Capítulo 12

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Sonreí involuntariamente.

-No es muy obvio.-reí.

-¿Sólo eso dirás?

Puse mis brazos alrededor de su cuello, sin dejar de sonreír.

-También me gustas, Nate.

Me puse en puntitas para poder besarlo con más facilidad. Se sentía diferente a las otras veces, más especial. Más personal. Quería a Nate, y él tenía razón. Era obvio, teníamos cierta atracción por nosotros que era notable a leguas de aquí. Y es que aquel cabello rubio cenizo y esos ojos azules me enloquecían. Me ayudaban a olvidar la maldad. El egoísmo. El dolor. Todo lo que mi pasado ocultaba. Nate era diferente, muy perfecto para ser real. Y no podía creer que se fijaría en mí.

-Te quiero, Violet Allen.-murmuró una vez que nos separamos, decidí juntar nuestras frentes.-Estaba harto de ocultarlo y no poder decírtelo sin que se escuchara extraño. Y es por eso que no quiero que sufras más de lo que vienes saliendo. No lo mereces. Eres una chica genial.

Solté una leve lágrima, no de tristeza, sino de felicidad. Chicos como él no habrían muchos en el mundo.

-Yo también te quiero, Nate Archer.-besé sus labios castamente.

Nate sonrió de una manera tan... pura y hermosa. Nunca la olvidaría.

-Mira, no te pediré que seas mi novia. Al menos, no todavía. Menos aquí.-reí.-Sólo debes esperar un poco, quiero hacerlo de una forma especial.

-Está bien.-lo corté. Desordené un poco su cabello.

-Pero primero, necesito saber si estás dispuesta a estar en una nueva relación.-murmuró algo inseguro, se le notaba nervioso.-Porque no lo haré si no te sientes lista.

-Tranquilo.-acaricié su mejilla suavemente.-Sé que... contigo, todo cambia. Todo es diferente. Si se tratara de otra persona, diría que no. Pero sé cómo eres, y mi respuesta siempre será un rotundo si.

Nate tomó mi mano y salimos del armario del conserje de la escuela. Ambos con una sonrisa mas grande que la del gato Cheshire.

Nos dirigimos a la clase de historia de la mano, todos nos miraban confundidos. Y bueno, era extraño que ya estuviera con alguien mas en poco tiempo. Al llegar al salón, Nate se sentó a mi lado y me ayudó a organizar mis objetos escolares. Quedaban sólo cuatro meses para la graduación, tendríamos que empezar a ver las inscripciones para la Universidad, lo que estudiaremos y todo eso.

Estoy nerviosa.

-¿Cómo te sientes para la próxima semana?-preguntó mi futuro novio. Ay.

Aún así, apartando mis estúpidos pensamientos, fruncí el ceño.

-¿Qué hay?

-Vi, nos vamos a las cabañas.-apuntó el panfleto que había colgado en la pared del aula.

-¡Mierda!-grité frustrada. Lo había olvidado por completo.

Miré que todos me estaban mirando, incluidos el profesor que había llegado hacía unos pocos segundos.

-Señorita Allen, debe tener cuidado con su lenguaje.-dijo-Pero lo dejaré pasar por esta vez.

Sonreí nerviosa y asentí.

-No tengo nada listo.-susurré en dirección a Nate.-Y cuando me refiero a nada, significa... ¡NADA!

Nate rió.

-Tranquila, en cuanto salgamos de clases, iremos a tu casa y te ayudaré a hacer el bolso.

-Gracias, gracias, gracias.-besé su mejilla.

Las mejillas de mi compañero se enrojecieron. ¡Qué ganas tenía yo de besarlo! ¡Se veía adorable!

Horas después, en cuanto estábamos a punto de entrar a mi casa, mi madre nos detuvo. ¿A caso es un espía? Tal vez me estaba esperando.

-Violet, estoy harta de que...-comenzó a regañarme, pero en cuanto vio a Nate, se calló.-Nate, bienvenida una vez más.

-Gracias, señora Allen.

-Hablaremos después, Violet.-me apuntó.-Les llevaré un poco de té.

Asentimos al mismo tiempo para luego subir rápidamente las escaleras.

Al llegar a mi cuarto, me lancé a mi cama mientras escuchaba como Nate cerraba la puerta. Por mi lado, cerré mis ojos y suspiraba.  Un peso se hizo presente en el otro lado de la cama. Apoyé mi cabeza en su pecho. Nate comenzó a acariciar mi brazo con suavidad, gesto que me daba demasiada tranquilidad y relajación. Pronto comencé a dormirme.

Desperté cuando sentí unos labios posarse sobre los míos. Sonreí de inmediato.

-Hora de despertarse, dormilona.-lo escuché susurrar.

-No quiero, tengo sueño.

-Son las once.-abrí los ojos como platos.

-¡¿Qué?! ¡Nate!-exclamé, me incorporé de inmediato pero vi luz clara.-¡Hey!

Nate estaba riendo como loco, golpeé su brazo con suavidad. Tallé mis ojos con lentitud, tenía demasiada flojera.

-Lo siento, era la única forma de que lograras despertar. En realidad, son las cinco. Dormiste dos horas, nena.-acarició mi cabello.-Ahora, haré tu bolso.

Fruncí el ceño divertida.

-¿Harás?

-Sip. Estás con sueño y no quiero que termines usando un disfraz en vez de ropa.-reí. En parte tenía razón, pero no era necesario que me preparara mis atuendos.

-De acuerdo, no me dejarás en paz si te digo que no.

Nate se levantó y me cubrió con una manta verde la cual he tenido desde pequeña. Se dirigió a mi armario y comenzó a ver todo.

-De acuerdo, primero, ¿Qué quieres sacar?

-Camisetas.

Nate comenzó a sacar varias, algunas con ciervos, pájaros y diseños varios. Luego continuamos con jeans, shorts y faldas. Seguimos hasta tener casi todo listo, faltaba una cosa que no lograba recordar...

-¿Qué más?

-Yo sé que falta.-dijo Nate.-Pero te dará vergüenza.

-¿Qué es?

Nate levantó ambas manos en el aire.

-De acuerdo, ¡Nate Archer verá las braguitas de Violet Allen!-exclamó mientras comenzaba a abrir todos los cajones que poseía.

Abrí los ojos como si fueran dos huevos fritos mientras daba brinco saltaba sobre su espalda.

-¡No!

Desgraciadamente, lo abrió. Abrió el jodido cajón. ¡Maldición!

-¡Vaya!-gritó. Traté de arrebatarle las que cogió.-Calvin Klein... Costoso.

-¡Nate, basta!-reí.

-Por aquí veo encaje, señores... ¡Bragas de encaje! ¡Te vas al infierno, pecadora!

Mientras intentaba guardarlas en su lugar, no podía respirar de todo lo que reía. Justo cuando las logré agarrar, Nate me cogió en brazos y me comenzó a dar vueltas en el aire. Ay.

-Me voy a marear, ¡y todo será tu culpa!

Me lanzó sobre la cama, haciéndome cosquillas. Cuando me logré defender, Nate hizo un alto al fuego.

-¿Quieres ir por café a Starbucks?

-Vamos.

Nos levantamos y nos abrigamos. Emprendimos nuestro camino mientras nos agarrabamos nuestras manos, la mía fría y la de él dándome calor.

Este hombre me va a matar.

Who Says; Shawn MendesWhere stories live. Discover now