Capitulo 8

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“Llego en 5 minutos. Por tu bien espero encontrarte fuera.”

Leí el mensaje y mis ganas de seguir envuelta en las cobijas crecieron. Mi móvil volvió a sonar.

“Estoy armado: traigo a Dinah con nosotros, no intentes inventar excusas”

¡Mierda!

Ellos sabían que si Dinah aceptaba salir, yo no tenía más remedio que ceder. De mala gana me levanté, coloqué una camiseta, una chaqueta, mis botas y arreglé mi cabello. Baje en el tiempo límite y ellos ya esperaban por mí.

-Solo quería dormir.- comenté entrando en el vehículo.

-Hola a ti también.- se burló Mathew.- y ya te lo hemos dicho, dormirás cuando nos hayamos ido.-

Si intentaba bromear, le salió peor de lo que esperaba.

Todos permanecimos en silencio.

-¿Qué celebramos?- pregunté. Había dos bolsas con licores, era claro que sería una fiesta.

-El reencuentro.- respondió Keana sonriendo. La miré y Miller hizo lo mismo, incluso Mathew la miró por el retrovisor.

-¿De qué va?- le pregunté.

-Alex vuelve.- respondió ella emocionada. Miller volteó los ojos y puedo jurar que Mathew hizo lo mismo.

-¿Quién es Alex?- preguntó Dinah.

-Alexander Mónaco. Un idiota.- dijo Miller con desdén.

-¿No te agrada?-

-Cada verano cuando viene de vacaciones intenta algo con Keana. Es un idiota.- repitió Miller.

-Y cada verano hace una fiesta anunciando su llegada. Arrogante.- comentó Mathew.

-¿Es allá a dónde vamos?-

-Keana nos obliga. Le debemos favores y ella sabe cómo cobrarlos.- dijo resignado.

-Vamos, chicos, dejen el drama. Las fiestas de Alex son las mejores.- interrumpió Keana.- Su mansión es increíble.-

-Tiene razón.- aceptó Mathew.- Es lo único bueno que tiene ese chico.- dijo con seriedad. Incluso parecía celoso de su hermana. Era adorable.

Esta vez tardamos alrededor de una hora en llegar. Su casa estaba ubicada a las afueras de la cuidad. Miré mi reloj. Eran alrededor de las 10 p.m.

El portón estaba abierto y Mathew simplemente entró. Fue increíble lo que vino a continuación.

La fachada de la mansión era iluminada por luces de colores. Había una cantidad increíble de autos estacionados en su jardín y había gente a reventar.

-¿De dónde conoces a Alexander?- le pregunté una vez que bajamos del auto y caminamos hacia la casa.

-Juega Polo. Es un gran jinete.-

¿Acaso todo el jodido mundo tiene amor por los caballos?

Volteé los ojos y me quede atrás para caminar con Miller y Mathew. Keana ilusionada no me parecía agradable.

Había chicos del Club y otros que nunca antes había visto. El barman servía shot gratis y supe de inmediato que esta sería una gran fiesta.

Keana nos recordó las reglas (como siempre) antes de irse en busca de Alexander. Miller y Mathew la siguieron. Dinah fue a la cocina por cervezas y yo a la barra por los tragos fuertes.

Abrirme paso entre la gente fue complicado pero en cuanto llegue una enorme sonrisa se apoderó de mi rostro.

Shots de todos los colores, sabores y tamaños.

¡Había encontrado el cielo!... de licores.

El Shot que bebía era “Mango Sex” y realmente lo estaba disfrutando hasta que una suave voz interrumpió mi diversión.

-El campeonato comenzó hace unos días y tú nunca llegaste.- comentó aparentando tristeza.

-Yo… -no tenía excusa para disculparme. Ella me envió la fecha y hora del campeonato pero lo ignoré.- Lo siento, yo…-

-Está bien, algo me decía que no irías.- dijo con una sonrisa mientras le pedía al barman un shot como el que yo bebía.

-Lo siento, en serio.-

-No te preocupes, Lauren.- interrumpió. Mierda sabía mi nombre y yo aún no recordaba el suyo.- en verdad me alegra volverte a ver.- dijo sonriendo. Conocía a la perfección ese tipo de sonrisa.- No sabía que conocías a Alex.-

-Yo no lo…-

-¡Kate!- dijo un chico asustándola por la espalda por lo que ella dio un brinco y derramo su bebida en mis pantalones. ¡Genial!

-Jackson ¿pero qué carajos?- preguntó molesta mientras me pasaba unas servilletas.

-Lo siento, no creí que esto sucedería.- se disculpó el chico. Parecía arrepentido.

-Está bien.- dije forzando una sonrisa. –Iré al tocador a limpiarme.- me levanté.

-Lauren, lo siento.- se disculpó la chica.

-No te preocupes, Kate.- al menos ahora sabía su nombre.- regreso al rato.-

Volví a abrirme paso entre la multitud y llegue al baño. Entré pero no cerré la puerta tras de mí. Tomé una toalla y la moje para luego pasarla sobre mis jeans. Dudo que el olor a licor salga de mi ropa.

El olor a vodka era tan claro.

-¿Acabas de llegar y ya causas un desastre?- preguntó Camila mirándome desde el lumbral de la puerta. Me sobresalté al mirarla ahí.

-Acabo de llegar y ya estas acosándome- dije volviendo la mirada a mis jeans.

-No te acoso.- respondió acercándose para mirar la mancha de mi pantalón. –Creí que el baño estaba libre.-

-Ya viste que no lo está. Puedes ir al baño del segundo piso, estoy segura de que esta casa tiene más de nueve baños. Búscalos.-

-De acuerdo.- dijo mirándome para luego caminar a la salida.- suerte con deshacerte del olor en tu ropa.-

-Espera, ¿puedes ayudarme con eso?- pregunté mirándola.

-Claro. Mis padres jamás se dan cuenta cuando he bebido.-

-¿Puedes ayudarme?- pregunté esperanzada.

-Por supuesto.- dijo acercándose.- Oh, espera… - se detuvo.- podría ayudarte pero creerás que te acoso y aún tengo nueve baños que buscar. Mejor suerte para la próxima- se dio la vuelta y volvió a caminar hacia la salida.

-¡Eres irritante!- grité exasperada.

-Lo sé.- dijo saliendo del lugar dejándome sola.

Estaba cansada de no tener control sobre ella.

Camila no hacía lo que yo le pedía y eso me frustraba.

Estaba acostumbrada a tener la razón  y a mandar sobre el resto pero con ella era imposible.

Hasta ahora.

Dejé la toalla sobre el lavamanos y la seguí.

Te deje ir (Camren)Where stories live. Discover now