Capítulo 30

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-¡Fuera, esclavo, vete!

Will, un compañero de clase que interpretaba a Calibán, salió de la escena con la cabeza baja mientras se alejaba con temor. Debía admitir que era un buen actor. Visualicé a mis padres y a mi hermano en el público, me miraban con una sonrisa que no pude devolver. No tenía ánimos de hacerlo y estaba en el proceso de la obra.

Entró quien interpretaba a Ariel cantando. Pero luego, salió Nate, logrando que el sentimiento de culpa saliera a flote una vez más.

-¿De dónde sale ésta música? ¿Del aire
o de la tierra? Ha cesado. Sin duda suena por un Dios de la isla. Sentado en la playa, llorando el naufragio de mi padre, el rey, esta música se me insinuó desde las aguas, calmando con su dulce melodía su furia y mi dolor. La he seguido desde allí, o, más bien, me ha arrastrado. Mas cesó. No, vuelve a sonar.

Nate se acercó a donde me encontraba con Shawn. Los miré con algo de miedo, esperaba que todo saliera bien. Comenzaba a tener náuseas gracias a los malditos nervios.

-Abre las cortinas de tus ojos y dime qué ves ahí.-murmuró Shawn.

-¿Qué es? ¿Un espíritu? ¡Ah, cómo mira alrededor! Créeme, padre, tiene una hermosa figura. Pero es un espíritu.-dije.

Tragué en seco al sentir la mirada de Nate sobre mí por una milésima de segundo.

-No, muchacha-Shawn acarició mi cabeza.-Come y duerme, y sus sentidos
son como los nuestros. Este joven caballero estaba en el naufragio y, si no estuviese alterado del dolor, estrago de la belleza, podríamos llamarle apuesto. Ha perdido a sus amigos y va errante en su busca.

Fruncí el ceño. No era la mejor actriz del mundo, pero al menos lo intentaba.

-Yo le llamaría ser divino, pues nada vi tan noble aquí, en la tierra.

Shawn se apartó, y Nate llegó al frente mío, cogiendo mis manos sudadas y temblorosas.

-Está resultando como lo concebí.-murmuró para sus adentros.-Espíritu, gran espíritu, en dos días te libraré por esto.

-Sin duda, la diosa por quien suena ésta música.Ten a bien decirme si habitas esta isla e instruirme sobre el modo como debo proceder estando aquí. Mi primera súplica, aunque última, es: ¡Oh, maravilla!, ¿eres o no una muchacha?

Negué.

-Maravilla ninguna, pero sí una mu-muchach-cha.

-Sigue, Violet. Piensa que nada pasó.-susurró Nate.-¡Mi idioma! ¡Dios Santo! Sería el primero de todos sus hablantes si estuviera allí donde se habla.

Sus hermosos ojos estaban iluminados y el azul en ellos era celestial. Estaba perdida en ellos. Paralizada. Quería besarlo y pedirle perdón por todo, pero no podía.

Y ahora las palabras no salían de mí.

-Tiene pánico escénico...-escuché al maestro Keaton decir.-¿Qué haremos ahora?

Trataba de hablar, pero se me era imposible lograrlo.

-¿C-cómo?-tartamudeé.-¿El p-prim-m-ero?

-Violet, relájate, por favor.-volvió a susurrar y acarició mis manos.-Un pobre solitario que se asombra de oírte hablar del rey. Él me oye, y porque me oye, lloro. Ahora el rey soy yo, y mis ojos, desde entonces sin reflujo, vieron el naufragio de mi padre.

Tomé aire y aparté mi mirada de sus ojos a su frente.

-¡Qué dolor!

-Ahora, acompañame para poder contarte mi historia.

Esa no era su línea. Oh Dios, ahora era la hora de improvisación.

-Con gusto iría, Príncipe.-cogí su brazo mientras salíamos y dejábamos a Shawn junto a Carter en la escena.

Salí del escenario con nuevas lágrimas brotando de mis ojos. No podía dejar de pensar en el dolor reflejado en los ojos de mi novio. Estaba comenzando a correr a los bastidores nuevamente pero una mano me detuvo. Pensé que era Nate, pero al voltear, me encontré con Tori y Lisa.

-Vi... Tranquila...

Ambas me abrazaron fuertemente. Comencé a desahogarme a través de un río de lágrimas bastante grande. Mi espalda quedaba frente al escenario, y mis amigas podían mirarlo. Se separaron y observaron detrás de mí mientras hacían una mueca.

-Creo que hay alguien que quiere hablar contigo...

Giré y me encontré con mi novio. La castaña y la rubia se retiraron, dejándome sola junto con Nate. Limpié mis lágrimas lo más rápido que pude y lo observé.

-Violet.

-¿Qué sucede, Nate?-pregunté tratando de sonar lo más normal posible.

-Tú lo sabes.

-Ojalá no lo hiciera.-evité mirarlo.-No sabes lo mucho que me arrepiento de eso, Nate.

-Lo sé.

Lo miré confundida y a la vez sorprendida.

-¿Lo sabes?-asintió.-Pues, sólo quería decirte que lo siento mucho y que desearía retroceder el tiempo para no haberlo hecho. Yo, lo juro, que...

-¿Sentiste algo con el beso?

-No. Claro que no.

-¿Lo prometes?

-No te quiero volver a mentir, Nate. No quiero perderte. Te amo demasiado.

No pude evitar sollozar para luego abrazarlo demasiado fuerte. Al principio, Nate no respondió, pero luego puso sus brazos alrededor de mi cintura y depositó un beso en mi cuello.

-Yo también.

-No quiero mentirte, tampoco perderte. Eres una de las personas más importantes de mi vida, Nathaniel Archer.-me separé para luego acariciar su mejilla. Él limpió mis mejillas húmedas.-No sentí nada por el estúpido beso. Y sólo quiero olvidarme de ello, y enfocarme en nuestra relación.

Nate puso su mano en mi nuca y sonrió levemente.

-Supongo que esto es... Una de las tantas dificultades de las relaciones.-rió.-Te amo mucho, Vi.

-Yo más.

Lo besé como había querido hacerlo hace mucho tiempo.

-¡Chicos!-miramos al maestro Keaton, él tenía una sonrisa en su rostro.-Es hora de volver al escenario.

-Ahí vamos, Maestro Keaton.

Caminamos hasta estar cerca del escenario. Miré a Nate algo más tranquila, pero aún podía sentir la culpa de haberle hecho daño.

-¿Me puedes perdonar?-pregunté temorosa.

-Claro, Violet. Nos amamos, y confío en tí y en tu palabra. Sé que te gusto, y yo estoy enamorado de ti, así que sigamos juntos, felizmente.

Alto, alto, alto. ¿Nate está enamorado de mí? ¿Y yo lo estaba de él?

No me imagino otra vida sin él. Nate saca lo mejor de mí, sobretodo cuando estoy con él. Lo amo demasiado. Y sí, es hora de admitirlo.

-Yo también estoy enamorada de ti, Nate.

La obra finalizó con una interminable ronda de aplausos, y aunque sea increíble, Nate y yo pasamos la noche juntos de la forma más romántica posible. Él era dulce y tierno, como siempre se le caracterizaba.

-No quiero que luego te arrepientas, Vi.-acarició mi cabello.-Si no quieres o no te sientes lista, no hay problema. Podemos esperar hasta que lo estés.

-Quiero hacerlo.

Las cosas fluyeron y en mi mente se fijó un tierno recuerdo que jamás olvidaría.

Who Says; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora