Capítulo 14

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-¡Violet, CORRE!- escuché el grito de toda la clase.

Todos estaban dentro del bus que nos llevaría a nuestro destino de retiro escolar. Estaban partiendo, pero tuve que ir al baño por una emergencia. Al parecer, me demoré demasiado. Así que tomé mis bolsos y corrí, el conductor me miró riendo y me abrió la puerta,  le agradecí mientras guardaba mis pertenencias en la parte de arriba del bus y buscaba a Nate con mi mirada.

-Menos mal que lleg...

-¡Ahí viene Shawn!

Miré por la ventana algo asustada, no pensaba que él vendría. Aunque no debería preocuparme, estaré con Nate y... dejé todos mis recuerdos de Mendes en su habitación luego de esa noche. Tomé asiento mientras escuchaba como Shawn saludaba a todos. Se sentó atrás nuestro, puesto a que era el único asiento libre que quedaba. Mi acompañante se acercó a mi oído.

-Tranquila, no pasará nada.

-Lo sé. Gracias.

Saqué de mi bolsillo mi celular junto con mis audífonos. Mi respiración aún estaba un poco acelerada de haber corrido, así que escuchar a Daughter me tranquilizaría un poco. Coloqué ambos auriculares en las respectivas orejas y le puse play a No Care. El viaje duraba una hora y media, así que tendríamos para un largo rato.

-Violet.- sentí a Nate llamarme, lo miré mientras sacaba el audífono derecho. Me tendió una bolsa de Skittles.-¿Quieres?

-Ay, ¡amo los Skittles!- exclamé feliz mientras sacaba unos cuantos. Comencé a comerlos en silencio mientras ponía atención en el camino, luego en Nate.

-¿Quieres, Shawn?-le preguntó mientras se volteaba. Mi respiración se aceleró nuevamente, ¿Qué estaba sucediendo?

-Um...-no escuché nada, pero luego sentí la bolsa crujir levemente así que supuse que Shawn había asentido.-Gracias, viejo.

-No hay problema.

Sonreí levemente. La tensión se estaba alivianando, o eso creía.

Luego de media hora, una faltando para llegar, paramos en un Seven Eleven. El maestro que nos acompañaba se levantó en frente a todos.

-Chicos, si desean comprar algo, tienen diez minutos.

Busqué entre mi bolso mi billetera, pero no la encontraba. ¡Diablos! Luego me acordé que la encondí en la parte inferior de mi bolso para que no me fueran a robar. Soy una estúpida.

-¿Quieres algo, Vi? Iré a comprar un jugo y un sándwich.

Asentí algo avergonzada.

-Sí, pero no encuentro mi billetera. ¿Te lo puedo pagar después cuando lleguemos?- sonreí algo nerviosa.

Nate negó con una sonrisa asomada en sus labios y me besó la mejilla con delicadeza.

-No te preocupes, yo invito...-traté de rechistar, pero él me interrumpió mientras se levantaba.- Yo invito.

-De acuerdo, de acuerdo.-levanté ambas manos en señal de inocencia.-Quiero una botella de agua gasificada y... Mmm... Un muffin con chips de chocolate.

Me callé de inmediato al darme cuenta de lo que había pedido, Nate se había ido a comprar pero yo estaba estática. Recordé una tarde donde Shawn me había compuesto una canción sobre su odio a los tomates y su amor a los muffins. Aquellos días...

Miré el paisaje que teníamos. Una gasolinera en el medio de la nada. Aunque la naturaleza me cautiva en su propia manera. El sonido de las hojas de los árboles chocar con otras me relajaba mas que la música propia, me daba serenidad.

-I hate tomatoes, I love muffins.-escuché a Shawn cantar atrás mío. Me di vuelta y lo miré. Tenía una suave sonrisa dibujada en sus labios.-Lo siento, me acordé de eso.

- Lo sé, yo también lo hice.-reí para luego volver a estar en la misma posición que antes.

En cuanto a la carta, todavía no me había decidido si abrirla y leerla. Corría bastantes riesgos, no graves, pero si mentales. Podría perder todo mi proceso de superación en cuestión de minutos, y era no era la idea. Así que la guardé en una pequeña caja debajo de mi cama. Estaba en una verdadera batalla psicológica.

-Aquí tienes, Vi.

Miré hacia arriba y vi a Nate con mi pedido entre sus manos y que me lo estaba entregando. ¿Tan sumida en mis pensamientos estaba que ni me di cuenta de cuando él llegó?

-Muchas gracias. ¿Cuál fue el total?-Le dediqué una sonrisa mientras lo tomaba.

-Ya te dije que no pagarías nada, nena.-acarició mi cabello mientras tomaba asiento a mi lado derecho.

Habíamos decidido que de ida, él iría en la ventana. Mientras que para el viaje de vuelta, me tocaría a mí.

-Maldición, Nate.-reí mientras golpeaba suavemente su brazo.-No es justo.

-Pues para mí si lo es.

Tomé la botella de agua y giré la tapa azul. El agua, al tener tanto gas, comenzó a subir, dejándo mis jeans mojados.

-Mierda.

Comencé a tratar de secarme, pero no tenía ningún pañuelo desechable o alguna toalla.

-Cuidado con el lenguaje, señorita Allen.-sentí el regaño del profesor. Rodé los ojos.

-Lo sé, maestro Duvall, lo siento mucho.

Sentí que alguien me tocaba el hombro por el costado izquierdo. Me volteé de mala gana mientras escuchaba como el profesor anunciaba nuestra partida nuevamente.

-Toma, Violet.

Miré a Shawn, me tendió un preciado pañuelo. Que Beyoncé lo bendiga.

-Muchas gracias.

Comencé a secar mis jeans lo mas rápido que pude mientras sentía como el bus se movía nuevamente.

-¿Estás mejor?-sentí la dulce voz de Nate a mi lado, sonreí levemente mientras asentía.

Casi una hora después, nos encontrábamos tomando nuestras cosas y bajando del autobús. El lugar era precioso, puesto a que estábamos en invierno, el lago que había estaba completamente congelado. Los árboles tenían escarcha de nieve lo cual les daba un aspecto muy místico y... romántico. Era hermoso.

-Wow...-susurré asombrada.

-¿Cierto?-respondió mi compañero de cabaña.

Fuimos hasta recepción donde nos entregaron las llaves y designaron los números de nuestro lugar de hospedaje. A Nate y a mí nos tocó la cabaña número dieciséis. Así que tomamos nuestras bolsos y emprendimos nuestro camino hacia la famosa estadía.

Al llegar, notamos que nos tocó en el segundo bloque. Se dividían quince cabañas por bloque, y nos tocó el B. Una vez que entramos, el calor nos impactó. Habían dos camas y al medio una hermosa chimenea prendida. Me sentí acogida de inmediato, era impresionante.

-¿Quieres ir a patinar?

Miré confundida a Nate, ¿patinar?

-¿Cómo?

-En la recepción me dijeron que podíamos ir, sólo debíamos solicitar los patines...-explicó. Comencé a aplaudir feliz.

Iría a patinar con Nate... ¿Qué malo podría pasar?

Who Says; Shawn MendesOnde histórias criam vida. Descubra agora