Final 2/3

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Ingresamos a la clínica recibiendo ese peculiar olor a hospital. Lo odiaba tanto.

Nos acercamos a la recepción para informar nuestra visita.

-Pueden pasar.- informó Nicole. Asentí regalándole una sonrisa a la ya conocida enfermera.

-Quiero hacer pipí.- dijo Normani haciendo que la enfermera no pueda evitar reír. El resto de las chicas giró los ojos, incluyéndome.

-Siempre me haces lo mismo, Mani.- dijo Dinah con falso dramatismo al mismo tiempo que caminaban al baño.

-Iré con ellas. Por precaución.- sonreí.

La última vez que fueron juntas, Normani se quedó atrapada en el baño y Dinah en su afán de ayudarla terminó haciendo un desastre completo. Terminamos ocultando el dispensador de jabón líquido que rompieron antes de salir corriendo.

Vi que las tres chicas se alejaron y suspiré. Caminé hacia la habitación y me detuve frente a su puerta. No comprendía porque me resultaba difícil estar aquí, a pesar del tiempo era algo con lo que debía lidiar antes de poner una sonrisa en mi rostro.

Di tres suaves golpes a la puerta antes de escuchar su voz dándome el acceso para ingresar.

-Hola.- sonreí sincera. Ver su rostro era todo lo que necesitaba para olvidar mis miedos.

-Lauren.- sonrió de vuelta antes de abrazarme.

Necesitaba tanto esto.

-Te extrañé.-

-También yo.- murmuró una vez que se alejó.- ¿Cómo estuvo tu viaje?-

-Largo.- solté al recordar las 8 horas de vuelo. Tomamos asiento en su cama.- ¿Cómo estás?-

-Mejor ahora que estas aquí.- sonreí.

-Lamento no poder venir más seguido. Las clases se pusieron intensas y yo...-

-Lo sé.- cortó sin rastro de enojo en su mirada. -Sé que lo intentas.-

-Leí tu mensaje sobre dejar la clínica. ¿Es lo que realmente quieres?-

-Si.- dijo sincero.- Estoy cansado de estar aquí.-

-También lo estaría si fuera tu.- interrumpió una voz desde el umbral de la puerta. Ambos volvimos la mirada a la chica que nos observaba.

Una sonrisa involuntaria se apoderó de mi rostro en cuanto la vi.

-Hola, Michael.- se acercó para dejar un beso en su frente. Mi padre no dudo en demostrar su emoción al verla. Respecto a mí, se dedicó a regalarme una corta sonrisa. Podía sentirla forzada.

Suspiré por lo que había acusado.

-¿Recibiste las tarjetas que te envié?- le preguntó feliz.

-Sinceramente, si decides dejar el mundo empresarial, las tarjetas decorativas podrían ser tu segunda pasión.-

Sabía que era una de las actividades en la clínica. Debía mantenerse entretenido como medio para la rehabilitación.

-Aún tengo un imperio que reconstruir.- murmuró refiriéndose a la empresa que ahora estaba de vuelta bajo su cargo.- Quizá como pasatiempo.-

Podía sentir sus ganas de volver al mundo y empezar de nuevo. Creo que ya es tiempo de que lo haga.

-¿Seguirás con eso?- preguntó Normani entrando a la habitación.- Te dije que debíamos llevarnos el dispensador pero no me hiciste caso.-

-Debieron hacerlo.- habló mi padre uniéndose a la conversación.- de todas formas las iban a vetar de esa tienda.- todos rieron. Bueno, Dinah y Mani no.

-Mila.- saludaron las chicas cuando notaron la presencia de la pequeña. Su abrazo no fue tan emotivo, Camila había vuelto a Miami hace dos días. Había pasado tiempo con Ally y Dinah aunque fue al aeropuerto por Normani y la dejo en el departamento antes de que yo llegara.

-Ahora que están todas, quiero que me digan cómo va su vida.- habló papá realmente interesado.

Todas las chicas empezaron a contarle cosas de la Universidad, sus trabajos e incluso su vida amorosa. Sabía que ellas adoraban venir porque mi papá se volvía en su psicólogo e incluso su consejero amoroso.

Estuvimos con él alrededor de dos horas hasta que Nicole nos informó que la hora de visita había terminado. Podía ver en el rostro de mis amigas que no querían irse. Papá era un hombre increíblemente paciente y sincero. Soportar a mis amigas no era tarea fácil pero sé que adoraba sus visitas.

A regañadientes tuvimos que despedirnos y al ser la última en hacerlo, nos quedamos solos en su habitación.

-Me encargaré de agilitar los trámites para tu salida.- hable en medio de un abrazo. Llevaba 8 meses sobrio. Confiaba en que él realmente terminara con su vicio, aun si salía de aquí.

-Te lo agradecería, hija.- me miró un momento sin decir nada. Parecía tratar de descifrar algo. -¿Estás bien?-

-¿A qué te refieres?-

-Vamos, Lolo.- habló mi padre sonriendo.- Te conozco tan bien como para saber que algo sucede, o mejor dicho, que ese algo tiene nombre y apellido.- suspiré.- ¿Qué está sucediendo?-

-Las cosas entre Camila y yo...-

-No, por favor.- me cortó de inmediato borrando su sonrisa.- No me digas que terminaran porque amo a esa chica y yo no soportaría si ustedes vuelven a separarse.-

Decir que papá adoraba a Camila era quedarse corto.

-No, papá.- corté sus palabras.- Es solo que yo...-

-Fuiste infiel.- mi papá volvió a interrumpirme.- Ahora entiendo porque Camila lucía tan triste.- su semblante cambió de inmediato. Lucía serio y molesto a la vez.- ¿Acaso fue ese el ejemplo que yo te di?-

-Papá...-

-Se terminó la hora de visita, Lauren.- interrumpió Nicole con intenciones de sacarme de la habitación. Negociar con ella era imposible, ya lo había intentado.

-Vendré mañana y te lo contaré.- dije para salir corriendo del lugar.

Era eso o no salir hasta contarle todo. Quedarme solo significaría problemas con Nicole y nadie quería problemas con ella.

Al salir y caminar hacia el auto noté la ausencia de Camila.

Me sentí una completa idiota por dejar que ella se fuera y no correr a buscarla.

-Dijo que se quedaría en casa de sus padres.- habló Ally posiblemente entendiendo mi sufrimiento.

Asentí antes de entrar al auto.

Camila necesitaba pasar tiempo con sus padres. Hace apenas unos meses que volvió a hablar con ellos.

Para Camila fue difícil perdonarlos pero los extrañaba demasiado como para dejar que el rencor los mantenga alejados. Extrañaba a Sofí de una manera incalculable.

Volvimos al departamento de Ally y Taylor esperaba por nosotras.

-Papá está a punto de venir a buscarte para darte aquellos golpes que nunca te dio de niña.- habló haciendo reír a mis amigas.- Dice que te desheredará si dejas a Camila.- terminó de leer su mensaje.

No quería ver mi móvil. Estaba segura de que me envió unos cuantos mensajes amenazadores.

-Creo que papá sería capaz de quitarme el apellido.- murmuré ingresando al departamento para buscar las cosas que necesitábamos.

-No tendría problema si Camila se convierte en mi nueva hermana.-

-Sé que siempre puedo contar contigo.- le dije en el tono más sarcástico posible. Ella estalló en risas.

-Para las que sea, Lolo.- terminó recogiendo las últimas cosas antes de salir del apartamento y volver al auto junto a las chicas.

Ella era un dolor de cabeza pero necesaria para lo que haría.

Aguantar su terrible sentido del humor a cambio de una recompensa mayor.

Lo valía.

Te deje ir (Camren)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن