Capitulo 44

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Esta vez las cosas se pusieron serias en el bar. Mi padre había insultado a un cliente, quien no esperó para darle una jodida paliza. Hugo había logrado separarlos y mi padre esperaba por mí en una de las sillas. Mi padre caminaba con un terrible dolor en su estómago y como pudimos, Lucy y yo lo sacamos del lugar.

-¿En qué líos te metiste ahora, Michael?- le dijo Lucy tomando la atención del adolorido hombre y evitando que se duerma.

-Ese tipo era una nena.- murmuró con esfuerzo mientras caminaba.

-Un día de estos, vas a matar a Lauren de la preocupación.-

-Amó a mi hija.- fue todo lo que dijo cuando salimos del bar. La luz del sol nos cegó un momento antes de mirar en dirección al auto.

-¿Camila?- pregunté confundida. Todo se volvió un completo silencio mientras miradas de asombro, sorpresa y desesperación empezaron a vagar entre nosotras.

Ella no debía estar aquí.

-Hija por favor.- interrumpió mi padre mientras intentaba abrir los ojos. - Déjame aquí, ¡yo invito la siguiente ronda!-

-¿Es tu papá?- la voz de Camila me hizo temblar. No sabía cómo iba a explicar esto y aun si algo inteligente hubiera cruzado por mi cabeza, mi padre se adelantó.

-¿Camila?- preguntó sorprendido, entrecerrando los ojos para tratar de reconocerla.- ¿Eres tú, hija?- y en cuestión de segundo su voz se quebró y su mirada volvió al suelo.- Lo siento tanto hija, debí estar ahí con ellos, te lo prometí.- y el llanto vino a continuación impidiendo que siguiera hablando.

¿Se lo prometió? ¿De que hablaba mi padre? Sabía que mi padre adoraba a Camila, pero jamás escuché de una promesa hecha. Tal vez…

Volví a la tierra para ver a Camila mirando fijamente a mi padre. Estaba confundida.

-Camz, por favor… déjame explicártelo…-

-Esto se acabó, Lauren.-

Mi corazón se detuvo al escuchar sus palabras y verla marchase en su auto.

-¿Qué sucedió, Dinah?- miré a mi amiga de inmediato.- ¿Qué hacía Camila aquí?-

-Ella… ella me recordó.- fue lo único que dijo en su momento de confusión.

No reparé en sus palabras y subí al auto de Lucy para volver a casa y dejar a mi padre en su cama. Intenté ir tras Camila pero Lucy me detuvo.

-Necesita tiempo.- dijo sujetando mi mano.- Deja que proceso todo esto y mañana vas con ella.-

Sabía que Camila tenía dudas respecto a mí, respecto a nuestra relación y respecto a ella.

Dejarla pensar no sonó tan descabellado en ese momento, aunque mi idea de darle su espacio duró poco. Al llegar la noche la llame tantas veces como me fue posible. Ella no aceptó mis llamadas y mis miedos empezaban a crecer. Estuve lista para tomar mis llaves y volver a su ventana, pero la llamada de Hugo, me detuvo y me mandó en otra dirección.

El problema de mi padre y su alcoholismo empezaba a rebasarme.

A la mañana siguiente, su buzón de llamadas empezó a cansarme. No podía ir a su casa y presentarme ante sus padres para preguntar por Camila. Eso solo representaba un único destino: la cárcel. Ya era mayor de edad y aunque a Camila le faltaban algunos meses para eso, bien podrían recurrir a alguna ridícula ley para finalizar mi relación con su hija. En algún momento el señor Cabello ya había tenido benevolencia conmigo. Dudo que ahora, lo vuelva a hacer.

Fui a casa de Normani para saber si ella podía comunicarse con mi novia.

-La he llamado hasta el cansancio.- dijo preocupada.- Ahora me envía a su buzón de voz de inmediato.-

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