¿Sabes si postularás para la obra que habrá?-me preguntó Justin.

-No lo sé todavía, Bieber.-respondí, sin gana alguna. Últimamente estaba así de decaída.-Tal vez lo haga.

-¿Al menos sabes que obra es?

Negué y reí. La primera carcajada en semanas.

-La verdad es que no, rubia.-contesté.-¿Cuál es?

-La Tempestad, de Shakespeare. Podrías ser Miranda, o Ariel. Quiero audicionar para el papel de Ferdinando. O Fernando, nunca entendí bien su nombre.

Volví a reír, Justin estaba haciendo lo que nadie había logrado. Estaba un poco deprimida. 

-Creo que audicionaré por el papel de Ariel, suena bastante interesante. Debemos hacer cosas diferentes, nuestra adolescencia está llegando a su fin. Hay que aprovechar cada instante de ésta.

-Sabias palabras, amiga.

Estábamos en pleno receso, amaba estos momentos. El ambiente de la escuela era muy tranquilo, a decir verdad. Era sereno. Puro. Así como yo, antes de aquellos recuerdos remarcables en mi habitación junto a Shawn antes de que se fuera. Shawn se llevó todo de mí, de todas las maneras posibles. Mi corazón, mi pureza, mi salud mental, absolutamente todo. De todas maneras lo amaba, y eso era extraño. 

-¿Qué comerás hoy?-me preguntó Bieber.-Hay estofado de cordero...

-Por ningún motivo.-le corté.-El de pollo es exquisito, pero el de cordero es un verdadero asco. Puaj, no sé como esa chica lo está pidiendo.-señalé a una chica castaña, nunca la había visto antes por aquí.

-¿Valentine?-preguntó mi amigo, el platinado. Pero para su mala suerte, se expresó ruidosamente, de modo que la susodicha miró en nuestra dirección y se acercó unos pequeños pasos.

-¿Hola?

Sonreí algo nerviosa. Ahora lograba recordarla. La maestra la había presentado en la mañana, venía llegando a la ciudad junto a su gemelo y sus padres. Era nueva y muy bella. Era delgada y tenía unos ojos grisáceos preciosos.

-Hola, Valentine.-saludé de vuelta.

-Sé que estás conmigo en química, pero no sé tu nombre.-rió. Noté que se lograba adaptar a las personas con mucha facilidad, me agradó de inmediato.

-Soy Violet.-me presenté.-¿Te gustaría almorzar con nosotros? 

Ella asintió.

-De acuerdo, sería genial. ¿Puede unirse mi hermano?-preguntó.

-Claro, no hay problema.-sonreí nuevamente, mucho más tranquila esta vez.-Por cierto, te recomiendo que no comas aquel estofado, mejor elige los fideos condimentados. Son exquisitos.

Oh, los fideos condimentados. Shawn, ¿en qué estarás?

-Gracias por la advertencia.-rió.-¡Eh, Nate!

Al escuchar su exclamación, me volteé, mirando a un chico extremadamente guapo. Tenía el mismo cabello que su gemela, sólo que más liso. Sus ojos eran grises, pero con destellos celestes. ¿Había visto a un ángel? Este hombre era perfecto.

-Hola, hermanita.-saludó, luego nos miró a Justin y a mí.-Hola, chicos. Mi nombre es Nate.

Sentí el golpe de Justin en mi brazo, logrando que volviera a la tierra. El gemelo de mi, posible, nueva amiga, tenía su mano extendida frente a mí en signo de saluda. La sacudí de inmediato. Una estúpida sonrisa no lograba salir de mi rostro.

-Violet Allen.

Tomé mi bandeja y nos fuimos a sentar a una mesa desocupada. Extrañamente, Nate era una persona que siempre tiene un tema de conversación interesante. Guapo e inteligente, ¿algo más perfecto en este chico?

Las clases continuaron como normalmente era, pero concentrarme cada vez era más difícil. Pero esta vez no era porque Shawn se había ido, si no porque Nate no paraba de dar vueltas en mi mente. Todo estaba tranquilo en la clase de lengua, pero el director entró hecho una furia de un momento al otro.

-Los culpables del problema del baño han sido identificados.-anunció, todos nos miramos entre sí con ímpetu. Algunos culpaban a otros, y por otro lado se defendían de las acusaciones.-Si alguien sabe el paradero del señor Mendes, me lo deberá informar. Tendrán hasta el fin del día, es decir, plazo hasta dos horas más de ahora en adelante. Y necesito a la señorita Karen Deutch en mi oficina.

¿Qué? ¿Shawn involucrado? ¿Con Karen? No estaba entendiendo nada, así que levanté la mano. El director me dió la palabra.

-Señor Phillips, ¿Shawn es el culpable?-pregunté mientras escuchaba los miles de murmullos que se generaban. Tragué en seco cuando vi que asintió.

-Así es, señorita Allen. Su novio es el culpable.

Sentí que el alma se me vino a los pies. Karen había tenido sexo con mi novio. Mi novio había tenido sexo con una de mis mejores amigas. Karen y Shawn. Shawn y Karen. Juntos en un jodido frenesí... Me había engañado.

Karen se levantó de su puesto con la mirada baja, se dirigió a mi puesto y se colocó en torno a mi dirección. No fue capaz de mirarme.

-Lo siento.

Esas dos simples palabras habían sido lo único que logró pronunciar. Mis compañeros de clase comenzaron a gritarme cualquier tipo de obscenidades. "Te pusieron los cuernos", "cuernuda", "¿Qué se siente que tu novio se la meta hasta al fondo a tu mejor amiga y luego a ti?", cosas así. Me dolía mucho. No podía creer lo que Shawn había hecho. Me había dicho que me amaba, que estaba enamorado de mí. Lo peor fue que yo le creí. ¿Cómo fui tan estúpida?. Salí del aula con mi bolso corriendo mientras intentaba guardar mis cosas y trataba de evitar que las lágrimas comenzaran a correr por mi rostro. Él me hacía sentir insegura en cierto punto de nuestra relación, pero luego todo cambió. Gracias a esta confesión, muchas cosas se aclararon. Shawn tenía miedo de que yo me enterara y por ello estaba muy cariñoso y tierno. No podía creer que yo me hubiera entregado a él, y supuestamente él a mí, ya que según lo que me había dicho esa tarde era que él también era virgen y que era su primera vez.

Llegué al costado de las escaleras del sector inhabilitado de la escuela, lancé mi bolso y me senté, maldiciendo a Karen, maldiciendo a Shawn, maldiciéndome por haber sido tan estúpida. Las pequeñas lágrimas se convirtieron en un verdadero río, que venía acompañado de sollozos desgarradores y gemidos de dolor. 

"Eres un pedazo de cerdo, Mendes. Ojalá nunca te hubiera creído. Te odio, y un chico como tú, nunca será un verdadero hombre. Te pudrirás en el infierno por haber jugado conmigo y por haberme engañado. Maldito saco de escoria. Nunca más me hables ni me busques, porque a partir de hoy, estás muerto."

Y sin más, lo envié. No me importaba si me golpearía después. Mi dignidad siempre irá primero, y no dejaré que alguien tan sucio como Shawn Mendes se la lleve.

Who Says; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora