Capítulo 38

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Siento como las pequeñas olas chocan con las puntas de mis dedos de los pies. Shawn está a mi lado. Nadie dice nada. Abracé mis piernas como podía e inhalé el delicioso aire de la playa de Santa Monica.

-¿Por qué lo hiciste?

Mi voz suena algo apagada. Y bueno, me siento así. Es de noche lo único que logra alumbrar, es la luz de la luna.

-Porque pensé que podría acercarme a ti.

-No me refiero a eso.-lo corté.-Sino a que... ¿Por qué siempre me mientes?

-La respuesta sigue siendo la misma, Allen. Quiero estar presente en tu vida, aunque no lo quieras. Yo no lo quiero. Mi mente siempre me dice, Shawn, debes seguir adelante y dejar a Violet vivir su vida. Pero mi corazón me dice lo contrario. Que siempre debo estar ahí.

Miré el mar con dedicación y suspiré. Shawn, cuando quería, podía ser demasiado tierno. Sus palabras me habían llegado profundamente, pero el daño estaba hecho. Me había mentido una vez más.

-Quiero creerte. Pero se me es difícil confiar en ti.

Se levantó y cogió ambas manos.

-Hazlo. Por favor. Confía en mí.

-Te estás mojando...

-Eso no me importa. Quiero que confíes en mi, Violet.

-¿Por qué debería? Dame una buena razón, Shawn. Dime porqué.-solté una lágrima.-Anda.

-Porque te amo, Violet. Sé que hemos sido una pareja por mucho tiempo y que muchas cosas han pasado. Esta es mi oportunidad de demostrarte que he cambiado. Que ya no soy el mismo. Cambié por ti, Violet. Porque quiero estar contigo y sé que nunca seré capaz de superarte, porque no hay nadie como tú.

Sollocé. Era mis momento de pensar.

Hace casi cinco años comenzamos una relación, y seis desde que nos conocimos. Mi vida a los trece años cambió por completo con Shawn. Los primeros dos años fue casi todo perfecto. Todo cambió cuando cumplí quince. Las agresiones verbales salieron a flote, así como mi temor. No podía salir de aquella red tan fácilmente y cuando por fin lo logré, me sentí en paz y feliz por primera vez en años. Ahora tenía dieciocho, estaba en la Universidad con el corazón roto y era mucho más madura. Supongo que el dicho es real... Lo que no te mata, te hace más fuerte. Y tengo que sacar de mi vida todas las armas peligrosas.

Era día de limpieza.

-Shawn...-susurré.-No puedes hacer que las personas te amen...

-Pero podemos intentar. Te lo ruego, Violet. Te amo, te adoro, te admiro, ¡eres todo para mí!

-No. No. No.-negué mientras lloraba.-No funcionará y ambos lo sabemos. Por eso te pediré que me lleves al campus y te vayas a tu hotel.

-¡No, por favor!-sollozó.

Me levanté y caminé con algo de dificultad hacia el coche, la arena estaba tibia. Tenía mis zapatillas en mano, pero éstas cayeron al suelo cuando Shawn me cogió del antebrazo y se arrodilló.

-Shawn, basta. ¡Entiende, por favor!

-Sólo te pido una oportunidad.

-Así fue como todo comenzó...-limpié mis lágrimas y sorbí mi nariz.-Te di una, te di diez, te di veinte... Pero ya me cansé. Ya es suficiente. No voy a estar esperándote toda la vida, Shawn. Ve, busca a otras chicas. Hay millones que quieren estar contigo.

-Pero...

-Consigue tu carrera musical. Yo ya estoy viendo mi futuro y no puedo dejar todo por una relación. Por eso no estoy con Nate, y aunque me costó al principio, hoy entiendo porqué él decidió terminar conmigo. Porque prefirió lo que era mejor para mí, a estar conmigo. Tú deberías hacer lo mismo.

Me subí al coche sin derramar una sola lágrima más. Llegamos a la entrada del campus en cuestión de quince minutos. Miré al chico en el volante, tenía su nariz roja y en sus mejillas podía ver las lágrimas secas y el rastro que dejaron.

-Shawn, lo lamento. Pero es hora de que tenga un tiempo para mi. No más chicos. Solo estudio.

-Si eso deseas, Vi...-me miró y asintió.-Está bien. Sólo promete que me recordarás.

-Sería difícil no hacerlo.

Reí y le di un fuerte abrazo. Esta vez no diría nada sobre olvidar a Shawn y que dejaría mis recuerdos en aquel coche, ya que cada vez que lo hacía, nuestros caminos volvían a cruzarse. Esa no era mi intención ahora.

-Todo estará bien, Shawn. Te lo prometo.

-Nos vemos.

Sonreí bajando del auto. Miré la hora en mi telefono, eran cinco minutos pasadas las diez. Nate debía estarme esperando. Así que corrí hasta mi habitación y prendí la laptop. No me había dado cuenta de que esta sería la parte más difícil de este día.

Presioné la opción de videollamda. Nate contestó unos pocos segundos después, pero antes, para liberar algo de tensión, comencé a bailar la música de espera de Skype. Me encantaba.

-Hey.-saludó.

-Hola, Nate.

-Wow, me esperaba algo más efusivo. Lo que significa, que no estás bien. Así qué,  cuéntame, ¿qué te ocurre? ¿Para qué querías hablar?

Suspiré. Aquí venía...

-Nate, esto no es fácil decirlo o si quiera pensarlo...

-Oh, Dios. ¿Estás embarazada? ¿Seré tío?

Nate, serías el padre. No he tenido sexo en seis meses y eres el último con el que estuve.

-¡¿Qué?! ¡No!-negué.-Nada de eso. Es sólo que... Quiero hablar de mis sentimientos.

-Claro. Adelante.

-Mira... Cuando recién me vine a California, no podía entender porqué habíamos terminado. Me tomó tiempo comprenderlo. Y no me había dado cuenta de lo triste y molesta que estaba por ello.

-Vi, yo...

-Déjame terminar, por favor.-suspiré.-Lo peor no era que terminamos, sino que seguíamos actuando como si siguieramos juntos, Nate. No quiero seguir en lo mismo. No quiero continuar con ese sentimiento de tristeza en mi corazón. Porque te amo. Te amo demasiado, eso es lo que más duele. Y estar a miles de kilómetros separados ayuda. Porque significa que no te podré ver... Y lo digo con el dolor de mi alma, si fuera por mi, despertaría cada día contigo a mi lado. Te extraño, Archer. Te extraño demasiado. Pero esto no puede seguir así. Ya no somos nada.

Nate estaba perplejo. Había dicho miles de cosas en cuestión de segundos, y eran difíciles de asimilar. Mis lágrimas habían aparecido cuando iba al principio de mi pequeño discurso.

-Violet... Fue difícil para mí, también. No sabes cuánto te extraño, joder.-sollozó junto a mi.-Mierda. Eres la única chica en la que he podido confiar plenamente. Eras y eres todo por mi. Pero te tenía que dejar ir.

-Lo sé y lo agradezco demasiado, Nate. Pero simplemente quiero olvidarme de todo. No quiero llorar más. No logramos nada con eso.

-Creo que lo mejor es... Darnos un tiempo para lidiar con la ruptura. Al fin y al cabo, estábamos posponiendo lo inevitable.

-Tienes razón... Y sólo para aclararte...

-Dime.-secó sus lágrimas.

-Siempre serás el mejor de todos, Nathaniel Archer.

Sonrió levemente.

-¿El mejor?

-El mejor por lejos.

Y muy dentro de mi corazón, supe que eso era verdad, y que siempre lo sería.

Adiós, Nate. Adiós, Shawn.

Who Says; Shawn MendesWhere stories live. Discover now