Capitulo 38

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Trabajaba en la cafetería de los padres de Ally para conseguir algo de dinero para mis estudios.

Mentiría si dijera que resultó fácil al principio y más cuando en realidad no sabía hacer nada. Terminé aprendiendo junto a Dinah y me gustaba mucho pasar tiempo con ellas. En raras ocasiones ayudaba a Ally con el servicio de Catering de su madre; en  realidad ella tenia a un personal capacitado que trabajaba en los eventos pero a veces, ocurrían imprevistos en los que Dinah y yo no dudábamos en ayudar.

-Vamos, Laur...- llamó mi atención.- debemos repartir los bocaditos. – asentí con la cabeza. Conocía el itinerario en los eventos. Caminé tras de ella pero de repente la presencia de la pequeña me detuvo en seco.

Ella estaba ahí, caminando entre la gente cuando encontró mi mirada.
Me miró sorprendida y creo que yo también lo estaba.

Tal vez no debía sorprenderme tanto, su vida giraba en torno a eventos y reuniones importantes pero eso no fue lo que me sorprendió. Ella no estaba sola, su acompañante era su jodido ex novio Aarón.

Sonreí con incredulidad al verlo intentando llamar la atención de la pequeña. Sonreí porque la atención de Camila estaba sobre mí.

Él se puso justo en medio cortando nuestras miradas y fue el momento exacto que utilicé para volver a la cocina.

-¿En dónde estabas?- me preguntó Dinah en cuanto me vio.- debemos llevar los...-

-No me siento bien.- la corté con una mentira.- ¿Puedo salir unos minutos por algo de aire?- en realidad no quería que sonara a pregunta. Ella me miró confundida.

-Sí, claro.- se acercó a mí para poner una mano en mi frente. Parecía preocupada y me arrepentí por mentirle pero sentía que era lo correcto. Salí de la cocina y en lugar de ir a la parte trasera del establecimiento, fui directo al tocador. Estaba vacío y una parte de mí esperaba que ella viniera.

Recordaba lo mucho que ella odiaba los eventos y rogaba porque eso no hubiera cambiado. Me sentía nerviosa y en realidad no sabía qué hacer. Empecé a caminar por todo el lugar y para tratar de distraerme empecé a lavarme las manos. Fue ahí cuando la vi entrar.

-No creo que el personal deba utilizar estos baños.- habló llamando mi atención. La miré a través del espejo antes de contestar.

-¿Me delataras?- pregunté con una sonrisa confiada.

-Podría hacerlo.- contestó arrogante. Sonreí.

Seguía siendo tan arrogante como la primera vez que nos conocimos.

Luego  de unas palabras, retos y miradas desafiantes, ella me dejó sacarla del lugar. Sabía exactamente a donde quería llevarla y eso hice.

Manejé alrededor de una hora antes de llegar a donde deseaba. Obviamente no llegaría en tacones por lo que le di mi ropa y esperé fuera del auto mientras ella se cambiaba. Deseé con mi vida girar y mirarla pero me obligué a no hacerlo. Cuando salió del auto, sonreí y a la vez un millón de recuerdos volvieron a mi cabeza. Amaba cuando utilizaba mi ropa. Me obligué a salir de mis recuerdos para ajustar sus botas.

Tomé una linterna de la guantera y caminamos hasta el parque de diversiones que mi padre construyó. Estaba cerrado y resguardado bajo una malla de alambre.

Cuando el accidente ocurrió mi padre lo mandó a cerrar y prohibió su entrada. Claro, había encontrado la manera de romper sus reglas y venir cuando necesitaba pensar.

Camila parecía insegura de hacerlo pero terminó cediendo y caminando detrás de mí. Encontré la fuente de energía que dio vida al lugar.

Tenía un motivo para haberla llevado hasta ahí y era hacer que me recuerde. Sabía que una parte de ella lo hacía. Podía notarlo en la manera en cómo me miraba y trataba de recordar en donde nos habíamos visto.

Quería que ella me recordara por su cuenta.

Al subir al tío vivo, estuve a punto de besarla pero la oportuna presencia de Richard nos interrumpió, llamando posiblemente al inepto de Adam para atraparnos.

Cuando el negocio familiar fue en declive, mi padre decidió vender su hotel para salvar la compañía. Richard siempre fue su hombre de confianza y un viejo amigo. No permitió que fuera a la calle por lo que, sin dudarlo le dio un trabajo en la casa de campo. Su trabajo era cuidar del lugar y claro, a mí cada vez que me encontraba en el sitio prohibido por mi padre.

Me reconoció mientras intentaba escapar y sin querer que nos atrape o llame a la policía, lo miré para confirmar sus sospechas y hacer que se detenga. Lo hizo, haciendo que Adam también se detenga y pueda escapar.

No era la primea ves que escapaba. Algunas veces me quedaba para hablar con él, otras simplemente me iba para que no notara las lágrimas en mi rostro.

Pocos días pasaron antes de tener a las chicas nuevamente en la cafetería. Al principio creí que era un mal chiste pero por la mirada de Normani podía adivinar sus intenciones.

Buscaban venganza.

En realidad no creía que seguirían con el juego. Normani parecía amar a su auto de circo pero aquí estaban, torturando a Dinah hasta el cansancio. Quise ayudarla pero las mesas que debía atender estaban llenas y no fue hasta que mis clientes terminaron que pude ir con ella.

Supongo que eso solo animo su juego porque todo su equipo de softball apareció y empezó el alboroto. Los tipos pedían cosas ridículas, incluso Dinah cambió un vaso de agua como unas 4 veces porque no tenía sabor.

Podía ver que se divertían. Podía ver la enorme sonrisa de Camila por lo que evité mandarlos al carajo e hice lo que esos idiotas pedían.

Al cerrar, lo único que quería era ir a casa. Había sido un largo día y en especial, las sesiones con mi terapeuta siempre me dejaban más pensativa y un poco desanimada.

Iba al psicólogo hace 1 año. Mi tía lo vio conveniente después de todo lo sucedido. A mí me daba igual. Al principio me negué pero al notar la preocupación de mi tía, terminé cediendo. Ella me envió con la mejor psicóloga de la cuidad, que para suerte mía, era la madre de Normani. Las sesiones lo pagaba con su dinero, lo que me hizo imposible dejar de ir y decepcionarla.

Solía encontrar a Normani y le insistía por información de Camila, ella me decía cuanto podía -o eso quise creer- hasta que un día ella fue alejándose y se negaba a decirme como estaba. Dijo que Camila no iba a recordar y que resulta inútil seguir hablando de ella. Le suplique que no lo hiciera. Que no me dejara sin saber lo poco que ella me daba. Pero no le importó. Se negó a seguir hablando y  estaba segura de que me ocultaba muchas más cosas de las que prefería mantenerme lejos.

Empecé a odiarla y lo demostraba con los comentarios hirientes que le daba en cada encuentro en el consultorio. Al principio ella se negó a responder de la misma manera y solo me miraba en silencio pero luego se volvió nuestro juego y la manera preferida de romper la tranquilidad de la otra.

Fue mi manera de desquitarme hasta que su madre le pidió que dejara de ir, por la seguridad de ambas.

Desde aquel entonces había perdido de vista el paradero de mi examiga y por ende de Camila. Había pasado 10 meses sin saber absolutamente nada de ellas hasta el día del partido en mi instituto.

Ahora las tenía fuera de la cafetería siguiéndonos en el auto – circo de Normani. No tenía ganas de seguir discutiendo. Solo quería mi cama y dormir por varias horas.

Pude sentir la mirada de Camila sobre mí y parecía preocupada. Me obligué a sonreír y luego de molestar a Normani hice que se fueran.

Yo solo quería dormir.

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N/A: Volveré a subir el capitulo por los problemas que han tenido algunos lectores.
He tenido algunos inconvenientes en cargar los capitulo pero espero se pueda resolver.
De antemano, mil disculpas 😔❤

Te deje ir (Camren)Where stories live. Discover now