Capítulo 50

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Abrí los ojos, adaptándome al calor que hay en la cama. Me giré a la derecha, aferrándome a la almohada, pero reí al sentir como un brazo se adueñaba de mi cintura.

-¿Cómo te sientes, esposa mía?

Volví a reír para luego volver a voltear mi cuerpo. Miré aquel perfecto rostro de bebé que mi marido tenía, lo adoraba cada día más.

-Muy bien, esposo mío. Hoy es un día muy importante. ¿Sabías por qué?

-Me hago una idea, Vi.-sonrió.

-Oh, vamos. Sígueme el juego.

Hizo un leve toque en mi nariz, así que reclamé. Pero sonreí al sentir como depositaba un suave beso en mis labios.

-Lo siento, señora Archer, ¿pero por qué está así de emocionada?

-Pues, porque hoy es tu cumpleaños...

-Número cuarenta y seis.

-Número veintiséis.-corregí mientras aplicaba el champú en mi cabello.-No te sumes tanta edad, Archer.

-Pero así me siento en el interior.

Reí mientras revolvía su cabello de un lado al otro.

-Eres muy ridículo.

-Sólo tuyo, bebé.

Golpeé su pecho suavemente. Nate me abrazó fuertemente, comenzó a besar mi cuello. Suspiré para luego poner mis manos justo debajo de su nuca.

-No me he tomado la pastilla todavía, Nate. Tal vez más tarde.

Nate bajó la mirada, sus ojos azules comenzaron a brillar un poco más de lo normal.

-Si, sobre eso... Um...

Fruncí el ceño. Levanté su rostro, podía ver en su mirada algo de miedo, pero no lograba decifrar el porqué.

-¿Qué pasa? Ya sabes que me puedes decir lo que sea.

-Es sólo que... Me pasó por la cabeza algo por un momento, no importa.

-Nate, dime.-insistí, él suspiró.-No me enojaré.

-¿Has pensado en dejar todo eso?

-Todo eso... ¿qué?

-Ya sabes, las pastillas anticonceptivas y todo eso.

Oh. ¿Es que acaso...?

-¿A qué te refieres?

-Quiero tener un bebé, Vi.-admitió, luego suspiró.-Lo he querido por mucho tiempo, pero tenía miedo de decirte. No lo sé... Tal vez es algo bobo, pero...

-No es bobo, Nate.-acaricié su cabello, y después su mejilla.-Pero no lo sé... Digo, también quiero tener hijos. Pero, ¿Cómo sabes si ya es hora? ¿Si seré buena con ellos? Me asusta.

-Serías la mejor madre de todas, nena. Por eso quiero, porque amaría el hecho de tener algo tan tuyo y tan mío. Y no hay nadie mejor en este mundo para mí, que tu siendo la madre de mis hijos.

Mis ojos se aguaron, sin querer. Sus palabras me habían llegado al fondo de mi alma y corazón. Éste hombre me mataría.

-¿Crees que ya es tiempo?

-Tú tienes tus libros publicados, me ascendieron a chef así que de trabajo, estamos de sobra. Pero si crees que deberíamos esperar, yo lo haré todo lo que quieras.

Lo pensé. Nate y yo estábamos perfectamente bien. Teníamos una casa hermosa, amor de sobra y buenos sueldos. No había nada que nos detuviera.

Cerré los ojos y recordé aquel día.

Who Says; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora